domingo, 25 de septiembre de 2011

Episodio CXXVI

UPDATE: Actualizo para decir que me ha tocado una entrada VIP para el GameFest que incluye los cuatro días (yo tenía mi entrada para el viernes que ahora tendré que revender xD) Así que es bastante probable que el episodio 127 no salga el 4 de Octubre sino el 11, de todas formas se intentará ^^

Título: The True Will
Tamaño: 6'5
Dedicado a: N/A


Episodio 


CXXVI
J
onyo y Shawn caminaban sumidos en un silencio incómodo. El caballero del rayo buscaba la manera de hacerle hablar para tratar de sonsacarle la verdad sobre Arturo, pero estaba en desventaja, no conocía a Shawn, no sabía por dónde entrarle ni por donde le podía salir él, y si levantaba la más mínima sospecha, se arriesgaba no sólo a perder el entrenamiento, también a perder la única posibilidad de conseguir averiguar la verdad. No tenía opción, debía conocer a su objetivo hasta encontrar una manera de llegar a la verdad, y el único modo posible en esa situación era entablar una conversación con él.

“¿En qué consiste mi entrenamiento?” preguntó para romper el hielo.

“Muy pronto lo verás” le contestó Shawn.

“¡Es bueno! ¡Sabe hacia dónde me dirijo y evita mis preguntas! – pensó, pero no se rindió e inmediatamente preguntó de nuevo – Ayer dijiste que vendría alguien para colaborar en mi entrenamiento, ¿de quién se trata?”

“Está en camino, aunque eso ahora mismo no importa. Su participación es para la segunda fase de tu entrenamiento, tenemos que completar la primera antes de que llegue, si no, no podrás continuar”.

“Pero aunque no he empezado esa primera fase, ya has llamado a quien sea, es decir que confías en mí y en que voy a superar esa primera fase, ¿me equivoco?”

Shawn no contestó. En su lugar se empezó a reír de forma descontrolada y a viva voz, descolocando totalmente al caballero del rayo, que no entendía nada de lo que estaba pasando.

Mientras tanto, Arturo vagaba por el desierto helado de su interior, cada vez más débil, caminando lentamente, tiritando, mojado, helado, cansado, pero todavía no derrotado, buscándose a sí mismo.

“¿Cuánto tiempo ha pasado ya…? – Se preguntaba en sus pensamientos – Llevo tanto tiempo dando vueltas por este lugar que he perdido la noción del tiempo… Ya casi no siento las piernas del frío, no soy capaz de producir fuego para calentarme, siento el viento tan fuerte que es capaz de frenarme, siento el agua tan dura que en vez de gotas parecen balas, y cuando los rayos caen cerca, la onda expansiva me tira al suelo y tardo otro rato en levantarme, ¿qué se supone que tengo que encontrar en este lugar?”

Al cabo de un rato divisó algo extraño a lo lejos. Estaba a tal distancia que tan sólo divisaba un punto negro en el horizonte, pero él sabía que era algo anormal. La ilusión de descubrir algo que le ayudara en su objetivo le hizo recuperar parte de sus fuerzas. Corrió lo más rápido que pudo hacia ese lugar, y el punto fue tomando forma. Primero se dividió en varios puntos, que después fueron tomando forma a medida que avanzaba. Sus fuerzas ya estaban menguadas, cada vez avanzaba a menor velocidad, y según se acercaba iba imaginando lo que había encontrado, hasta confirmar sus temores al llegar allí.

“Estos son…”

Ante sus ojos se encontraban los cuerpos del resto de caballeros, todos bocabajo, inmóviles, heridos, magullados, desarrapados, fríos, muertos. Estaban incluso Verónica e Isabel. Alrededor del cuerpo de Fidel había una mancha negra de ceniza en el suelo y todo su cuerpo estaba cubierto por la misma sustancia, pero no tenía ni una herida y estaba encorvado. Isabel tenía el cuello en una posición antinatural, tal como había muerto en la realidad, al igual que Verónica, que no presentaba signos de violencia, pero su piel estaba azulada y la expresión de su rostro denotaba un terrible dolor interno. Gabriel tenía severos y profundos cortes en su cuerpo, pero no eran limpios, más bien parecía que le habían desgarrado la carne al hacérselos. Reik sólo tenía una marca notable alrededor del cuello y Jonyo tenía golpes de todo tipo en toda la superficie de su cuerpo, como si se hubieran ensañado de forma especial con él.

“Ey, ¿estáis bien?”

Arturo estaba en estado de shock, y no se le ocurrió otra cosa más inteligente que decir. Le dio por comprobar por sí mismo el estado de sus compañeros y le dio la vuelta al cadáver de Reik, pero incluso él no pudo evitar echarse para atrás del susto cuando vio que tenía los ojos bastante sacados para afuera, los labios violáceos y la lengua colgando.

“Están muertos…”

Se acercó a Fidel y vio que tenía los ojos en blanco y las manos con signos de quemaduras. Luego intentó acercarse a Gabriel, pero el charco de sangre seca que había alrededor de su cadáver le sirvió como prueba para confirmar su estado.

“Todos muertos…”

Ya no se acercó a ninguno más. Se quedó unos segundos parado entre los cuerpos de sus compañeros, intentando tranquilizarse y pensar.

“Tengo que calmarme – respiró hondo – Todavía recuerdo lo que me dijo el espíritu del primer caballero del fuego… Este lugar está dentro de mí mismo… Refleja mis miedos y mis esperanzas… Lo que quiere decir, que esta imagen no es real, es tan sólo un reflejo de lo que pasará en el futuro si no consigo recuperar mis poderes. Pero ahora, ¡mis amigos no están muertos!” exclamó bien alto.

En ese mismo instante, los cuerpos de los caballeros desaparecieron y Arturo se vio de nuevo en medio de la nada.

“Mi propio inconsciente ha tratado de jugarme una mala pasada, y ha estado cerca de conseguirlo. Pero, si esos eran mis miedos, en algún lugar tiene que haber algo que represente mis deseos y mis esperanzas, puede que eso me ayude a recuperar mis poderes. Tengo que encontrarlo”.

En el exterior, Reik y Peter continuaban con su conversación.

“¿Entrenar? ¿Para qué iba a querer yo entrenar?”

Peter se hacía el loco y trataba de ocultar sus verdaderas intenciones, aunque no iba a conseguirlo.

“Mira… Ya tengo suficiente con estar en esta isla perdiendo el tiempo, como para que encima me lo hagas perder tú también. No me mientas, escuché la conversación que tuviste con Arturo”.

“¿Estabas escuchando? ¡¿No sabes que eso es de mala educación?!”

“Continuas haciéndome perder el tiempo”.

“Hmpf… – Entendió que no tenía sentido seguir ocultándolo – Bueno, y si fuera cierto, ¿eso qué cambia?”

