domingo, 1 de abril de 2007

Episodio XLIV

Sí, el ep ha salido 20 horas más tarde de lo normal, pero NO es retraso, ya que mientras salga el domingo, puede ser a cualquier hora, que yo lo haga los 5 primeros minutos no tiene nada que ver, precisamente lo hago para quitármelo de encima y descansar, pero a veces surgen cosas como esta, que uno esta vago y suspende todos los exámenes de las dos semanas, no tiene ganas de escribir y todo le sale mal con... Bueno, no os aburro más xD, con respecto al ep, solo espero q nadie le de a esa opción de ahí arriba que pone “marcar blog con contenido de dudosa reputación” ya que lo he esta vez era algo que le prometí a un lector, y tenía que cumplirlo xD, pero siempre con palabras suaves y de alto registro, ya me contaréis que tal...

Nº ep: 44

Título: Sexperience

Tamaño: 11’6

Dedicado a: N/A







Episodio XLIV

Y

a era de día. Suso continuaba soñando bajo los efectos del Eau de Toilette, inmerso en sus fantasías y ajeno a lo que acababa de ocurrir. A su lado, de pie, Miss Jewel y Suso le observaban sonriendo maliciosamente.

“¿Va a someterle a él también, Mi Señora?”

“No es necesario, él ha caído en mis garras por méritos propios, no hay razón para usar el Eau de Toilette”.

“Comprendo”.

“Mira cómo no es necesario”.

Miss Jewel se agachó y acercó sus labios al oído de Suso.

“Despierta... – susurró – tu recompensa te espera”.

Suso abrió los ojos de golpe y se levantó estrepitosamente parpadeando a gran velocidad, sonriendo de forma exagerada y con todas sus energías restablecidas.

“¡¿He oído recompensa?!” exclamó exaltado.

“Menudo despertar” dijo Bill.

Suso, aún fantaseando con la recompensa que le esperaba, se dio cuenta de que algo había cambiado. Los árboles, los animales y el suelo ya no estaban congelados. Todo había regresado a su cauce original. Sin embargo, el caballero del hielo ya no estaba allí.

“¿Qué ha pasado? – preguntó – ¿Dónde está Reik?”

“Ah, él – mintió ella – Después de que te desmayaras hicimos las paces y como muestra de buena fe, descongeló la zona para que no nos resbalásemos. Me firmó un autógrafo y y fue a buscar al resto de caballeros para que los conociera”.

“¡Qué bien! – exclamó – Si Reik, en el fondo es un buen tipo, aunque parezca que no, sólo hay que saber tratarle”.

“Entiendo, ahora sígueme, te guiaré hasta mi morada donde te espera tu recompensa. Soy una mujer de palabra”.

“Cómo ordenéis” dijo Suso en tono seductor y los tres caminaron hacia el carruaje.

En otro lugar, Fidel caminaba por un bosque bañando su rostro con el sol de la mañana entre las sombras de las hojas de los árboles. Los pájaros piaban alegremente mientras volaban de un árbol a otro para dar de comer a sus crías. Una ardilla correteaba por el suelo con una bellota en la mano. Al pasar por su lado, huyó hasta un árbol que tenía un agujero en el tronco, el cual usaba de madriguera, donde comenzó a degustar su desayuno. Una hilera de hormigas transportaba el cadáver de una cucaracha hasta el hormiguero, para tener provisiones de cara al duro invierno que se avecinaba. Los gusanos reptaban por el suelo alrededor de las pocas hojas secas que se encontraban al pie de los árboles.

Fidel se sentía uno más dentro de la naturaleza y disfrutaba observando el entorno. De pronto, algo cambió, los pájaros se marcharon volando en bandadas perdiéndose en el cielo, la ardilla se escondió en lo más profundo de su madriguera, las hormigas soltaron su botín y corrieron escandalizadas a refugiarse en su hormiguero y los gusanos se metieron en lo más profundo de la tierra.

“Alguien viene – pensó Fidel poniéndose en guardia – ¿quién será para que los animales se escondan?”

Fidel vio aparecer la figura de Reik, caminaba lento, cabizbajo, de manera que el flequillo ocultaba su frente y sonreía de forma diabólica.

“Ah, eres tú, Reik – dijo Fidel tranquilizándose – ten cuidado, hombre. No me des esos sustos, ya pensaba que eras un enemigo. Fíjate, hasta los animales se han asustado al verte, jaja”.

