domingo, 25 de enero de 2009

Episodio LXXX

Sí!!! Episodio 80!!! Al fin!!! Nueva decena y con nuevas noticias. Llegamos al primer episodio escrito en Officce 2007, y no es lo único a celebrar. Aparte de mi APTO en el teórico de conducir, [1 fallo, al parecer un cicloMOTOR no se considera vehículo de motor a efectos de la circulación (coño, pues que lo llamen de otra forma, que yo quería hacer pleno xD)]. Y bueno, la semana pasada mereció la pena el descanso, un 6'9 :) Ahora ya es imposible que me vaya peor que el año pasado, que ya he aprobado una xD. ¡¡¡Pero hay más!!! puesto que hasta los lectores más antiguos y que se supone deben llevar mejor lo de quien es cada personaje han tenido problemas de vez en cuando... Hay personas colaborando conmigo a través del tuenti (ya que yo NO tengo) para obtener las fotos que faltan de todo el mundo y hacer el Sumario de Personajes de Los Caballeros, únicamente con el nombre del personaje y la foto (para evitar spoilers), totalmente actualizado (el oyente, mi primo, el caballero negro, salvatierra y todos los nuevos incluídos) para que sirviera como guía a la hora de hacer la lectura y terminar con todas las equivocaciones. por lo que parece, no va a fallar ninguno y es posible que consigamos TODAS ;) aunque si falla alguna no pasa nada. Me siguen sorprendiendo la vueltas que da la vida y como el tuenti, que le tengo tanta manía, vaya a ayudarme. Dije que nunca me haría una cuenta, pero si falta alguna foto que sepamos que esté pero alguien se niegue a buscarla, tendré que ir personalmente... Dios, ya solo falta que me salga un amigo guiri... En cuanto tenga el sumario lo distribuiré como de costumbre vía mail a todos los lectores. Y mañana, la primera práctica de conducir ^^. Con todo esto, y sumándole los acontecimientos que no he nombrado porque ya sería pasarse, podréis haceros una idea de lo crecido que estoy ahora mismo (me durará hasta el lunes 2, que tengo el examen de mates de 1º xD) y esa crecida se ha reflejado "algo" en el capítulo, a ver si lo notáis xD. Bueno, aún me da tiempo a relajarme un poco con la PS2

PD:Me falta una semana de descanso, que será o la que viene o la siguiente, pero no se cual será, procuraré que sea la siguiente, a ver si publico la semana que viene tb.

Tamaño: 7'8

Título: El Regreso de los Olvidados

Dedicado a: N/A

Episodio LXXX

L

os caballeros se dispersaron rápidamente, buscando a la pequeña desaparecida. Jonyo, Arturo y Gabriel se dispersaron rápidamente por tierra, cada uno en una dirección, mientras que Fidel saltó para iniciar una búsqueda aérea. En un momento. JesuCristo y su sacerdote estaban solos de nuevo.

“Tal vez sería una buena idea que nosotros ayudáramos a buscar también a esa pequeña. Aunque no sea de aquí, nuestra religión nos manda ayudar a los demás”.

JesuCristo no respondió.

“Entiendo...” dijo cabizbajo el sacerdote y se dispuso a marcharse.

“Que la gente no salga de sus casas todavía – dijo de pronto el mesías – Si las calles se llenan de gente ahora, la búsqueda les será más complicada”.

“¡Eso está hecho!” exclamó encendiendo un puro a la vez que volvía a sonreír.

Salió corriendo a tanta velocidad como su barriga le permitía para asegurarse de que nadie salía de su casa, quedándose JesuCristo solo en sus pensamientos.

“No creo que vinieran tras la protegida de Amaterasu, ni en el caso de que supieran que está con esos caballeros. Saben perfectamente que el clan ShadowMoon no se quedaría con los brazos cruzados. Tiene que haber sido otro motivo, pero... ¿cuál?”

Viendo que no era capaz de encontrar una respuesta, clavó la espada Kusanagi en el suelo, la dejó allí y regresó a sus aposentos.

El Caballero Negro estaba recorriendo el pueblo de nuevo, en busca de Bill, con su ficha delante de los ojos por si lo veía entre la multitud. Se recorrió el pueblo entero, cada calle, cada puesto, cada rincón, cada esquina, sin apartar la foto de sus ojos, pero aún así no lo encontró. Empezaba a desesperarse, hasta que se le ocurrió buscar el cuerpo del caballero del hielo por su cuenta. Optó por la solución más sencilla, se dirigió al cementerio con la esperanza de que Reik estuviera enterrado allí. Para su desgracia, no fue así, y en su lugar encontró la tumba provisional de Suso, ahora abierta y profanada, pero nada más.