“Que estás de suerte, voy a ayudarte a entrenar. En algo me tengo que entretener mientras todos estos terminan de hacer sus cosas”.

“¿Y no sería más lógico que buscásemos a Arturo? ¿O su cuerpo?”

“No digas tonterías. Si Arturo estuviese muerto de verdad, no habría venido a decírnoslo como si tal cosa. Ha tratado de reírse de nosotros, y si con los demás lo ha conseguido, pues que hagan lo que quieran, así están entretenidos ellos también, pero conmigo no cuela”.

“Tengas razón o no, ya hay gente buscándole, así que me despreocuparé. Vale, acepto encantado tu ayuda”.

“¿Tenías pensado algún objetivo en concreto o simplemente quieres volverte más fuerte?”

“Por supuesto que tengo un objetivo en concreto. Te cuento…”

Después de encontrar sus miedos, el caballero del fuego había continuado caminando dentro de sí mismo con la firme intención de hallar algo que le sirviera para conseguir aquello por lo que estaba allí.

Echó la cabeza para estornudar por el frío, y al volver la vista al frente encontró a Mesa frente a sus ojos. Tenía los ojos en blanco, sonreía y estaba levitando. Aparte de llevarse la sorpresa de encontrárselo de repente, Arturo no hizo nada más. Se quedó quieto, mirándole fijamente, sin mover un dedo. Mesa dio una voltereta hacia atrás en el aire y aprovechó el impulso para cargar contra el caballero, que continuó sin hacer nada.

“¡Ya basta!” exclamó en el momento en que Mesa iba a chocar contra él.

El cuerpo de Mesa le atravesó como si fuera un fantasma y después se desvaneció tan rápido como había aparecido.

“Como la teniente fue derrotada en nuestro primer encuentro en Petoria, no la consideramos una amenaza real, y al vencer al Capitán Lardo en Nexus, siga vivo o no, el único que queda con poder real es Mesa. Por eso sólo ha aparecido él. Buen truco, pero ya empiezo a entender cómo funciona esto. ¡No vas a poder conmigo!” gritó al cielo ennegrecido.

Cuando se quiso dar cuenta, estaba rodeado de viejos enemigos, todos con los ojos en blanco y una sonrisa malvada. Miss Jewel, Seagram, Dikna, Alá, Duckman, JesuCristo, Yolien, Wancho, Snape, incluso la versión poseída de Reik. No faltaba nadie.

“Muchas de estas personas ya no son mis enemigos, o lo eran porque estaban siendo manipulados en contra de su voluntad. Jugar con su recuerdo es algo que no voy a consentir”.

Continuó caminando, ignorándoles completamente. Atravesó a Miss Jewel, que se desvaneció al hacerlo, y después Reik poseído se cruzó en su camino, pero le espantó como si fuera una mosca y también se desvaneció. El resto fueron corriendo la misma suerte poco a poco. Algunos se abalanzaron contra él por detrás y desaparecieron al tocarle, y otros continuaron caminando a la vez que él hasta que se rindieron y dejaron de tener una razón para existir.

“No dejo de encontrarme con fantasmas, tanto del pasado como del futuro, pero todos tienen que ver con situaciones desagradables – meditaba el caballero – Miedo, odio, violencia… ¿Por qué no encuentro nada que me ayude a salir de aquí junto a mis poderes?”

>>“¿Qué es lo quieres realmente?” recordó las palabras del espíritu.

“¡Es cierto! Héctor me dijo que primero necesitaba encontrar la respuesta a esa pregunta… ¿Qué es lo que quiero realmente? Estuve hablando con Peter sobre eso esta mañana. Quiero recuperar mis poderes para terminar con esta guerra y poder vivir tranquilo. Pero la verdad es que, desde que estoy aquí dentro, ni siquiera lo he intentado. Este mundo está en mí, es mi mundo. Debería ser capaz de utilizar mis poderes aquí dentro, del mismo modo que he podido hacer desaparecer a los fantasmas. Es más, ¡también debería ser capaz de cambiar el clima y el relieve! ¡¡Debería ser capaz de cualquier cosa!!”

Se concentró. Deseó con todas sus fuerzas cambiar las cosas. Deseó recuperar sus poderes, Deseó que desapareciera el frío, la lluvia, el viento, el hielo y los rayos y la tierra árida, y que en su lugar apareciera el sol, el cielo, la naturaleza y la vida. Y deseó ver a Mesa y al Señor Oscuro derrotados para siempre. Cerró los ojos y apretó los puños con fuerza para ver cumplido su anhelo. Los abrió de nuevo esperando haber cambiado las cosas, pero se encontró con que todo seguía igual. Seguía haciendo frío, seguía lloviendo, seguía soplando el viento, seguían cayendo rayos, la tierra seguía helada y muerta. Y todo dentro del más absoluto silencio.

“¿No ha funcionado? ¿Por qué? Creía que se trataba de eso… Tampoco he recuperado mis poderes, ¿por qué?”

>>“¿Qué es lo quieres realmente?” volvió a recordar.

“¿Significa esto… que acaso… no es esto lo que quiero realmente?”

En ese preciso instante, llegaron a su cabeza palabras que él mismo había pronunciado.

>>“Esta es la primera vez que estamos todos juntos desde que dejamos Arcadia… -recordó su conversación con Peter – Primero se fue Reik, luego Fidel, y Jonyo estuvo a punto también una vez… Parecía que por donde pasaba, todo se separaba. Sin embargo, por culpa de mi situación, todos nos hemos vuelto a reunir.”

“No… No puede ser… – cayó de rodillas – Entonces, se trataba de eso… Que ciego he estado… Por eso no he recuperado mis poderes, porque yo… – golpeó varias veces la tierra helada con el puño – ¡Nunca he querido recuperarlos!”

El viento, la lluvia y los rayos cobraron más intensidad ante aquella declaración.

“Lo sabía… Sabía que si recuperaba mis poderes todos se separarían de nuevo… Fidel irá a por Mesa… Jonyo a por el Caballero Negro… Cada uno se irá por su lado… El único motivo que los retiene aquí soy yo… Lo que de verdad quiero es no tener que volver a perder a nadie más, pero si recupero mis poderes condenaré ese deseo, por eso no he podido recuperarlos…”

Los fantasmas de Miss Jewel y los demás volvieron a aparecer a su alrededor y fueron acercándose poco a poco. Arturo perdió las fuerzas que le quedaban y cayó tendido en el suelo.

“La vida me ha puesto en medio de una encrucijada de la que no puedo salir… Para recuperar mis fuerzas necesito lo que quiero realmente, pero lo que quiero realmente se esfumará si consigo mis poderes…”

El fantasma de Yolien sacó la sierra que llevaba a la espalda, el de Reik y el de JesuCristo sus espadas, el de Seagram una bomba y Miss Jewel su pintalabios. Esos cinco se adelantaron del grupo, rodearon al caballero del fuego y alzaron sus armas para atacar todos a la vez.