Una de las hojas secas del suelo se movía. Fidel la levantó y vio a un gusano que, en medio de todas las hojas de alrededor, no había sido capaz de encontrar el suelo. Fidel se agachó y le ofreció su dedo, al gusano se deslizó y terminó posado sobre él.

“Mira – dijo enseñándoselo al caballero del hielo – este pequeñín no ha podido escapar de ti. Pídele disculpas por haberle asustado, jajaja”.

Reik levantó la cabeza mostrando su nuevo aspecto e inmediatamente lanzó una minúscula bola de energía que impactó en el gusano destruyéndolo. La cara de Fidel quedó impregnada por su sangre, líquidos corporales y pedacitos de su cuerpo. Un pedazo cayó al suelo bañado en un extraño líquido verde amarillento.

“¡Ah! ¡¿Qué has hecho?! – exclamó el caballero de la tierra mientras soplaba a su dedo, que había resultado afectado por el ataque – Me has hecho daño y me has manchado, ¿se puede saber qué mosca te ha picado? Sólo era un gusano, no tenías por qué hacer eso. Si no te gustan, dilo y lo suelto, pero no le mates”.

Reik no dijo nada, se quedó sonriendo en el sitio.

“Ya entiendo – dijo al advertir la marca de labios en su frente – mientras entrenabas has encontrado a una mujer, has ligado y te ha dado un beso en la frente, pero tú no te conformabas con eso, querías llegar a más y te has propasado con ella. Se ha enfadado y te ha dejado solo,. Ahora estás molesto y te has desahogado matando al pobre gusano. Muy mal, las cosas no se hacen así, a las mujeres hay que tratarles con...”

Reik no le dejó continuar, emitió entonces una onda de energía de mayor tamaño. El caballero de la tierra, exaltado ante aquella conducta, apenas tuvo tiempo de esquivarlo de un salto.

La onda impactó contra el suelo y explotó llevándose consigo la madriguera con la ardilla dentro, los árboles con los nidos de los pájaros en los que se encontraban las crías fueron derribadas, el hormiguero se llenó de tierra arrasando todo a su paso y los gusanos quedaron aplastados ya que el suelo se comprimió. Una parte el bosque se había convertido en un paisaje desolador.

“¡¿Qué haces?! – exclamó Fidel enfurecido mientras pisaba tierra de nuevo – ¡¿Por qué has matado a todos esos animales?! No te habían hecho nada, no tenían culpa de nada, y tú te has descargado con sus vidas”.

“¡Cállate! ¡No quiero escucharte!”

Desenvainó su espada y se lanzó contra su antiguo compañero, el cual, ya algo confuso y enfadado, actuó de la misma forma y, al ver que el ataque del caballero del hielo iba en serio, se limitó a contener la ofensiva con su propia espada, con la esperanza de que hubiera una explicación de lo que allí acontecía.

“Esta fuerza no es normal – pensaba Fidel durante el forcejeo – Es cierto que Reik es poderoso, pero estoy utilizando todas mis fuerzas para contenerle y aún así domina por completo la situación. ¿Es qué es tanta nuestra diferencia de poder? ¿Me estoy quedando atrás? No, no puedo permitirlo”.

El caballero del hielo sobrepasó las fuerzas de Fidel, empujándole con mucha mayor fuerza y rompiendo así el equilibrio del forcejeo. Después se detuvo y deslizó las yemas de sus dedos por la hoja de su espada, cubriéndose ésta de hielo.

“Así será más divertido, ¡prepárate a morir!”

“Reik...” susurró Fidel mientras veía acercarse al caballero del hielo con la espada al frente.

En ese mismo momento, los caballeros se encontraban inspeccionando el lugar donde se había producido el combate entre Reik y Bill.

“No hay duda de que ha sido aquí – dijo Arturo – el paisaje ha sido claramente modificado”.

Gabriel caminaba por la zona y vio un pedazo de hielo medio derretido en el suelo.

“Esto demuestra que Reik era uno de los combatientes – dijo Gabriel mostrando el trozo de hielo a los demás – pero aquí no hay nadie”.

“Hemos llegado tarde” dijo Shin.

“Ese trozo de hielo que tienes en la mano, Gabriel, está todavía sólido, aunque poco tiempo le queda – dijo Peter – No deben andar muy lejos”.

