domingo, 30 de agosto de 2009

Episodio CV

Bueno, una semana más, y un pasado más. Como todos los pasados, este también tiene una cierta similitud con la realidad, pero es escasa, bastante inferior a la que había en la minihistoria del caballero del hielo. Aquí, únicamente decir que las personas que salen sólo en este capítulo existen en la realidad y que la relación que mantiene el protagonista de la historia también existió. Había pensado el publicar este capítulo en dos partes para dar intriga, ya que, dado su tamaño y su naturaleza, es claramente separable, pero dado que no ha superado el tamaño del especial aniversario, pues os libráis xD

Título: Turn Back the Pendulum 2 (Jonyo)

Tamaño: Un huevo xD 16'75

Dedicado a: Jon y Ronald

Homenaje a: Kogoro Mouri

Agradecimientos a: Jun, por el trato que hicimos de que escribiría una página de esta historia por cada comentario que me dejara, gracias a lo cual es capítulo ha quedado mucho más extenso, mejor y sin agobios :)

PD: Aquí un link con el PV de la canción que sale en el capítulo (no lo abráis hasta que lleguéis a ese momento, sino pierde gracia...) http://www.youtube.com/watch?v=7tz2V3CIYA0

PD2: Las soluciones al acertijo de los apellidos del Caballero Negro están publicadas en un comentario que yo mismo publiqué en el capítulo anterior. De todas maneras el porcentaje de aciertos ha sido considerablemente alto ;)

Episodio CV



E

l calor de una tarde de verano bañaba la ciudad dando, por un lado, un toque de alegría a aquellos que disfrutaban de sus vacaciones tanto dentro como fuera de ella y, por otro lado, aumentaba la modorra de todos aquellos que estaban obligados a trabajar en esas fechas con tan altas temperaturas.

Un grupo de jóvenes echaba un partido amistoso de volley playa en medio de la arena, usando una toalla extendida sobre tres palos como red. La pelota estaba en posesión de un joven de color que alternaba saltos con cada una de sus dos piernas antes de sacar, para sacar de quicio a sus adversarios.

"¡Tira de una vez, Blackron!" le gritó uno de sus compañeros.

El joven se decidió al fin y propinó un fulminante saque de tenis con todas sus fuerzas, metiendo un punto directo a pesar de los esfuerzos de sus adversarios. Rápidamente empezó a pavonearse junto a uno de sus tres compañeros, un joven de pelo negro y muy corto, peinado de punta, con los ojos negros y que marcaba los abdominales, haciendo una especie de baile de la victoria mientras sus otros dos compañeros de equipo les observaban medio avergonzados.

“Vamos, aún hemos ganado, volved a vuestras posiciones” dijo un chico fornido con el cabello ondulado, los ojos claros, y algunas pecas alrededor de la nariz.

“Sois dos críos...” añadió una preciosa joven de cabello largo y negro, al igual que sus ojos.

“¡¡Vamos!! – exclamaron los dos, chocando los cinco con exaltación – ¡¡Les daremos una paliza!!”

Al ganar el punto, mantuvieron la posesión del balón. El joven de color volvió a sacar con fuerza, pero esta vez sus contrincantes fueron capaces de detener el saque y lanzar la pelota hacia su campo. El chico fornido y de pelo ondulado la vio llegar y redujo la fuerza del remate con un toque de antebrazo, la chica colocó la pelota con un toque de dedos, lanzándola al aire, y comenzando a caer en picado poco después.

“¡Es tuya, Jonyo!” le gritó el joven de color.

El único integrante del grupo que aún no había tocado la bola en toda la jugada dio un gran saltó y alzó la mano para rematar. Inmediatamente, en el lado contrario saltó el jugador que estaba en la red para tratar de bloquear el remate, pero el salto de Jonyo fue mucho mayor.

“Déjame mostrarte... la diferencia entre nuestros dos equipos”.

El joven remató el balón con una exuberante, extralimitada e innecesaria pose y fuerza, que sólo consiguió que al chocar el balón en la arena rebotará hacia el cielo, siendo una bola fácil que el equipo contrario pudo devolver con tranquilidad.

“Mierda...” dijo Jonyo al ver que su golpe había sido un fracaso y que bola volvía hacia su campo.

De pronto el joven de color apareció y remató la bola con un golpe sencillo y efectivo hacia una esquina del campo contrario, el cual sus oponentes no pudieron hacer nada por devolver, perdiendo el partido.