“Perdonadme, amigos. No lo he conseguido”.

Fidel estaba examinando la zona alrededor del volcán, cuando de pronto sintió algo extraño.

“¡¡!! – Se paró de repente en el aire – Me ha parecido sentir la energía de Arturo. Ha sido sólo durante un instante, pero estoy seguro de que era su energía. ¡Está vivo! ¡Y tiene que estar por aquí!”

Bajó a tierra hasta la cima de la montaña, donde estaba el cráter, y empezó a investigar la zona.

“¡¿Arturo?! – le llamó – ¡¿Estás por aquí?!”

No obtuvo respuesta, pero siguió rondando por ahí. Dio una vuelta alrededor del cráter mirando hacia la ladera de la montaña, creyendo que se podía haber quedado por el camino. Enseguida notó el incesante calor que desprendía el volcán y cualquiera en su situación habría salido de allí de inmediato, pero su resistencia innata le permitió continuar analizando la zona.

“No he podido equivocarme… – pensaba – Era su energía, sin duda”.

Fue entonces cuando se le ocurrió asomar la cabeza al interior del cráter. Pudo ver la lava al fondo, pero enseguida notó algo fuera de lo normal.

“He estado aquí muchas veces, pero nunca he podido ver la lava a simple vista. Siempre notaba un fuerte calor del interior, pero mi vista no alcanzaba a verla. Sin embargo, ahora no sólo la veo, sino que además no está en calma. Hay burbujas y lenguas de fuego constantes, y está empezando a subir. Parece que va a entrar en erupción, pero esto es muy repentino, la última vez que estuve aquí no había nada de esto, y no fue hace tanto. Ha tenido que ocurrir algo que ha hecho despertar al volcán… – Ahí fue cuando se dio cuenta – No será… ¡Arturo!”

Fidel se quedó mirando al interior del cráter, contemplando la posibilidad de que lo que se le acababa de pasar por la cabeza fuera real o sólo imaginaciones suyas.

“¿Será verdad? – Pensó – Si es así, eso explicaría por qué Shawn ha dicho que está muerto. Arturo es muy fuerte, pero sin poderes, incluso con ellos, sobrevivir a un volcán… – A medida que hablaba, la lava subía un poco más – ¿Cómo habrá pasado? ¿Se habrá caído? Que yo sepa no es tan torpe, ¿le habrán tirado? No, no puede ser… ¡Estoy empezando a ponerme nervioso! ¡Arturo, por lo que más quieras, si estás ahí sal rápido!”

El caballero del fuego estaba a punto de morir en un su mundo interior. Tenía parte del cuerpo cubierto por escarcha, no se podía mover, no sentía nada salvo un frío infernal. Su respiración era entrecortada y forzosa, apenas veía algo y los fantasmas del pasado seguían preparados para abalanzarse sobre él en cuanto se rindiera a la eterna oscuridad.

“Haaa, haaa – respiraba por la boca y echaba vaho con cada aspiración – Parece que todo acaba aquí. Haaa, haaaa”.

Intentó moverse como último intento de resistencia, aferrándose a la vida, pero su cuerpo no le respondía.

“Mierda… Ni siquiera puedo ponerme de pie para morir luchando… Voy a ser asesinado por mis propias dudas y aprehensiones. Qué triste… Si sólo… Si tan sólo hubiera tenido una última oportunidad… Habría utilizado mis poderes para detener a Fidel… He estado ignorando lo que hacía, y por culpa de eso puede morir…”

Con sus últimas fuerzas, levantó levemente la mano del suelo, que cayó de nuevo a los pocos segundos. Intentó Arañar la tierra, pero la capa de hielo se lo impedía. Por suerte era fina y con un suave impacto logró atravesarla. Arañó el suelo y cogió un poco de tierra y la estrujó en su mano.

“Él… Él es el único que queda… Pero yo, no he hecho nada por evitarlo… Eso es lo único que lamento… Una última oportunidad…”

En ese momento, miró hacia el frente y vio los fantasmas de los cuerpos de los caballeros de nuevo, unos metros más adelante. Al verlos, sonrió y fue cerrando los ojos lentamente hasta caer en la más profunda oscuridad. Su mano perdió la fuerza, y la tierra que sujetaba se desprendió parcialmente, para terminar siendo arrastrada por el viento hasta dispersarse completamente en medio de la nada.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Episodio CCXV

No sé durante cuanto tiempo voy a poder aguantar el ritmo de capítulo semanal, pero de momento, mientras el argumento y mi situación académica y personal me lo permitan, que parece que va a ser durante bastante tiempo todavía, voy a poder seguir haciéndolo.


Título: Quiet Chamber, Noisy Heart


Tamaño: 6'5

Dedicado a: Celia, pues recuperar lo perdido es algo a lo que en la vida real todos anhelamos constantemente poder aspirar pero cuyas posibilidades no sólo ya de conseguir, sino tan sólo la oportunidad de intentarlo, suelen ser remotas o incluso nulas. Hoy no apoyo al caballero del fuego por tener esa oportunidad, le envidio.


Episodio 


CXXV


El caballero del fuego se precipitaba directo al pozo de lava, luchando internamente contra sí mismo para no morir calcinado, mientras Shawn Stevenson observaba con total atención.

“¡Si no consigo volar de nuevo moriré dentro de pocos segundos! – Pensaba Arturo según veía la lava acercarse – ¡Tengo que pensar!”

“Volar es únicamente utilizar tu propia energía como propulsión y así mantenerte en el aire” recordó las palabras que Mesa dijo a Suso.

“Si es así, no puede ser complicado, lo he hecho muchas veces, siempre me ha salido solo, ¡he de conseguirlo!"

Cerró los ojos y concentró todas sus fuerzas. Trató de imaginar lo que sentía cuando volaba, lo que hacía, y sobre todo, cómo lo hacía, pero todo era inútil. Continuó cayendo igualmente sin poder hacer nada para por evitarlo.

“No intentes volar – escuchó desde arriba – Para eso hace falta mucha energía, y es precisamente lo que no tienes, no lo conseguirás. Suso lo consiguió con el poder del colgante, y tú antes gracias al SuperGuerrero, y ahora mismo no puedes utilizar ninguna de las dos cosas”.

“Mierda, ¿cómo sabía lo que estaba intentando? – Continuaba dentro de su cabeza – Pues si no puedo volar, sólo me queda una opción…”

Estiró el brazo para tratar de agarrarse a algún saliente de la pared interior del volcán. Shawn le había arrojado todo lo adentro que alcanzaba su propio brazo, así que estaba cerca, pero cuanto más caía más se ensanchaba la chimenea de camino a la cámara magmática. Consiguió rozar la pared con el dedo durante un instante, pero no llegaba a alcanzar ningún saliente. Decidido a darle la vuelta a la situación, dio una patada en dirección a la pared con la suficiente fuerza como para que impulsara su propio cuerpo, logrando clavar la pierna entre las rocas.