“Esto es muy extraño – dijo Gabriel – los árboles están todos decaídos, tienen gotas de agua por todas partes y no soy capaz de ver el motivo. No ha llovido y, aunque lo hubiera hecho, no explica que estén así. Además, eso no es todo, el suelo está agrietado, los animales también están cubiertos de gotas y su comportamiento no es normal, parece que el cuerpo no les responde como ellos quisieran”.

“¡Mirad aquí!” exclamó Jonyo.

Los caballeros se acercaron y descubrieron el socavón producido por el último ataque del caballero, que Jonyo examinaba en el fondo.

“Sea quien sea contra quien luchó – dijo Jonyo – no debió salir muy bien parado. Mirad lo que he encontrado”.

Se agachó y cogió del suelo los restos aplastados de las gafas de Bill, que estaban cubiertos de arena y rotos por todas partes.

“¡Unas gafas de montura cuadrada!” exclamó Arturo.

“¿Mesa?” preguntó Peter extrañado.

“No lo creo – respondió Jonyo – la montura de estas gafas es de color azul metalizado, y las de Mesa eran negras, además éstas responden a un estilo mucho más juvenil. También tengo otro motivo para pensar que no es él. Por aquí hay restos de ropa de color negro, el traje de Mesa es gris y además la textura de estas prendas es de ropa normal, no de un traje”.

“¿He oído montura azul metalizada? – preguntó Shin – ¿Ropa negra? Ya sé con quien se ha enfrentado vuestro amigo”.

“¿Con quién?” preguntaron los caballeros mientras se acercaban.

“Es uno de los habitantes de la isla que ha sido controlado por Miss Jewel. Su nombre es Bill”.

“¿El mismo que nombraste cuando nos encontramos por primera vez y mientras nos contabas tu historia?” preguntó Gabriel.

“Sí, ése”.

“Por cómo hablabas de él tenía pinta de que erais buenos amigos” dijo Arturo.

“Tú lo has dicho, lo éramos. Ahora él es una máquina de matar al servicio de esa mujer. Me lo he encontrado varias veces y no atiende a razones. Si uno de vuestros amigos cae, olvidaros de recuperarle”.

“No es por infravalorar a tu pueblo o por querer resaltar nuestra fuerza – dijo Peter – pero creo que estás equivocado. No creo que un hombre normal y corriente pueda enfrentarse a Reik en igualdad de condiciones”.

“Sería cierto si no fuera por un pequeño detalle, cuando alguien cae bajo el influjo de Miss Jewel, sus fuerzas aumentan. No sé el motivo ya que nunca he estado presente en un sometimiento, pero se ha dado en todos los casos”.

“¿Quiere decir eso que si uno de esos dos cae su fuerza será superior a la nuestra?” preguntó Jonyo.

“Si todos tenéis la misma aproximadamente, sí, será superior. Lo que no sé es cuanto, ya que eso es variable, en las gentes de mi pueblo se ha visto multiplicada varias veces, pero supongo que todo tendrá un límite. Si la persona está cerca de ese límite, no aumentará mucho más. Cabe también la posibilidad de que si ha superado el límite que puede ofrecerle Miss Jewel, su fuerza no aumente, pero sólo son hipótesis”.

“Entiendo...” dijo Jonyo.

De nuevo, una extraña sensación perturbó a los caballeros, quienes empezaron a mirar en todas direcciones.

“¿Qué ocurre ahora?” preguntó Shin.

“Otra vez... – dijo Gabriel – hay un enfrentamiento”.

“Sólo que esta vez no es Reik el que combate, sino Fidel” dijo Peter.

“¿Y contra quién se enfrenta? ¿Es otra persona del pueblo?”

“No, – dijo Arturo – por mucho que aumente Miss Jewel la fuerza de sus subordinados, dudo mucho que llegue a este nivel. No sé de quién se trata, desconozco su energía, aunque me resulta familiar, pero una cosa está clara, su fuerza es equiparable a la nuestra. De hecho, Fidel no podrá con él”.

“Será mejor que vayamos rápido, esto empieza a ponerse feo” dijo Jonyo.

“Sí, – contestó Gabriel – yo también me empiezo a preocupar”.

“Vamos, Fidel corre peligro” dijo Peter y todos se pusieron en camino.