“¡¡Sí!! ¡¡Ganamos!!” exclamó el chico de cabello ondulado y se abrazó a la chica.

“¡Y todo gracias a Blackron!” exclamó ella.

“Jajaja – reía Jonyo – Claro, como es negro, se le dan bien todos los deportes”.

“Ya estoy algo cansado de la playa – dijo la muchacha – Vamos un rato a mi casa a la piscina”.

“Como quieras, Sandra, pero antes dame un beso para celebrar la victoria, ¿no?”

“No, que no te lo mereces. Casi perdemos por tu ego” dijo y se abrazo al brazo de Blackron.

“Cuando se ponen así de estrechas no hay manera, ¿verdad?”

“Y que lo digas, Antonio...”

“Que no se os olvide a todos que esta noche actúa mi padre en la Pipa Ebría y vamos a ir todos a verle – trataba el joven de color de confirmar la cita – ¡Y después nos vamos de marcha!”

“Que pedo me voy a pillar… Tengo unas ganas...” dijo Jonyo.

“Tú no puedes, tienes que conducir” le dijo su amigo de color.

“Vamos no me jodas…”

“No haberte sacado el carnet, jaja”.

“Es que no me gusta ir de gorrón por la vida como otros…”

Entre risas y bromas, caminaron hasta la casa de la chica, y entraron sigilosamente mientras abría la puerta.

“Tranquilos, mis padres están de vacaciones en el extranjero, no llegan hasta mañana por la mañana, tenemos la casa para nosotros solos”.

“Mmmmm… Entonces podemos hacer algo íntimo esta noche después de la fiesta, ¿no, cariño?”

“Siempre pensando en lo mismo… Desde luego, es que te cargas todo el romanticismo de la relación…”

“Sandra, acuérdate de que esta noche cambian la hora, que siempre se te olvida” le recordó Blackron.

“Ya, si sí que me acuerdo, ¿pero una hora más o una hora menos? Siempre me lío con eso… Bueno, voy a cambiarla en un momento, ¡vosotros id a bañaros un rato a la piscina!” exclamó mientras subía las escaleras.

Salieron al jardín donde estaba la pequeña piscina privada de la joven. Jonyo y Blackron se quitaron la camiseta y empezaron a comparar abdominales. Antonio pasó de ellos y se metió en el agua directamente. Cuando bajó Sandra, aún seguían pavoneándose sobre quien era más masculino de los dos.

“¿Aún seguís ahí? ¿No os vais a bañar?”

“Sí, pero yo voy al baño un momento” dijo Blackron.

La tarde transcurrió entre zambullidas y siestas tomando el sol en el césped, tirándose unos a otros al agua y salpicándose para picarse, pero siempre con una sonrisa en la cara. Cuando empezó a caer el sol, las ganas de seguir en el agua o bajo el sol empezaron a decaer.

“Se está haciendo tarde – advirtió Antonio – Deberíamos ir yéndonos si queremos llegar a la actuación del padre de Blackron”.

“Vale, ¿a qué hora quedamos? – Preguntó el joven de color mientras se secaba con la toalla – La actuación no es hasta las 22:00”

“Pues a las 21:30 en el bar, el que llegue primero que coja una mesa para todos” opinó Jonyo.

“Es decir, yo – dijo Antonio – Porque vosotros sois unos tardones, es especial tú, Jonyo”.

“¡Ya lo veremos!” se picó y se fue el primero para llegar a casa a prepararse.

En efecto, a las 21:30, el único que estaba en la mesa puntual era Antonio, y pronto llegó Blackron.

“¿Todavía no han llegado los tortolitos?”

“¿Es que esperabas que llegaran a tiempo?”

“Tienes razón, voy a por una copa”.

A los pocos minutos aparecieron Jonyo y Sandra, cogidos de la mano. Antonio les hizo una seña para indicarles su posición y se acercaron.

“¿Qué te dije?”

“Ha sido culpa suya, he ido a recogerla con el coche, pero me ha retrasado...”

“Callaos que ya empieza” mandó Sandra cuando de pronto se apagaron las luces.

Un foco iluminó el pequeño escenario del local, y un hombre de color vestido con un traje blanco y sombrero se acercó a un micrófono de estilo antiguo.