“Lo he… Conseguido…”

El cuerpo del caballero quedó de espaldas a la lava, medio suspendido en el aire, y sin posibilidad de moverse al tener la pierna clavada en la roca. Su cabeza había quedado boca arriba, y el pelo, por efecto de la gravedad, parecía haber adoptado el peinado del SuperGuerrero, aunque sin su color característico.

“Si te viera Fidel seguro que pensaba que te has transformado” le dijo Shawn.

“Ya he sobrevivido a la caída, ¿qué tengo que hacer ahora?”

“Me temo que aún no has hecho nada, Arturo. No se trataba de impedir que cayeras, sino de que cayeras” contestó mientras le apuntaba con la mano abierta.

“¡¿Qué?! No irás a…”

“¡Au revoir!” exclamó desde la superficie y lanzó una pequeña bola de energía contra su pierna, que al estallar contra las rocas dejó de sujetarle y volvió a precipitarse hacia el fondo del volcán.

Arturo no tuvo palabras para responder a ese acto. Su propio mentor le había arrojado a las garras de la muerte. Hizo lo único que podía hacer. Se quedó mirándole a los ojos para que su recuerdo le atormentara mientras viviera.

Cayó de pie. Dada la alta densidad de la lava, amortiguó la caída y con el impactó, su cuerpo se sumergió sólo hasta la mitad, y después empezó a ser absorbido lentamente. No miró hacia abajo, sabía que era lo último que debía hacer. Se quedó observando lo poco que veía del cielo desde el interior del volcán, un pequeño círculo azul en medio de una inmensidad roja. No sentía dolor, igual que cuando Reik le quemó en el hotel, pero su cuerpo se estaba incendiando igualmente y sabía que no podía escapar a su terrible destino. Antes de ser totalmente tragado por el magma, extendió la mano tratando de alcanzar el cielo. Luego, su cabeza fue sumergida y lo único que quedó asomando fue ese brazo alzado, que fue cayendo lentamente hasta desaparecer en aquel mar de llamas.

“Uno menos – dijo Shawn – Ahora a por el siguiente”.

Al mismo tiempo, en el barco, el resto de caballeros ya estaban despiertos. Gabriel, Reik, Fidel y Peter estaban en la cubierta, a la espera de noticias de Arturo. De pronto, se abrió la puerta que conducía a los camerinos, y de ella salió Jonyo sonriente.

“¡Por fin es la hora de mi entrenamiento! – Gritó a los cuatro vientos – ¡Esta vez me he levantado antes que nadie!”

“¡¿Perdón?!” dijeron todos al unísono al escucharle.

En ese momento se dio cuenta de que todos estaban allí ya, y que además tenían pinta de llevar un buen rato despiertos.

“Me he dormido otra vez… ¿verdad?” preguntó cabizbajo.

“No te preocupes ya estamos acostumbrados – le dijo Fidel mientras engullía unos cereales – Cada uno tiene sus cosas”.

“Entonces, ¿qué ha ocurrido? ¿Se ha pasado la hora de mi entrenamiento?”

“Estás de suerte – dijo Peter – Arturo todavía no ha regresado”.

“¿Y se sabe algo sobre si su entrenamiento ha tenido éxito?”

“Hace rato que no puede sentirse su energía – dijo Reik – Bueno, la poca que le queda”.

“Eso no significa nada – opinó Gabriel – Nosotros tenemos cierto umbral de sensibilidad en ese sentido, si hay muchas energías pequeñas en un mismo lugar, o la energía se aleja un poco, tendemos a ignorarla y no la percibimos a menos que pongamos mucho empeño”.

“Buena excusa, pero la isla está desierta, ahora mismo sólo está Shawn, así que no puede perderse entre ninguna multitud. Y hasta hace un rato, aunque débil, la estábamos sintiendo, y ha desaparecido de repente. Si se hubiera alejado, habríamos notado cómo se vuelve cada vez más débil hasta desaparecer”.

“No estoy de acuerdo contigo – le rebatió Fidel – En esta isla viven animales salvajes, la energía de Arturo se puede haber mezclado con la de una manada de panteras o elefantes. Te lo digo porque he entrenado con ellos muchas veces. Y sobre lo otro, Shawn ha podido llevarle lo suficientemente lejos como para que no le sintamos, pero como la energía de Shawn es potente, continuamos notándola con la misma intensidad aunque cambie un par de kilómetros de posición”.

“Pues ahora resolveremos dudas – contestó Gabriel – Por ahí viene”.

Shawn Stevenson aterrizó en la cubierta del barco y se dirigió directamente al caballero del rayo.

“Te toca. Vámonos de una vez”.

“Un momento, ¿qué ha pasado con Arturo? – Preguntó Peter – ¿Se ha recuperado ya?”

“Ha muerto”.

“¡¿Cómo?!” exclamaron todos a la vez.

“No ha superado el entrenamiento. Es mejor así. Aunque hubiera sobrevivido, sin su poder habría muerto en batalla, seguro que prefiere haber muerto luchando por recuperarse a sí mismo que haber sido abatido por Mesa o el Capitán Lardo. Bueno, ¿vienes o qué?” le preguntó mientras saltaba fuera del barco.

“Eeeh... – Jonyo, al igual que el resto, estaba en estado de shock – Sí, ya voy”.

“¿En serio te vas a ir con él? – Susurró Gabriel – Ha podido matar a Arturo él mismo”.

“Seguro que si voy averiguo algo. Confiad en mí”.

“¿No sería más fácil preguntarle a ese tío directamente?” opinó Reik.

“Ni que nos lo fuese a decir” dijo Gabriel.

“Sabía que había cambiado, pero nunca imaginé que lo hubiera hecho hasta este punto…” dijo Peter.

“Arturo no es de los que mueren así como así – dijo Fidel – Seguro que ha malinterpretado las circunstancias”.

“O las ha provocado él – dijo Reik – Todavía no lo sabemos. Jonyo, si ha sido él, dale una buena”.

“Con lo que sea os cuento – fue lo último que dijo antes de marcharse – ¡Hasta la vista!”

Los dos se alejaron caminando. Jonyo mantenía una distancia prudencial. Antes no es que se fiara o se fiara de él, le daba igual, no le conocía, pero después de lo que acababa de escuchar, la balanza de su opinión se había inclinado claramente hacia el lado de la desconfianza.

Cuando les perdieron de vista, el resto de caballeros decidían qué hacer.