Suso, Bill y Miss Jewel llegaron a la base central de operaciones de Miss Jewel. Un grupo de subordinados la recibieron a la entrada. Ella fue la primera en bajarse del carruaje, todos los subordinados le hicieron una reverencia. Después la siguió Bill, con quien hicieron lo mismo. Por último salió Suso, al que nadie dio importancia en un primer momento.

“¿Qué hacéis? – preguntó Miss Jewel enfadada – Él es nuestro invitado. Saludadle como se merece”.

Los esbirros obedecieron sin rechistar e hicieron una reverencia también a Suso.

“Me siento querido” dijo orgulloso.

Mis Jewel comenzó a caminar, los subordinados iban abriéndole el paso según avanzaba. Suso y Bill la siguieron.

“Una pregunta”.

“Dime, Suso” dijo Miss Jewel.

“He visto que aquí todo el mundo viste de la misma forma e incluso tiene el mismo fulgor rojo en los ojos, ¿a qué se debe? ¿Sois de la misma familia?”

“Más o menos” contestó ella.

Caminaron durante unos minutos hasta llegar a una chiza de adobe con paja en el tejado, y dos guardias con una lanza cada uno, colocadas cruzándose de manera que impedían el paso, protegían la entrada. Miss Jewel se detuvo y se giró hacia Suso.

“Discúlpame un momento, Suso. Tengo que atender un asunto ahí dentro. En cuanto salga haremos lo que tenemos pendiente”.

“Te espero con impaciencia” dijo Suso babeando con la mirada.

Miss Jewel hizo una seña a los guardias y estos la abrieron el paso. Entró seguida de Bill y Suso se quedó fuera, esperando, impaciente. En el interior había una celda con alguien encerrado en ella. Una bandeja con varios platos de comida estaba en un rincón de la celda. La comida estaba fría y estropeada, incluso alguno de los platos tenía insectos que la devoraban. Mis Jewel vio los platos, frunció el ceño y después llevó la mirada hacia la persona que estaba en la celda.

Se trataba de una joven y bella muchacha de piel sonrosada, cabellos largos y lisos, con un tono castaño claro. Se encontraba de rodillas, con las manos juntas entrelazando los dedos y mantenía los ojos cerrados.

“Me ofendes, princesa del crepúsculo – dijo Mis Jewel – deberías aceptar mi hospitalidad degustando los alimentos que te ofrezco, en vez de dejar que se los coman los insectos”.

La princesa levantó la mirada y abrió los ojos mostrando unos deslumbrantes y enternecedores ojos azules que vieron cayeron en la desolación al ver allí a Bill, con la marca de labios en la frente.

“Te ofendería si te la hubiera pedido, pero no lo hice – respondió con una firme pero melodiosa voz – por lo que no tengo por que aceptarla”.

La princesa miró hacia otro lado y cerró los ojos con signos de desprecio.

“Eres una obstinada. Llevas sin comer desde que llegaste aquí. Si no comes enfermarás y morirás, y ese precioso cutis se echará a perder. ¿Hasta cuándo piensas seguir así?”

“Preocúpate de ti misma – dijo sin abrir los ojos – Respóndeme tú – abrió los ojos y miró de nuevo a Miss Jewel – ¿Hasta cuándo piensas utilizando a nuestro pueblo?”

“Dame lo que quiero y me iré. Ése era nuestro trato inicial”.

“Libera primero a mi gente y después te lo diré”.

“Sé que si lo hago no me lo dirás”.

“Y yo sé que si te lo digo no los liberarás”.

“Por eso estamos así. Lo que yo no puedo ya predecir es cuantos morirán antes de que te decidas a hablar. Ayer cayó otro”.

La expresión de la princesa se tornó de odio a terror.

“Espero que al menos hayas cumplido la otra parte del trato. Yo me mantenía aquí a cambio de que no sometieras a nadie más del pueblo”.

“Claro que lo he respetado – dijo Miss Jewel sonriendo – Tu duda me ofende. No he sometido a nadie más... del pueblo”.

“¿Para qué quieres ese poder?”

“Es obvio, para vivir eternamente como hubiera hecho tu padre si tú no te hubieras puesto de por medio. Si hubiera venido cuando aún estaba vivo le hubiera sometido tranquilamente y me habría quedado reinando en este lugar para toda la eternidad, pero no. Tuviste que matar a tu padre y fastidiarme los planes”.