“¡Ya no sé donde buscar!” exclamó al perder los nervios.

Gabriel pasó por delante de la casa de Shinkan y se le vino una idea a la cabeza en ese momento.

“Peter lleva ahí todo el rato. Será mejor que lo despierte para que nos ayude a buscar a la pequeña”.

Entró en la casa y no encontró a Peter en la habitación en la que lo dejaron, por lo que miró en las distintas habitaciones, creyendo que se había despertado, pero no lo encontró por ningún lado. Después, con la esperanza de que hubiera salido a buscarlos, salió y rodeó la casa, hasta que dio con las pisadas de un grupo de personas.

“Oh, no... No me digas que...”

Fidel encontró a Pamela desde el aire. Bajó a examinarla y lanzó una onda al aire para indicar su posición a los demás. Mientras venían, vio que la pequeña estaba inconsciente, con un fuerte golpe en la mejilla. Le tomó el pulso en el cuello, temiendo por su vida, pero no tardó en respirar tranquila.

“Uf... Sigue viva...”

Jonyo y Arturo llegaron enseguida. El caballero del rayo, al ver así a la pequeña, se lanzó a socorrerla.

“¡Pamela! ¡Pamela! ¡¿Estás bien?! – exclamó agitándola – ¡Responde!”

“Tranquilo, sólo la han golpeado y ha perdido el conocimiento. Peter podrá curarla”.

La niña abrió un poco los ojos. Estaba aún algo atontada por el golpe, pero al ver a su amigo reaccionó.

“Lo... Lo he visto... Se han llevado a Peter... ¡Lo han secuestrado!”.

En ese momento llegó Gabriel.

“¿Qué? ¿Qué dices? Peter está en casa del sacerdote, bastante lejos de aquí. Lo habrás soñado” dijo Jonyo.

“Puede que lo que dice sea cierto – irrumpió Gabriel – Acabo de venir de casa de Shinkan y no he visto a Peter por ningún lado”.

“¡¿Cómo?!”

“¡Claro que es cierto! – exclamó la niña mientras se levantaba – ¡Yo vi como se lo llevaban! Les salí al frente, pero uno de ellos me derribó. Por un momento creía que iba a matarme... pero se ve que al final tuve suerte”.

“Pobre Peter – dijo Gabriel – Parece que sus miedos se hicieron realidad...”

“Estaba sufriendo... – dijo Fidel – Pero eso a ellos no les importa lo más mínimo... Seguramente sólo le quieran para que les diga como pasar la barrera...”

“¿Qué hacemos? Con todo el tiempo que ha pasado, ya deben estar a kilómetros de aquí” dijo Jonyo.

“¡Les atraparemos! – dijo Fidel convencido – ¿Verdad Arturo?”

Fidel no obtuvo respuesta del caballero del fuego.

“¿Verdad, Arturo?” insistió.

El caballero del fuego, de nuevo no respondió a la pregunta y ante el silencio prolongado el resto se giraron hacia él. Estaba cabizbajo, el flequillo le cubría uno de los ojos, apretaba los puños con fuerza y permanecía en silencio.

“Arturo, ¿estás bien?”

“Yo... No os perdonaré... Nunca... Ni a ti... Ni a ellos... – susurraba para sí mismo – No os perdonaré nunca... ¡¡¡¡No os perdonaré nunca!!!! ¡¡¡¡Alá!!!! ¡¡¡Clan StormReaver!!! ¡¡¡¡Gyaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhh!!!!”

Tras gritar su fuerza comenzó a aumentar exponencialmente mientras generaba un fuerte viento en todas direcciones que hizo caer de nuevo al suelo a la pequeña Pamela.

“Esto...” dijo Jonyo.

“Es lo mismo que la otra vez...” dijo Fidel.

“¿Qué pasa?” preguntaba la pequeña desde el suelo, asustada.