“Arturo muerto… Yo no me lo creo” insistió Fidel.

“Si ha muerto, tendría que haber cadáver, pero Shawn venía solo” argumentó Gabriel.

“Ha podido deshacerse de él de muchas formas – dijo Reik – Quemándolo, tirándolo al mar, dejando que lo devoren los animales salvajes… O puede que haya optado por lo más simple. Abandonarlo”.

“Si el cuerpo todavía existe, tenemos que encontrarlo – volvía a incidir Gabriel en el mismo punto – Es la única prueba concluyente de que haya muerto”.

“¿Y la desaparición del rastro de su energía? ¿Y qué te lo hayan dicho expresamente? ¿Eso no cuenta, eh, Gabriel? ¿No cuenta para nada? Fidel, ¿con quién coño has estado entrenando?”

“Yo… No sé qué decir… Conmigo se ha portado bastante bien, dentro de lo que cabe, claro… Pero… Pienso igual que Gabriel, no me creeré que ha muerto hasta que vea su cuerpo, y si lo ha hecho, tendremos que encontrarlo para darle un final digno”.

“A mí también me habéis convencido – dijo Peter – Vamos todos a buscarlo”.

“No, no, Peter – interrumpió el caballero del hielo – Si quieren buscarlo, que vayan ellos, pero tú te vienes conmigo, que tenemos cosas que hacer”.

“¿Qué cosas?” preguntó extrañado.

“¡Que vengas!”

“Vale, vale… – se rindió ante su devastador poder de negociación – Pues en cuanto alguien sepa algo, que avise a los demás”.

Acordaron reunirse de nuevo en el barco pasadas dos horas y se marcharon, separados en las dos parejas. Gabriel y Fidel salieron volando cada uno en una dirección, mientras que Reik, seguido por Peter, caminó tranquilamente hacia el interior de la jungla con un cigarrillo encendido.

Arturo se despertó. Estaba tirado en el suelo en medio de la nada. Sólo sentía frío, mucho frío. Se levantó lentamente y observó el paraje que le rodeaba. Era un extenso yermo que llegaba hasta donde alcanzaba la vista, que no era demasiada distancia, pues el cielo estaba cubierto de nubes negras, llovía con fuerza y hacía mucho viento. Estaba seguro de que era de día, pero la oscuridad le envolvía tanto que le hacía dudar. Intentó dar un paso, pero resbaló y se cayó. Fue entonces cuando descubrió que una capa de hielo recubría el suelo. Los pocos árboles que veía no eran más que ramificaciones de un tronco seco y muerto clavado en tierra árida. De vez en cuando caía un rayo o veía un relámpago entre las nubes, seguido de un trueno a los pocos segundos, y poco después cayó un rayo sobre uno de los árboles secos, carbonizándolo al instante sin que apareciese una pizca de fuego.

“¿Dónde estoy? – Se preguntó – ¿Ya estoy muerto? ¿Acaso esto es lo que llaman infierno?”

“Todavía no estás muerto” escuchó una voz, lo que terminó de aterrorizarle del todo.

“¡¿Quién eres?!” gritó al cielo.

Una pequeña llama blanca apareció frente al caballero. Extendió el brazo para tocarla y pudo comprobar que no quemaba. Emitía una luz tenue, pero era capaz de transmitirle una gran calidez. Sin saber exactamente por qué, sabía que podía conversar con esa pequeña llama.

“¿Quién o qué eres?” volvió a preguntar Arturo.

“Cuando vivía, me llamaban Héctor”.

“¿Héctor? ¿Cuándo vivía? ¿Entonces eres… el espíritu del primer caballero del fuego?”

“Eso es”.

“Entonces sí que estoy muerto…”

“Aún no, pero no te queda mucho tiempo. Tu cuerpo ha sido arrojado al interior del volcán y no tardará mucho en consumirse”.

“¡Es cierto! – Recordó Arturo de repente – Me había olvidado por completo de eso”.

“Como eres el caballero del fuego, tu cuerpo tiene una resistencia mucho mayor a las llamas y por eso sigues con vida. Sin embargo, en tu estado actual, incluso siendo el caballero del fuego actual, sumergirte por completo en el magma acabará con tu vida irremediablemente”.

“Si se supone que estoy en el interior del volcán, ¿qué es este lugar?”

“Este mundo es un reflejo de tu corazón. Una imagen creada a partir de tus sentimientos y tus emociones almacenados en los más profundo de tu ser, y refleja en todo momento tus deseos, tus miedos y tus esperanzas. Se podría decir que este mundo es tu alma reflejada al otro lado de un espejo”.

“Pero… Aquí no hay nada”.

“Debido a que has perdido tus poderes, se ha roto la armonía de los elementos y ahora los demás dominan el planeta. Al no haber fuego, las nubes no se disipan, por lo que no hay luz ni calor. Las plantas no pueden hacer la fotosíntesis, y el agua continua que debería alimentarlas sólo las pudre. La tierra, carente de minerales creados a partir del calor y la presión, no es fértil, y cae a merced del hielo, que asola aprovechando las bajas temperaturas que crea el agua y acentúa el viento. Por último, los rayos, que insuflan energía a aquello que alcanzan, ahora únicamente se dedican a fulminar cada cosa que encuentran en medio de esta tormenta eterna”.

“Pero, ¿y la rosa? Ella también debería estar”.

“¿La rosa? No conozco ese elemento”.

“¿Cómo ha dicho? – pensó el caballero – ¿No conoce la rosa?”

“Todo esto es así aquí porque es como tú te sientes. Al perder tus poderes, sientes que a no vales nada y que tus compañeros te dominan por completo. Has pasado de ser el más poderoso a ser una carga para los demás, de ser el que salva a la gente a ser el que necesita ser salvado”.

“Sí, es cierto. Pero por eso estoy aquí. Quiero recuperar mis poderes y restaurar el equilibro de mi interior”.

“Antes de conseguir eso, debes preguntarte una cosa. Todo este caos, ¿se debe sólo a la pérdida de tus poderes o hay algo más?”

“¿Algo más? No, no hay nada más”.

“¿Estás seguro? Para continuar necesitas ver la verdad auténtica detrás de las verdades. Pregúntate, ¿qué es lo que realmente quieres?”

“Pero, ¡ya te he dicho que no hay nada más! ¡Estoy plenamente convencido de que no hay nada más! ¡Lo único que quiero es recuperar mis fuerzas para luchar, salvar y proteger”.

“Recuerda que este lugar es una parte de ti mismo. Podrás engañar a los demás, pero no puedes engañarte a ti mismo. Si no lo averiguas antes de que tu cuerpo se consuma, morirás. Una vez lo hayas hecho únicamente debes encender tu Llama de la Última Voluntad para conseguir lo que has venido a buscar. Ahora debo irme. Ya no puedo ayudarte más. El resto depende de ti. Mucha suerte, caballero”.