“Eres malvada, disfrutas haciendo sufrir a la gente. Algún día alguien te dará tu merecido. ¿Tan importante es para ti ese poder que llegas a estos límites para conseguirlo? No es para tanto, el exceso de poder lleva a la autodestrucción, y éste no es una excepción. Quizás si yo te doy este conocimiento puedas mantenerte con vida tanto tiempo como mi padre, pero acabarás aborreciéndola y...”

“¡Cállate, niña! ¡No me sermonees! ¡¿Qué hay de malo en querer vivir para siempre?! ¡Es algo que desea cualquier persona!”

Miss Jewel alzó el brazo y se dispuso a golpear a la princesa a través de la celda. Sus esfuerzos fueron frustrados por Bill, que se puedo en medio, recibió el golpe y chocó de espaldas contra la celda.

“¡Bill!” exclamaron las dos a la vez.

“Por favor... Mi Señora... – susurró – No le haga daño”.

“No digas tonterías. Apártate, te lo ordeno. Si no lo haces te golpearé a ti primero”.

Miss Jewel alzó su zapato en señal de amenaza, pero Bill no se apartó. Comenzó entonces a clavarle el tacón en diferentes partes del pecho, cada vez con más fuerza, atravesando en ocasiones la ropa y causándole leves puñaladas. Sin embargo, él se mantenía en su sitio, aguantando los golpes, con la cabeza agachada, pero el cuerpo firme.

“¿Por qué? – pensó Miss Jewel mientras le golpeaba – A pesar de estar totalmente sometido a mi voluntad no se aparta. ¿Por qué? ¿Es que su amor por su pueblo y aprecio por la princesa es más fuerte que mi hechizo? No lo entiendo, es la primera vez que me pasa”.

Al ver que por más que le golpeaba no cambiaba su posición, Miss Jewel tuvo que desistir en su intento y cesó su ataque por miedo a perder uno de sus mejores guerreros.

“Está bien, princesa. Si quieres morirte de hambre es tu problema. No te impediré. Cuando mueras de inanición pasearé tu cadáver por el pueblo para que todo el mundo vea lo estúpida que eres y que es inútil oponerse a mí. Vámonos, Bill”.

“Sí, Mi Señora”.

Ambos salieron por la puerta ante la atónita mirada de la princesa, cuyos ojos albergaban un pequeño rayo de esperanza ante lo que acababa de presenciar.

Miss Jewel salió de la choza en primer lugar seguida de Bill. Los guardias cerraron el paso con las lanzas. Suso esperaba fuera silbando y con las manos a la espalda. Al verla sonrió y se acercó rápidamente.

“¿Lista?” preguntó Suso impaciente.

“Acompáñame, es hora de darte tu recompensa”.

“Donde usted mande” dijo Suso ansioso.

“En cuanto a ti, Bill; ve a darte una ducha y a curarte esas heridas. Debes de estar siempre impecable”.

“Sí, Mi Señora. Ahora mismo pensaba hacerlo. Que disfrute usted ahora”.

“Gracias”.

Mientras caminaban mirándose lujuriosamente hacia una choza de piedra, adornada con coronas de flores y otros dos guardias armados con una lanza a la entrada, alguien salía de otra de las chozas, que tenía una cruz roja en la entrada. Se trataba de Wancho, quien, aún sin haberse recuperado por completo y con varios vendajes y apósitos en distintas partes del cuerpo. Vio a Suso y a Miss Jewel caminando mientras Suso agarraba de la cintura a su acompañante manifestando su dominio de la situación.

“¡No! – pensó Wancho – Ese tipo otra vez aprovechándose de Nuestra Señora. ¡No se lo permitiré!”

Enfurecido, agarró la lanza de uno de los guardias y mientras esquivaba a los guardias que trataban de detenerle para recuperar la lanza avanzó hasta ponerse frente a Suso.

“¡Quieto ahí, gusano! – exclamó con fuerza mientras le apuntaba con la lanza– ¡Suelta esa cintura!”

“Vaya, otra vez el tartaja – dijo Suso en tono despectivo – Está bien, te haré caso, soltaré su cintura”.

Fue subiendo el brazo por su espalda lentamente hasta llegar al hombro, el cual acarició suavemente, e incluso hizo un amago de llevar su mano hasta los pechos de Miss Jewel a la vez que disfrutaba viendo cómo su agresor se enfurecía cada vez más.