El aspecto del caballero del fuego comenzó a cambiar. Las raíces de su cabello castaño se volvieron de un tono azul celeste intenso. Después, el color cambio a un naranja oscuro que se iba volviendo más claro según se acercaba a las puntas, terminando éstas en un amarillo chillón. Una vez cambió todo su pelo a esa combinación de colores, se empezó a poner de punta, salvo un pequeño mechón que se resistió, y caía cerca de su ojo derecho. Sus dos pestañas se volvieron rubias y el iris de sus ojos pasó de ser de color miel a un rojo escarlata, intenso y centelleante. Por último, un aura dorada, brillante y cálida le rodeó por completo. El destello que hizo surgir el aura fue tan brillante que los habitantes del pueblo que lo vieron de reojo lo confundieron con la luz del sol.

En aquel momento, todas las personas que eran capaz de sentir la energía de los demás pudieron percibir el poder de Arturo por muy lejos que estuvieran. JesuCristo salió inmediatamente de su casa al ver la luz brillante luminar el pueblo. El sacerdote hizo lo mismo y los dos fueron en dirección hacia la luz.

“¿Qué será eso?” Pensaba JesuCristo mientras corría.

En Mariejoa, Hilda estaba orando en una sala del templo con antorchas, cuando un fuerte viento entró por la puerta principal, llegando hasta los confines más reconditos del templo. La sala donde se encotraba Hilda no fue una excepción y todas las antorchas se apagaron por la fuerza del viento.

“Ha ocurrido algo...”

Seagram también sintió algo extraño cuando un viento asoló las ruinas por completo y manchó de arena su pelo a lo afro.

“¿Qué estará ocurriendo?”

Desde el castillo de la Fiera Deidad, todos notaron la energía del caballero. En primer lugar, Mesa notó aquella energía que le derrotó una vez.

“No hay duda... Ha vuelto a ocurrir...” dijo desde el escritorio de su habitación, donde se encontraba.

El Capitán Lardo también lo notó, mientras caminaba por uno de los pasillos del castillo.

“Así que… Este es el poder al que se refería Mesa… - cerró los ojos, como si disfrutara al sentirla – Interesante… Ahora tengo aún más ganas de enfrentarme a él” dijo y comenzó a reír.

La teniente percibió el poder desde su habitación, sabiendo perfectamente que aquella fuerza la derrotaría sin pestañear.

“Esto... Supera completamente mi nivel”.

El Señor Oscuro también sentía la energía desde su trono, y observaba al cielo desde la ventana, sin decir nada.

Mireia y Shawn no fueron menos, y también sintieron el poder del caballero llegar hasta su isla.

“Con una energía así en el interior de mi espada… – comentó ella – No me haría falta recolectar ni un alma más…”

“Olvídalo. Arturo no morirá tan fácilmente. Tendrás que seguir como hasta ahora”.

“Ya, pero… Tal vez debería pasarme por ahí…”

“Allá donde están no hay muchas muertes. No conseguirás nada útil”.

“Es posible que no las hubiera antes, pero no creo que la aparición del Super Guerrero vaya a ser en vano. Mate a alguien o no, está claro que este hecho va a hacer que los acontecimientos den un giro muy pronto”.

“¿Sabes? A veces das miedo”.

“No me digas eso, Shawn. Tan sólo hago lo mismo que todos, buscar mis propios intereses” dijo y se fue.

En un remoto rincón del mar, un pequeño barco velero de hielo surcaba el océano a la deriva. En su interior se encontraba Reik, tumbado en una hamaca hecha también de hielo, fumando un cigarrillo mientras disfrutaba de la brisa del viento y el aroma del mar, inmerso en sus pensamientos.

“Mmmmm” gimió de placer al dar una calada al cigarro.

De pronto sintió la energía de Arturo y su calma se perturbó. No tardó en levantarse y mirar en la dirección en la que venía la energía.

“¿Lo has vuelto a hacer, Arturo?”

Las personas que no eran capaz de percibir la energía del caballero, también notaban que ocurría algo raro. En Petoria, Kevin estaba en lo alto de un acantilado, observando la marea revuelta chocando contra los arrecifes, salpicando decenas de metros hacia el cielo hasta que algunas gotas de espuma del mar se precipitaron sobre el rostro del Comandante, mientras sujetaba una carta en la que se podía leer la palabra dimisión escrita en el reverso de la misma.

“Está sensación... Creo que ya la he sentido antes...” susurró.

Eivril, Jose y Eddy, estaban en el cementerio de Petoria. Eivril pusó unas flores en la lápida de Norris, mientras Eddy estaba de rodillas frente a ella, cabizbajo, cuando un fuerte viento pasó de repente por la zona.