“Ladies and gentlemen, this is Mambo Number Five…” dijo y empezaron a sonar trompetas.

One, two, three, four, five
Everybody in the car, so come on let's ride
to the liqueur-store around the corner
The boys say they want some gin and juice
But I really don't wanna
Beerbust like I had last week
I must stay deep because talk is cheap
I like Angela, Pamela, Sandra and Rita
And as I continue you know they are getting sweeter
So what can I do I really beg you my Lord
To me flirting it's just like sport,
anything fly It's all good let me dump it
Please set in the trumpet

A little bit of Monica in my life
A little bit of Erica by my side
A little bit of Rita is all I need
A little bit of Tina is what I see
A little bit of Sandra in the sun
A little bit of Mary all night long
A little bit of Jessica here I am
A little bit of you makes me your man

Jump up and down, and move it all around

Shake your head to the sound; put your hand on the ground

Take one step left, and one step right

One to the front and one to the side

Clap your hands once, and clap your hands twice

And if it looks like this you are doing it right

I do all to
Fall in love with a girl like you
You can't run and you can't hide
You and me gonna touch the sky

“Me encanta esta canción – dijo Jonyo – Me siento identificado, jajaja”.

“Claro, eres un mujeriego como el de la canción” le dijo Sandra.

“No digas eso, cariño, sabes que yo te quiero mucho. Lo decía porque dice que a él también le gusta Sandra, jaja”.

“Ya, pero también sé cómo eras antes de que saliéramos. A ti también te gustan Ángela, Pamela, Rita y todas”.

Blackron apareció por detrás de pronto con una copa y una botella de vozka y los abrazó a los dos.

“Vamos parejita, no discutáis, ¡estamos aquí para divertirnos!”

Al terminar la actuación, salieron de copas por todos los bares de la calle Alcohol, tomándose un par de consumiciones en cada local, salvo Jonyo, que cuando trataba de beber alcohol, le quitaban la copa de las manos y se la bebían por él, alegando que tenía que conducir después. Sobre las cinco de la madrugada, todos estaban borrachos y decían cosas sin sentido.

“Tú eres un tío grande, Jonyo – le decía Blackron mientras trataba de abrazarle – Te quiero, tío…”

“Yo también, yo también… – dijo mientras se lo quitaba de encima – Pero ahora entra al coche, anda... Que llevas una que no te tienes en pie…”

Les llevó a casa uno por uno, de acuerdo a la proximidad de cada hogar, y terminó volviendo solo a casa.

“Estoy destrozado…” susurró y se tiró a la cama de su habitación, cayendo dormido al instante.

A la mañana siguiente, el tono de llamada de su móvil le despertó. No sabía qué hora era, ni quien le llamaba, alzó el brazo sin levantar la cabeza de la almohada y le dio al botón de aceptar llamada sin mirar quien era.

“¿Sí…?” dijo aún adormecido.

“¿Eres Jonyo?” dijo la voz al otro lado.

“Si no eres una tía que está buenísima cuelgo ahora mismo…”

“Soy Kevin, agente de la Guardia Petoriana, tengo algo que comunicarle”.

“Dígame…”

El futuro caballero comenzó a escuchar lo que le comunicaban con un atención casi nula, que fue aumentando según escuchaba, hasta que se levantó de pronto de la cama y se puso de pie.

“¿Está seguro?”

“Completamente”.

“Está bien… Voy para allá”.

En casa de Sandra, la Guardia Petoriana había precintado la zona. El agente Swanson, se encontraba en el interior de la casa en su silla de ruedas coordinando la operación.

“Mujer, 19 años. Víctima de asesinato con premeditación. Hora estimada del óbito, las 09:00. Causa de la muerte, asfixia por estrangulamiento. Posible arma homicida, una cuerda o algo similar, por las marcas que tiene en el cuello…” leía el informe Kevin.

“Está bien, retirad el cuerpo…” dijo el agente Swanson.

Cuando llegó Jonyo pudo ver salir la camilla con la sábana cubriendo el cadáver, momento en el que se derrumbó completamente. Antonio ya estaba allí y le salió al frente para que no llegase hasta el cadáver.

“Entonces… ¿es verdad?”

“Sí, Jonyo, es cierto. A mí también me han llamado, y Blackron está de camino. No me imagino lo mal que lo tienes que estar pasando en estos momento, pero que sepas que aquí tienes un amigo para lo que haga falta”.