“¿Qué te pasa? Te noto más acalorado, y eso que te he hecho caso”.

“Ya basta, Suso. No hay motivo para provocarle – dijo Miss Jewel – él no te ha hecho nada, sólo busca lo mejor para mí, al igual que todos en este lugar”.

“Entonces no sé cual es el problema, muñeca, ya que de ser así ya lo ha encontrado, ¡soy yo!” exclamó en tono seductor señalándose a sí mismo.

“¡Te has pasado! – exclamó Wancho – ¡Muere!”

Sin estrategia previa, Wancho se lanzó al ataque con la lanza al frente, totalmente enfurecido y descontrolado.

“¡Kage Bushin no Jutsu!” exclamó.

Suso se multiplicó por cuatro. El primer clon evitó el ataque, agarró la lanza y la partió por el mango, el segundo dio un fuerte puñetazo en el estómago a Wancho, el tercero le envió al cielo de una patada y el cuarto le dio un rodillazo en el aire. Wancho salió despedido e impactó contra el techo de una choza, penetró a través de la misma yq uedó sepultado bajo los escombros.

“Lección número uno – dijo Suso al deshacer los clones – No ataques si no es a sangre fría. Las emociones sólo serán tu tumba, así que déjalas a un lado en combate”.

Agarró de nuevo a Miss Jewel de la cintura y retomaron su camino. Al dar unos pocos pasos, una de las piedras que estaban en la cima de la pila de escombros se precipitó hacia el suelo rodando. Suso se detuvo y apretó el puño con fuerza.

“No has tenido suficiente, ¿verdad? Estas ahí debajo, cubierto de escombros, exhausto, sin fuerzas, pero aún así quieres continuar, aún sabiendo que no tienes ninguna posibilidad en tu estado. Mereces mi reconocimiento, y sabré recompensar tu valía”.

Suso se giró y comenzó a lanzar ondas de energía. En ese momento Wancho emergió de los escombros y vio llegar las ondas, las cuales no se molestó en esquivar o cubrirse, las recibió todas, una a una, sin moverse, mientras los escombros se iban desintegrando poco a poco. Suso detuvo su ofensiva para respirar. Wancho continuaba de pie, herido y cubierto de humo por las quemaduras de las explosiones. Tras un gran esfuerzo, consiguió dar un paso hacia delante.

“¡Y todavía puede caminar!” exclamó Suso sorprendido.

Wancho intentó dar un segundo paso, pero alguien le detuvo posándole la mano en el hombro. Él giró la cabeza y vio de quien se trataba.

“Basta ya, Wancho – dijo Bill – confía en Nuestra Señora”.

“Bill...”

“Ya has hecho suficiente por hoy, descansa”

“Sí... tienes... razón...” dijo y cayó al suelo en redondo.

Suso, admirado ante tanta resistencia, se quedó unos minutos observando cómo se lo llevaban a la enfermería de nuevo. Miss Jewel trató de llamarle la atención, cosa que no tuvo éxito en un primer intento.

“¡Suso!” exclamó ya en un tono más alto.

“¿Qué? ¡Ah! – dijo al volver a la realidad – Por fin se ha rendido, no nos retrasemos, preciosa”.

Al fin, caminaron sin interrupciones hasta la choza de piedra. En su interior había una enorme cama, con un colchón de agua y sabanas de seda. Suso se tumbó en la cama mientras Miss Jewel echaba las cortinas de las ventanas y la puerta.

“Bonita choza”.

“Gracias, estos son mis aposentos”.

Encendió varias velas para así dar un ambiente más erótico a la situación. Suso esperaba impaciente tumbado en la cama viendo como el nivel de insolación iba disminuyendo y su temperatura corporal aumentando. Ella se le acercó sensualmente, él la recibió con los brazos abiertos y ambos se abrazaron, Él se decidió por dar el primer paso e intentó acercar sus labios a los de ella, quien lo rechazó girando la cabeza y ofreciéndole el cuello.

“Esto todavía no” dijo poniendo el dedo índice sobre sus labios.

“Jeje, eres una mujer difícil. Eso me gusta”.

Pasó entonces sus labios sobre su cuello y comenzó a darle suaves besos por toda la zona, de vez en cuando acompañados de movimientos circulares con la lengua llegando hasta el lóbulo de la oreja, el cual mordía suavemente.