“Esto... – dijo Jose – Es igual que la otra vez...”

Por último, El Caballero Negro, que estaba de nuevo caminando por el pueblo, sintió la energía de Arturo, quedándose paralizado ante tal poder.

“¿De quién es esa energía? ¿De dónde proviene?”

Un fuerte viento asoló la zona un instante después, tirando varios puestos de comerciantes, cuyas mercancías se hicieron pedazos al chocar contra el suelo.

“Que energía tan poderosa... ¿Será él? ¿Es posible que se haya hecho tan fuerte?”

Estaba tan concentrado en medir la energía del caballero del fuego, que no se dio cuetna de que la enfermera paseaba por allí cerca, cargando en sus manos con todas las cosas que había comprado, en su mayoría ropa y cerámica. Ella también estaba inmersa en sí misma, y no se percató de la presencia del Caballero Negro, por lo que ambos chocaron. Todas las compras cayeron sobre el Caballero Negro, rompiéndose toda la cerámica contra su cuerpo, y los dos se estrellaron contra el suelo de espaldas.

“¡Mira por donde vas! – exclamó y después pensó – No puedo llamar la atención... Yolien ya no está aquí para conseguir información por las malas, si me descubren ya puedo decir adiós al cuerpo del caballero del hielo... ¡y a mis objetivos!”

La enfermera se dio cuenta del estropicio que había causado y enseguida se levantó y empezó a disculparse haciendo reverencias y llevándose las manos a la cabeza.

“Ayyyyyyy... ¡Perdón! ¡Perdón! ¡Perdón! ¡Perdón! ¡Perdón! ¡Perdón! ¡Perdón! ¡Perdón! ¡Perdón! ¡Perdón! ¡Perdón! ¡De veras lo siento! ¡No era mi intención! ¡Estaba pensando en otra cosa! ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Lo siento!”

“No pasa nada – cambió a una posición más moderada – Yo también estaba distraído”.

“Si hay algo que pueda hacer por ti...”

“No... Nada... Sólo ten más cuidado...”

La enfermera se dio cuenta de que una de las piezas de cerámica, al romperse, le había hecho un corte en un brazo al Caballero Negro.

“Oh, estás herido... ¡Déjame curarte!”

“No es nada, no te preocupes – dijo al ver el corte, del que no se había dado cuenta hasta que ella se lo señaló – Se curará”.

“¡Qué dices! ¡Esa herida hay que desinfectarla y curarla bien! ¡Ven conmigo! ¡Te llevaré con la Doctora House!”

“De verdad, no es necesario...”

“¡Que sí, muchacho! – dijo agarrándole del brazo y tirando de él en dirección a casa de la doctora – ¡Aunque no lo parezca, soy enfermera!”

“Me parece que no me va a quedar más remedio que seguirle el rollo a esta chica hasta que me deje en paz...” se lamentaba mientras aceptaba su petición.

No muy lejos de allí, Bill continuaba arando el campo. Llevaba toda la mañana sin descansar y el sudor bañaba su frente. Golpeó la azada con más fuerza contra el suelo para dejarla clavada y decidió tomarse un descanso.

“Dime una cosa... Si nos han devuelto todo el dinero que nos había robado Miss Jewel, si hemos recuperado las rutas comerciales, si nos estamos enriqueciendo a cada segundo que pasa... ¿Por qué estamos aquí trabajando?”

Se giró, y a su espalda, al final del campo, estaba la Princesa echada en una tumbona, con las gafas de sol puestas y leyendo una revista mientras bebía, a através de una pajita, de un refresco con hielo adornado con una rodaja de limón.

“Muy fácil. Nosotros no tenemos casi mercancías, nuestras familias no eran comerciantes, así que tenemos que hacer algo con la tierra que nos han devuelto, no querrás depender eternamente del dinero devuelto de lo que robó Miss Jewel, ¿verdad? dijo retirandose un momento las gafas de sol y guiñando un ojo.

“Mmmmm... – reflexionaba – Ya... pero hay algo que no falla. Yo ya he trabajado mis tierras, estas son las tuyas. ¿Por qué estoy aquí trabajando cuando tú estás ahí tumbada disfrutadno del sol?”

“¿No me digas que ya no te acuerdas que te ofreciste voluntario a ayudarme?” le recordó con una voz melosa.

“Sí, pero dije ayudar, no...”