“¡Un momento! ¡¿Llama de la Última Voluntad?! ¡Ni siquiera sé lo qué es eso! ¡Por favor no te vayas! ¡Dímelo!”

“Es muy sencillo – dijo mientras la llama blanca se apagaba lentamente – ¿Cuál es tu última voluntad?”

La llama blanca se consumió, y la luz y la calidez que desprendía se fueron con ella. Arturo volvió a quedarse solo, a merced del viento, la lluvia y los rayos que asolaban aquella tierra helada.

En la superficie, Gabriel rastreaba toda la isla desde el aire en busca del cuerpo de Arturo.

“Por aquí no hay nada…”

En la selva, Fidel hacía lo mismo. Había cazado una manada de cocodrilos y los había destripado buscando el cuerpo de su amigo en el interior.

“Vale, vosotros no os lo habéis comido, ¿dónde busco ahora?”

Mientras tanto, Reik, después de un largo paseo, había encontrado una playa solitaria de arena blanca y grandes rocas sedimentarias de cantos rodados.

“Sí, me gusta este sitio” dijo mientras respiraba el aire puro.

“¿Para qué me has traído aquí? Llevamos media hora caminando” le preguntó Peter.

“Estaba buscando el lugar idóneo para realizar tu entrenamiento” contestó dejando atónito a su compañero.



Curiosidades!!!

El espíritu en forma de llama blanca es la forma que tienen los muertos que no conservan su cuerpo en Dragon Ball, sólo que no he encontrado ninguna imagen ahora mismo, aunque todos sabemos como es xD

Y lo de la Llama de la Última Voluntad, lo pongo la semana que viene para no hacer spoiler.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Episodio CXXIV

Ayer el capítulo no me convencía y decidí dedicarle un día más. Sólo espero que no se repita porque compaginarlo con la universidad ha sido un auténtico infierno.


Título: Why me sad

Tamaño: 6'5

Dedicado a:  N/A


Episodio 


CXXIV


A
ún era de noche. Todos dormían, pero Peter se despertó al escuchar algo de ruido. Abrió levemente los ojos y descubrió a Arturo, ya vestido, colocándose el equipamiento. Primero le vio apretándose bien los cordones de las botas, luego se  ajustó el cinturón, asegurándose que la vaina de su espada quedaba bien fija. Por último, se puso los guanteletes de cuero, única prenda que le quedaba por equiparse.

Ya preparado, echó un último vistazo a sus compañeros de camerino durmientes, Fidel y Peter. Sonrió y salió a la cubierta. Estaba a punto de marcharse, cuando escuchó la puerta abrirse a su espalda.

“¿Ya te vas? – le preguntó Peter mirando el reloj – Aún falta para que amanezca”.

“Siento si te he despertado” contestó ignorando completamente la pregunta de su compañero.

“No pasa nada. No tengo el sueño demasiado profundo. Si no hubieras sido tú habría sido un mosquito rondándome por la oreja, así que casi que lo prefiero. Pero contéstame, ¿cómo que te vas tan pronto?”

“Esta es la primera vez que estamos todos juntos desde que dejamos Arcadia… – De nuevo, parecía ignorarle completamente – Primero se fue Reik, luego Fidel, y Jonyo estuvo a punto también una vez… Parecía que por donde pasaba, todo se separaba. Sin embargo, por culpa de mi situación, todos nos hemos vuelto a reunir. Es curioso, ¿verdad?”

“Sí, la verdad es que lo es… A veces la vida te sorprende con sus vueltas… Lo sé por experiencia”.

“¿A quién has perdido?”

“¿Tanto se nota? – Sonrió – Claro, sino, ¿qué hace alguien como yo viajando con gente como vosotros? Eso huele a kilómetros a que huyo de algo”.

“¿Tu hijo?”

“Hija. Es increíble cómo teniéndolo todo, el dinero, la presidencia, salud, familia… Puedas no ser capaz de salvar a tu propia hija y verla morir delante de tus ojos sin poder hacer otra cosa que sostener su pequeña mano. Desde entonces, mi mujer y yo nos distanciamos y al final ella se fue”.

“¿No nos dijiste que estaba de viaje y por eso no la conocimos?”

“Y lo estaba, eso no cambia nada. Como bien te he dicho, se fue, pero nunca nos separamos, ¿no ves que sigo llevando el anillo? Para un político la estabilidad familiar es muy importante. Cada uno hacíamos nuestra vida, pero de vez en cuando la llamaba para hacer el paripé en algún acto oficial. Si no recuerdas mal, Kevin la llamó cuando me fui para que ocupara mi puesto.

Volviendo al tema de mi hija, estuve mucho tiempo deseando estar muerto. No recuerdo durante cuánto tiempo fue, que la comida no calmaba mi hambre, el agua no saciaba mi sed, por mucho que dormía seguía teniendo sueño y estando cansado. La ciudad crecía por mi gestión pero tampoco llenaba mi ego. Las heridas más fuertes no servían para causarme dolor alguno. Incluso las mejores prostitutas eran incapaces de satisfacerme con sus servicios. Daba igual de cuanta gente estuviera rodeado, no sentía su calor, sólo frío e indiferencia”.

“¿Te fuiste de putas?”

“Ya te he dicho que lo estaba pasando muy mal. Mi mujer no estaba, mi hija había muerto… No me siento especialmente orgulloso de aquella etapa de mi vida, pero eso fue lo que pasó. Pedí la muerte y se me concedió lo que deseaba. Aunque conservaba el cuerpo, no sentía nada, todo ese tiempo estuve muerto. Seguía cumpliendo con mis obligaciones presidenciales, por supuesto, pero no era más que una marioneta al servicio de mis consejeros”.

“¿Cómo te recuperaste?”

“Pues te vas a reír. Recibí una petición formal de asilo político de Shawn Stevenson. Apareció en mi castillo con tres bebés y me pidió encarecidamente un lugar donde poder vivir y que esos bebés serían de gran importancia en el futuro”.

“¡Espera! ¡¿Has dicho tres?!”

“Sí, tres. Fidel, Verónica e Isabel. Si te digo la verdad, creo que me mintió. No había ninguna guerra, ni tenía pinta de ser de ningún sitio lejano y apartado del que pudieran estar persiguiéndole. Yo creo que me engañó como a un tonto, pero en ese momento yo no estaba como para que se me ocurrieran todas esas cosas y acepté con tal de que se callara y me dejara tranquilo. Le di el castillo de Slayers, que es el que usaba para mis vacaciones con mi familia, pero desde que no tenía familia, estaba muerto de risa”.

“¡Pero…! ¿De dónde los saco? ¿Y qué pasa conmigo?”

“Tú… Tú ya estabas allí”.