Pronto cambió la situación y fue ella quien tomó la iniciativa besando el torso de él a la vez que lo desnudaba lentamente, acompañando el acto con caricias por todo el cuerpo. Él también comenzó a desnudarla, empezó quitándole las joyas, las cuales había tantas que le parecía no acabar nunca, después le quitó la parte superior del vestido, dejando ver un flamante sujetador que soportaba el peso de aquellos voluptuosos senos. Al verlo, la sangre de él comenzó a concentrarse en un punto concreto.

Él no pudo contenerse y comenzó a acariciar los pechos, en un primer momento por encima del sujetador, pero no tardo en quitárselo y magrear los pechos y acariciar los pezones. De las manos pasaron a los labios, él paseó sus labios por toda la zona, y al pasar por los pezones sacaba la lengua para que tuvieran un roce especial. La excitación surtía efecto también ella, cuyos pezones comenzaban a endurecerse.

Ella notó que él se excitaba cada vez más y, para aumentar su excitación, se subió a horcajadas encima de él. Sus genitales entraron en contacto, solamente separados por la vestimenta de la parte inferior del cuerpo que llevaba cada uno.

Ella, aún con ganas de preliminares, y viendo como se devoraban el uno al otro con la mirada, desabrochó los pantalones de él y le bajó los calzoncillos, dejando sus genitales al aire. Suavemente, comenzó a tocar el glande, a besarlo y a lamerlo, para finalmente metérselo en la boca durante unos segundos alternando movimientos de la cabeza hacia arriba y hacia abajo. Durante esos segundos, él estaba en el séptimo cielo y mantenía los ojos en blanco.

Tras esto, ella se quitó la parte inferior del vestido, dejando ver sus piernas cuidadas de celulitis, varices o estrías. Cogió una mano de él y se la llevó hasta sus partes.

“No vas a ser tú el único que se divierta” susurró ella.

“Claro” respondió él.

Primero deslizó el dedo por el bello púbico haciendo un rodeo hasta llegar al clítoris, zona que empezó a acariciar con movimientos circulares, notando cómo ella se excitaba gradualmente. Él también quiso excitar a su acompañante hasta el límite por lo que descendió hasta sus genitales y comenzó a deslizar la lengua por todo el lugar. Comenzó por el monte de venus, que rodeó completamente, después deslizó hasta la vulva, esquivando el clítoris, dejándolo para el final para provocar la mayor excitación posible. Por cada segundo que la lengua de él se deslizaba por la vulva, la excitación de ella aumentaba en progresión geométrica.

Para complacerse el uno al otro, decidieron darse placer al mismo tiempo, él se puso debajo, ella encima, cada uno mirando al lado contrario, e hicieron gala de sus mejores dotes para satisfacer los genitales del acompañante con sus labios.

Se detuvieron, se miraron, ambos estaban completamente excitados, sus genitales habían dilatado hasta el máximo, por lo que no perdieron ni un segundo. Ella volvió a subirse a horcajadas sobre él y comenzaron con la penetración. Muy lentamente, ella dejó que su propio peso la llevara hacia abajo, moviéndose y acomodándose instintivamente para que él la penetrara hasta lo más hondo. Las fuertes embestidas de él se hacían sentir tan bien en su clítoris, y la tensión era en sí misma un placer. Ambos respiraban con fuerza y daban espontáneos gemidos y gritos de placer, lo que aumentaba sus ansias.

Cambiaron varias veces de postura, utilizando en todo momento su imaginación, hasta quedar exhaustos, pero todavía tenían ganas de más. Ella se colocó a cuatro patas y él comenzó la penetración anal, lo que provocó algo de dolor al principio, que rápidamente se calmó con el placer.

Finalmente, estando los dos ya sin fuerzas, ella se tumbó boca arriba con las piernas abiertas. Él se subió a un armario, realizó el llamado salto del tigre y cayó sobre la cama penetrándola con una violencia y deseo que no pudo desembocar en otra cosa que la mutua expulsión de fluidos corporales de los amantes, que dieron un grito de placer tan fuerte que se escuchó por todo el lugar.

Pasados unos minutos, ya algo recuperados de la experiencia, se quedaron abrazados sobre la cama, mirándose.