“¡¿Quién ha sido?! ¡Dime quien ha sido que lo mato!” exclamó enfurecido.

“Pues me resulta violento decir esto, pero en toda la casa sólo hemos encontrado huellas vuestras, de Antonio, de Blackron y de Jonyo” dijo el agente Swanson.

“Es normal, ayer estuvimos aquí pasando la tarde en la piscina – dijo Antonio – Lo raro sería que no hubiera huellas nuestras”.

“Aún no me lo creo – susurró Jonyo – Sandra ha muerto…”

“Muy bien – dijo el Agente Swanson – Como el crimen ocurrió esta mañana, pero guardan mucha relación los acontecimientos de ayer y teníamos una hora distinta, para la comodidad de la investigación haremos todos los interrogatorios con la hora de ayer”.

“Entendido” contestaron los dos.

En aquél momento llegó Blackron corriendo, con su rostro cubierto en lágrimas, y los tres compañeros se abrazaron.

“¿Saben ya quien ha sido? – preguntó el chico de color llorando – ¿Saben algo?”

“No – dijo Antonio – Pero no te preocupes, vamos a pillar a ese cabrón”.

“Lamento tener que hacer esto, pero es mejor que comencemos con los interrogatorios cuanto antes, ahora que tenéis frescos los hechos – interrumpió el agente Swanson – Bien… ¿Quién fue el último que la vio con vida?”

“Estuvimos todos de fiesta hasta las 5 de la mañana – explicó Jonyo – Después, como yo soy el único que tiene carnet de conducir, les llevé a casa a todos”.

“Bien, ¿y en qué orden?”

“Primero dejamos a Antonio, que era el que más cerca vivía desde donde estábamos, después dejamos a Sandra y luego a Blackron. Por último yo me fui a casa solo”.

“Bien, ¿qué hizo cada uno después de llegar a casa?”

“Yo tenía que currar a las 09:00 en el centro comercial con lago – dijo Antonio – Así que no me merecía la pena echarme a dormir, y menos con el cambio de hora, así que me puse a jugar un rato a la consola y luego fui de empalme al trabajo. Puede comprobarlo llamando a mi jefe, he tenido que salir de allí cuando me han llamado dándome la noticia”.

“¡Kevin, compruébalo!” gritó su superior.

“¡Sí, Agente Swanson!” exclamó él y salió corriendo.

“Yo no tenía sueño, así que me conecté al servicio de mensajería instantánea, y estuve hablando con un colega que suele estar conectado a cualquier hora porque se pasa todo el día frente al ordenador. Sobre las 07:00 se conectó Sandra, estuve hablando con ella con normalidad hasta las 09:00, y después me fui a dormir”.

“¡Entonces tú fuiste la última persona que habló con ella! – Exclamó el agente Swanson – ¿Notaste algo extraño? ¿Estaba con alguien?”

“No… Por lo menos, no me dijo nada. Todo parecía normal”.

“¿Puedes demostrar que tuviste esa conversación?”

“El servicio de mensajería instantánea tiene una opción para registrar las conversaciones y guardarlas en un archivo de texto dentro del ordenador. Además viene la hora de todos los mensajes, pueden comprobarlo tanto en mi ordenador como en el de ella”.

“¡Lo haremos! ¿Y tú, Jonyo?”

“Yo me fui a dormir en cuanto llegué a casa, estaba muy cansado de estar todo el día de fiesta. Me despertó el móvil cuando me llamaron para darme la noticia”.

“¿Había alguien más en casa?”

“No, estaba yo solo. Mis padres están de vacaciones”.

“Es decir, que no tienes coartada”.

“No, agente…”

“¡Agente Swanson! – Irrumpió Kevin de repente – ¡Acabamos de confirmar la coartada de Antonio! Su jefe corrobora su versión. Llegó puntual al trabajo y hay por lo menos media hora entre su lugar de trabajo y la casa de la víctima. No pudo haberlo hecho”.

“¡Bien! ¡Ahora comprueba la de Blackron! ¡Registra el ordenador de la víctima buscando una conversación del servicio de mensajería instantánea entre las 07:00 y las 09:00!”

“¡A sus órdenes!” volvió a gritar y salió corriendo de nuevo.

“Decidme, ¿tenía Sandra algún enemigo? ¿Alguien que pudiese llegar a odiarla hasta querer su muerte?”