“¿Cómo? No entiendo”.

“Tú ya estabas allí cuando fuimos al castillo. Alguien te había abandonado en la puerta. Nadie sabe de dónde saliste. Y respecto a de donde consiguió Shawn a los otros tres, tampoco se lo pregunté nunca. Si quieres saberlo, tendrás que preguntárselo a él. Fue bastante curioso, Shawn se sorprendió mucho más que yo cuando te descubrimos. Y desde ese día cambió totalmente y se convirtió en el cabrón desalmado que todos recordáis. La verdad no entiendo qué fue lo que le hizo cambiar…”

“Yo… ¿Soy una persona sin origen? ¿Acaso estoy aquí por pura casualidad? ¿De dónde procedo?”

“No te emociones que estábamos hablando de mí. Además, que yo sepa. Nadie tiene la respuesta a esas preguntas.

Continúo. Hasta el momento en que te recogí, no había sido capaz de sentir nada. Pero cuando tu pequeña mano estrujó con fuerza mi meñique, pude sentir de nuevo el calor de otra persona. Tal vez fueron imaginaciones mías y no sentí otra cosa que tu poder latente de caballero del fuego, pero a estas alturas ¿eso qué importa? Lo importante es que fue la llama de tu voluntad la que me devolvió la vida”.

“¿Yo?” preguntó emocionado.

“Sí, pero no sólo fuiste tú. Los primeros pasos de Fidel, la primera palabra de Isabel, el primer libro que leyó Verónica... Había olvidado lo importante que eran todas esas cosas. Había olvidado lo que significa la vida. La vida es la evolución de una persona a lo largo de su existencia, y eso no quiere decir que tenga que ser perfecta, sino que debes ayudar a las siguientes generaciones para que no cometan los mismos errores que tú, y que de esa forma, cada nueva generación tenga más sencillo alcanzar la paz consigo mismo, evitando los lamentos y las penas.

A pesar de todo, yo seguía tremendamente deprimido por haber perdido a mi familia. Así que en mis ratos libres me pasaba por el castillo. Enseguida me di cuenta de que Shawn no tenía ni idea sobre mantener a nadie, a duras penas era capaz de cuidar de sí mismo, así que tuvimos que buscar a David para que hiciera las tareas domésticas.

Fue pasando el tiempo, y sin darme cuenta, cada día estaba más tiempo pensando en salir de mi despecho para pasarme un rato a veros que en mis propias penas, y antes de darme cuenta, ya lo había superado. Fue gracias a Shawn y a vosotros que ahora soy una persona nueva, y nunca podré estaros lo bastante agradecido”.

“¿Por eso te infiltraste en la Organización y colaboraste con Duckman y los demás?”

“Exacto. Esa era mi forma de devolveros el favor por haberme devuelto vosotros a la vida. Cuando Duckman contactó conmigo, inmediatamente fui alertado por Shawn de sus intenciones. Tampoco sé fue cómo la sabía, pero lo sabía todo. Él fue quien me puso al día y me ayudó a preparar mi papel de villano jaja. También por eso colaboré con él en la captación de Reik, Jonyo y Gabriel”.

“Me alegro de que te recuperases”.

“Sí, pero no todo fueron buenas noticias. Parece que me hubiese venido bien un poco de juicio cuando conocí a Shawn, porque después de darle el castillo no tenía dinero para mantenerlo. Y eso que ya estaba pagado, únicamente era el mantenimiento, pero no llegaba ni por asomo, por eso tuvo que vendérselo al banco, que como era un banco público, fue como si se lo devolviera al estado”.

“Parece que Shawn oculta muchos secretos, ¿no?”

“Sigues desconfiando de él, ¿verdad? Lo entiendo, yo en tu situación también lo haría, pero para algo te he contado todo esto. Y déjame que te cuente algo más. En Azeroth, después de destruir la torre estuve a punto de morir, ¿lo recuerdas?”

“Yo no estaba presente, pero algo me han contado”.

“Cuando me estaba debatiendo entre la vida y la muerte, el espíritu de mi hija se me apareció en el limbo, y me dio la oportunidad de irme con ella o de volver con vosotros. Después de tantos años, al fin pude volver a verla. Estaba muy contento, y por un momento pensé en irme con ella. Pero en el momento en que iba a hacerlo, escuché vuestras voces pidiéndome volver. Volver para terminar lo que teníamos a medias. En esa isla, todos estabais luchando por mí, y no podía morir de esa forma y permitir que vuestro esfuerzo hubiera sido en vano. Le di un abrazo a mi hija y después se desvaneció en la oscuridad. Entonces desperté.

No pude quedarme con ella, pero ahora sé que me está esperando y que algún día volveré a verla. Esa experiencia me quitó el miedo a morir. Ahora más bien pienso que, cuando llegué el día, será un regalo más que un castigo.

Lo más importante de todo esto es que ella me dio la oportunidad de seguir por lo importantes que sois vosotros para mí. Ahora que ya no estamos en Azeroth, es el momento de que pueda contribuir. Quiero volverme más fuerte, no quiero ser una carga nunca más, ¡yo también voy a entrenar!”

“Puedes estar tranquilo, Peter”.

“¡¿?!” le miró con cara extraña.

“Puedes estar tranquilo, porque voy a recuperar mis poderes, y vamos a ir todos juntos a poner fin a todo esto de una vez y para siempre. Y cuando todo acabe, podremos vivir como nos parezca y sin arrepentimientos”.

“Mucha suerte, Arturo”.

Se despidió con un gesto y saltó fuera del barco. Peter se quedó en la cubierta observando que el cielo nocturno empezaba a clarear. Luego bostezó y decidió volverse a la cama. Ninguno de los dos se dio cuenta de que alguien, desde el puesto de vigilancia del barco, había estado escuchando toda la conversación.

“Con que era por eso… Peter…” susurró para sí mismo.

Arturo llegó al asentamiento en el interior de la jungla. Shawn ya le estaba esperando. En aquel momento, el caballero del fuego sintió un torrente de emociones recorrer su interior. Estaba furioso por el trato que le había dado de niño, estaba intrigado por lo que acababa de escuchar de Peter, pero no podía evitar estar también agradecido porque fuera a ayudarles. Ante tal controversia, decidió ahorrarse formalismos y no saludarle.

“Bueno, ¿qué vamos a hacer?” preguntó directamente.

“Sígueme”.

Caminaron durante un buen rato sin decirse palabra. Shawn marcaba el camino y Arturo se limitaba a seguirle. Después de varios minutos andando, el caballero del fuego divisó una montaña a lo lejos. Se trataba del volcán que estaba en medio de la isla. Poco después, comenzaron a caminar cuesta arriba confirmando las sospechas del caballero. Los dos sabían para qué estaban allí y no había necesidad de adornar la situación con algún tipo de protocolo barato. Sin embargo, uno de ellos necesitaba saber una cosa del otro.