“¿Qué tal?” preguntó ella.

“Sublime” respondió él convencido.

“Me alegro” susurró sonriendo maliciosamente.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Ey ermano este a sio la polla, a abio un kambio radikal de violencia a sexo asi en un santiamen, kuidando todas las partes.... ke asi de vez en kuando no viene na mal. a sio la polla kada x numeros de episodios podrias meter excenitas de estas ke no kreo ke desgraden a nadie.... XD sige eskribiendo ke digo yo ke tendra ke salir algun especial de semana santa..... si admites sugerencias las torrijas le gustan a kasi to el pueblo... un saludo , kuidaros

Anónimo dijo...

Sexo tratado desde el más profundo respeto. Felicidades, no hay muchos que traten este tema de esa forma. Espero que en el siguiente no haya tanto sexo. Felicidades por el episodios

Anónimo dijo...

Vaya escenita, no te ha faltado detalle eh?weno na solo decirte que esto se pone interesante y que espero ver mas del combate de reik y fidel y que me ha gustado lo que decia JonYO en el capitulo muy bien.
Un saludo a todos

Anónimo dijo...

Ya he leido todos los episodios. Las damas no es que duren mucho la verdad y por lo que respecta a este episodio... espero que la gente no crea que Miss Jewel es una puta. Si vas a dar esa impresión de esta mujer... espero que también haga algo más, además de follar la verdad. El episodio está muy bien narrado y por lo menos la escena "erótica" está tratada desde el respeto pero aún así no me gusta que Miss Jewel sea vista como una "guarrilla".

P.D:¡Queremos una Dama en condiciones! :p

Azure dijo...

Hola de nuevo, Nuria. En primer lugar te digo que el ordena no me funciona y estoy escribiendo tu respuesta desde la Wii, x lo q si me respondes, tardaré en verlo. Gracias por haber leído todos los eps, ahora contestaré tus dudas una por una. En primer lugar las mujeres que murieron no murieron por ser mujeres, sino xq lo requería el argumento. En segundo lugar, por supuesto q Miss Jewel no está tratada como a una guarra, es solo q hablo demasiado a veces y se lo prometí a Suso pero, como dices en tu comentario, siempre desde una buena perspectiva. También decir q Miss Jewel representa el poder o la influencia q puede ejercer una mujer sobre el hombre (para q luego digan q sois el sexo debil) ya q como habras leido, ella solo maneja a los hombres, mientras q las mujeres y los niños estan encerrados en sus casas en el pueblo. Tb decirte q recuerdes q esta es una novela en la q todo personaje esta basado en alguien real, por lo q el número de personas y su sexo depende de quien lo lea, q son en su mayoria...

Azure dijo...

No me deja escribir más asi q sigo aquí. son en su mayoria hombres. Cuando empecé esto lo hice con algunas personas de mi clase q ni siquiera leían, y originalmente iba a ser algo sencillo y rápido. No esperaba lograr el exito q tengo hoy, y dada la llegada de lectores fieles frente a gente con la q ya no hablaba me obligó a hacer serias remodelaciones. Por ultimo decirte q estés tranquila xD, los personajes femeninos no han desaparecido, Mireia, la princesa del crepusculo q ha salido en este ep x primera vez, la doctora y la enfermera del pueblo y la propia Miss Jewel aun tienen mucho q hacer ^^ y, en la próxima saga habra tb féminas q daran la talla, si t llego a conocer puedes ser una de ellas, ya q todo lector tiene derecho a personaje, q es lo q ha llevado la novela a su exito actual. Un saludo y hasta el próximo ep (como cansa escribir en la Wii...)

Azure dijo...

PD: (escrito al día siguiente, aún con la Wii xD) Se me olvidó decir que me molestan bastantes los prejuicios sexistas que nos ha creado la sociedad y que, obviamente, están EXCLUÍDOS en el relato. El hecho de que ella haya mantenido una relación sexual no la convierte en una guarra, x lo menos solo a ella, ya q el sexo es cosa de dos. En este caso se ve claramente que no existe sentimiento alguno, así q no se le puede llamar "hacer el amor", de manera q si ese es tu criterio para distinguir a una guarra de una q no, aplicalo en los dos. De todas, desde mi forma de ver las cosas, practicar el sexo x diversión no implica ninguna connotación negativa, siempre q las dos partes estén de acuerdo.