“Confío plenamente en ti” terminó y continuó leyendo su revista.

“Quien me mandará abrir la boca...” se arrepintió.

De pronto un fuerte viento llegó hasta donde estaban, llamando la atención de los dos, que sintieron como un escalofrío recorría todo su cuerpo.

“¿Qué ha sido eso?” preguntó la princesa.

“¿Habrá ocurrido algo?”

“¡¿Aquí?! ¡Imposible! ¡Otro invasor no!”

De pronto vieron unos arbustos revolverse. Bill se puso delante de la princesa para protegerla. Los dos miraban a los arbustos, sin bajar la guardia, preparados para cualquier cosa.

“Tranquila, pricesa. Yo la protegeré”.

De pronto un cachorro de labrador negro salió de los arbustos y corrió hasta Bill.

“¡Llama Negra! ¡Eras tú! Que susto...” dijo su dueño.

Bill empezó a acariciarle y el animal le lamía las manos en agradecimiento. Sin embargo, no podía olvidar la sensación de hace un momento.

“Ese viento... ¿Qué habrá podido producirlo? – al ver al perro se relajó y se olvidó de todos sus problemas – Bueno, supongo que sería natural...”

“Oooooooohhhh... – saltó de repente la princesa – ¡Llama Negra! ¡Precioso! ¡No nos des esos sustos!”

El perro empezó a lamerle las manos también a ella, hasta que vio algo que le llamó la atención, y emepzó a olisquear por ahí.

“¡Llama Negra! ¡Ven aquí! – le llamó su dueño – ¡Mira lo que tengo!”

El perro encontró heces de otros animales que había por la tierra y empezó a comérselas.

“¡¡¡Llama Negraaa!!! ¿¡¡¡Qué haces?!!!” gritó Bill mientras corría hacia él con la mano levantada para pegarle.

“No le pegues – defendió la princesa al animal – No sabe lo que hace...”

“Si es que siempre hace igual, ¡ya me tiene harto! ¡Y en casa lo rompe todo!”

“Pero aún así eres capaz de mantener la casa perfectamente limpia y ordenada, ¿verdad?”

“Sí... ¿Y...?”

“Pues entonces no le des tanta importancia, el perro terminará aprendiendo”.

“No quiero que mis padres crean que no adiestro al perro como es debido”.

“Seguro que tus padres están orgullosos de ti”.

“Mi madre está ahora en el cielo…”

“Oh… Lo siento – dijo avergonzada – No sabía que estaba muerta”.

“Y no lo está – contestó sonriendo – Es que es azafata”.

Peter estaba en el interior de la tienda de campaña de Alá, encadenado a una pequeña cruz de madera, de rodillas, con los brazos extendidos y la cabeza caída, inconsciente. Un cubo de agua estaba colgado de la viga principal de la tienda de campaña. Estaba lleno de agua, y tenía un minúsculo agujero en el fondo, suficiente para que cayera una gota de agua sobre la cabeza del presidente cada pocos segundos. El impacto de las gotas en su cabeza terminó por despertarlo. Se sentía deorientado por haber recibido varios golpes en la cabeza en tan poco tiempo, veía algo borroso y no recordaba exactamente lo último que le había pasado. Su vista se fue definiendo poco a poco hasta que distinguió a Alá delante de sus ojos, esperándole.

“Tenemos que hablar, presidente”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen episodio la verdad (y eso q esta saga... en fin no voy a repetirme xD). Felicidades x tus triunfos!!! el 2009 va a ser un gran año creeme ;)


Dani Lopez

Anónimo dijo...

Jon:

La sala donde se encotraba Hilda no fue una excepción (se encontraba)
¿Por qué estoy aquí trabajando cuando tú estás ahí tumbada disfrutadno del sol?”
(disfrutando)
“Tranquila, pricesa. Yo la protegeré(princesa)
El perro empezó a lamerle las manos también a ella, hasta que vio algo que le llamó la atención, y emepzó a olisquear por ahí(y empezó)
Se sentía deorientado por haber recibido varios golpes en la cabeza en tan poco tiempo, (desorientado)
weno no ha estado mal el episodio,pero le he visto lento y que no continuaba mucho la historia pero vamos lo normal despues de una semana tan agitada como has mencionado por cierto enhorabuena por todo lo que has conseguido hasta el momento,ya conseguiras mucho mas,espero que el proximo episodio vaya rebelando mas cosas
Un saludo a todos