“Arturo, hay algo que necesito saber de cara a tu entrenamiento. Cuando llegasteis a aquella ciudad, no sólo habías perdido tus poderes de fuego, sino que también habían desaparecido tus fuerzas, pero tras el combate contra el Capitán Lardo tus fuerzas volvieron, ¿me equivoco?”

“No exactamente. Sí es cierto que cuando llegamos a Nexus me había convertido prácticamente en un ser humano corriente, y que durante el combate contra Lardo estaba completamente recuperado. Pero en el instante en que se desvaneció la transformación, también lo hicieron la mayoría de mis fuerzas. Me di cuenta cuando escuché a Jonyo y a Reik contar la historia, dicen que asesté el golpe final del Omnilátigo en la base del interior del edificio, pero que luego aparecí cayendo del cielo. Sólo hay una explicación posible. Al desatar toda mi fuerza en ese último golpe, el SuperGuerrero se desvaneció en el mismo instante y la onda expansiva de mi propio ataque me catapultó hacia el cielo a la vez que perdí la consciencia. He dándole vueltas y es la única posibilidad con sentido…

Después, al llegar aquí, pude repeler inconscientemente el ataque de Fidel, así que parte de mis fuerzas han vuelto por haber recuperado temporalmente mis poderes, pero sé que ahora mismo perdería en un enfrentamiento directo contra Fidel, y seguro que hasta contra Peter. Aún me queda para recuperarme del todo”.

“Es bueno saberlo”.

“¿Y eso? ¿Por qué?”

“Porque sin un mínimo de tus fuerzas, no sobrevivirás a este entrenamiento”.

No dijeron ni una palabra más. Continuaron caminado montaña arriba en silencio. Según avanzaban, la temperatura subía lentamente. Lo suficientemente lenta como para que no notarás su avance progresivo, pero con la suficiente fuerza como para ir menguando tus fuerzas paulatinamente. Al cabo de un rato, el propio caballero del fuego sentía su cuerpo arder por el calor del volcán.

“Hace mucho calor y aún no hemos terminado de subir... ¿Hasta dónde pretende llevarme?”

“Te veo cansado, Arturo. ¿Te pasa algo?” fingió interesarse.

“No. Estoy bien”.

En realidad deseaba decirle que es muy fácil hablar de soportar calor cuando se lleva el torso al descubierto, pero no podía permitirse soltar excusas baratas ni mostrar debilidad ante él, al fin y al cabo estaba allí por propia voluntad y lo peor de todo, había ido hasta allí expresamente para solicitar el entrenamiento. Lo último que podía hacer era dejarse derrotar por un triste volcán.

“Sólo estamos andando y está así de cansado – pensaba Shawn – Parece que las consecuencias de desvincular a un caballero de su elemento son más graves de lo que imaginaba...”

Llegaron por fin a la cima de la montaña. Ya era de día y el sol pegaba muy fuerte. Arturo estaba agotado, pero se esforzaba en aparentar lo contrario. Un gran cráter  apareció frente a ellos, desprendiendo aún más calor. Si lo mirabas de frente, podías ver claramente esas extrañas ondulaciones que distorsionan la visión del horizonte y le hacen parecer vibrar y verse borroso.

Arturo asomó la cabeza a curiosear el interior del cráter. Al fondo, aunque lejos, podía observar a simple vista, lava acechando hacia la superficie. Subía o bajaba un poco en cuestión de segundos, y de vez en cuando se producían pequeños temblores que conseguían hacer que el caballero temiera por su vida.

“Hemos llegado” dijo Shawn con total tranquilidad.

“¡Este volcán está activo! ¡¿Cómo podéis vivir aquí?!” preguntó Arturo exaltado.

“Me gusta el riesgo. Y a lo que iba. Esta es tu zona de entrenamiento, ¡el lugar donde se decidirá tu destino!”

“Hace un calor infernal, estamos tan altos que me falta el aire, estoy agotado por la caminata, el volcán está activo y hay pequeños terremotos a cada minuto. Es muy curiosa tu forma de elegir las zonas de entrenamiento”.

“Es la mejor opción. La única forma de recuperar tu elemento es ganándote de nuevo su respeto, y para ello lo ideal es rodearte de él para reconquistarlo. Estarás de acuerdo en que no hay mejor lugar que esté hacerlo. Aquí no llega el viento, el agua está a kilómetros de distancia y con sólo acercarse se evapora, perdiéndose entre el humo y la ceniza. Al ser una zona seca, no atrae los rayos, ni hay vida alguna, y la poca tierra que hay es absorbida por el fuego convirtiéndose en lava. Aquí, ¡el fuego es el rey! ¡Y será donde tendrás que demostrar si eres merecedor del título de Caballero del Fuego!”.

“¡¿Qué tengo que hacer?!” fue lo único que preguntó.

“Es muy sencillo” sonrió.

De un movimiento, se acercó a Arturo y le agarró del cuello. Después lo levantó y empezó a caminar hacia el borde del cráter.

“¡¿Qué coño haces?! – dijo entre sonidos ahogados – ¡Cof, cof!”

“Ya te lo he dicho, la única manera de que recuperes tu poder es restaurando el vínculo con tu elemento, así que voy a darte un pequeño empujoncito para ayudarte” dijo al llegar al borde del cráter y alzar el brazo para arrojar su cuerpo.

“¡Si me tiras ahí moriré!”

“Muy agudo, caballero, pero ese es tu problema. Si no recuperas el poder del fuego, no podré darte un entrenamiento digno, y morirías de todas maneras en el campo de batalla. Así que para eso es mejor que mueras aquí”.

Arturo trató de liberarse por la fuerza. Utilizó sus puños para golpear el codo de Shawn y sus piernas para atacarle en el pecho.

“¿No lo entiendes? Ahora mismo no eres rival para mí. ¡Ni para mí ni para nadie! Si tienes fuerzas para atacarme, utilízalas en averiguar cómo recuperar tu fuerza”.

A Arturo se le acababa el aire. Se ahogaba irremediablemente. Se dio cuenta de que no podía hacer nada y dejó de oponer resistencia.

“Aquí descansa el espíritu de Héctor, el primer Caballero del Fuego, ¡no le decepciones!” exclamó y arrojó a Arturo al abismo.



Curiosidades!!!



Azeroth es la región donde se desarrolla la saga de videojuegos Warcraft, y los clanes aparecidos en el tercer volumen que vivían allí, (Bleeding Hollow, StormReaver y ShadowMoon) también son pueblos de la segunda entrega del citado juego de estrategia.


Héctor (nombre original Ryo) es el protagonista de Yoroiden Samurai Troopers (en España Los 5 Samuráis) y es uno de los tres personajes base de Arturo.