“No que nosotros sepamos – dijo Antonio – Sandra era una chica que no llamaba especialmente la atención. No tenía infinidad de amigos, pero tampoco ningún enemigo”.

“Es decir, que vosotros erais los que más contacto teníais con ella…”

“Sí, no se nos ocurre quien ha podido hacer esto” dijo Blackron.

“¡Agente Swanson! – Exclamó Kevin bajando por las escaleras – ¡Acabo de confirmar la coartada de Blackron! En efecto, hay registrada una conversación entre él y la víctima entre las 07:07 y las 09:02”.

“Perfecto, continuemos, ¿cuánto tiempo se tarda en llegar de cada una de vuestras casa aquí?”

“Yo tardo una media hora, ya sea andando o en transporte público” dijo Antonio.

“¿Tardas lo mismo andando que en transporte público?” preguntó sorprendido el Agente Swanson.

“Como se nota que usted no tiene que esperar un autobús en esta ciudad…”

“Yo igual, tardo lo mismo andando o en autobús, sólo que una hora” dijo Blackron.

“Yo tardo no más de diez minutos, porque tengo coche propio” dijo Jonyo.

“Muy bien – dijo mientras hacía una última anotación en su memo – Por lo que me habéis contado, es muy poco probable que el asesino fuera alguien de fuera del entorno de la víctima. Tiene que haber sido uno de vosotros tres – dijo señalándoles con frialdad – Y sintiéndolo mucho, he de deciros que nuestro principal sospechoso es Jonyo, al ser el único que no tiene una coartada. Blackron estuvo hablando con la víctima hasta pocos minutos antes de su muerte, no le habría dado tiempo a ir desde su casa a la de la víctima en tan poco tiempo, y Antonio entraba a trabajar a la hora del crimen, tampoco le habría dado tiempo a llegar ni desde su casa ni desde la de la víctima al centro comercial con lago después de haber matado a la víctima y entrar puntual a su puesto de trabajo”.

“¡No diga tonterías! ¡Jonyo tampoco es el asesino! – le defendió su amigo de color – ¡Si estaban saliendo juntos!”

“El crimen pasional es más común de lo que os podáis imaginar, pudieron tener una discusión por teléfono y cuando fue a arreglar las cosas en persona perdió los papeles y la mató”.

“Gilipolleces” dijo Antonio.

“No os preocupéis – mintió sonriendo para aliviar un poco la tensión – No importa si soy el principal sospechoso, porque sólo hay una verdad, y siempre sale a la luz. Está claro que el asesino no es ninguno de nosotros, y tarde o temprano los hechos lo demostrarán”.

“Jonyo…” pensó Blackron.

Después de decir esas palabras, Jonyo salió de la habitación esquivando las miradas de todos los presentes. Kevin le siguió hasta el pasillo donde llamó su atención.

“Jonyo, ¿no crees que es un poco pronto para descartar que el asesino sea uno de vosotros?”

“¡Cállate! – Gritó con una fiereza que hizo estremecer al joven agente – ¡El asesino es uno de nosotros! En otras palabras, ¡es uno de mis mejores amigos! ¡No sé quien ha hecho esto ni por qué, pero no pienso perdonarle nunca! ¡Resolveré el caso cueste lo que cueste!”

Acto seguido, se metió en el baño, y Kevin volvió por donde había venido, dejando sólo al futuro caballero.

“Tranquilo, puedes dejarle solo un rato – dijo el agente Swanson – Si es inocente de verdad, no le pasará”.

Pasados diez minutos, Jonyo no había regresado y sus compañeros empezaron a preocuparse.

“Voy a buscarle… Tal vez se haya derrumbado…” dijo Antonio.

Salió al pasillo en dirección al baño, y a los pocos segundos regresó corriendo.

“¡No está! ¡Jonyo no está en el baño!”

“¡Ha huido! – Exclamó el agente Swanson – ¡A por él! ¡Seguro que es el culpable!”

“No he huido…” se escuchó su voz mientras bajaba por las escaleras.

“¿Dónde coño te habías metido?”

“Sólo estaba revisando algunos detalles del caso”.

“¿Algunos detalles?2 preguntó Kevin.

“Sí, ¡y ya he descubierto quien es el asesino de Sandra!”

El rostro de todos cambió a sorpresa de repente, salvo el de una persona, que se tornó en miedo.

“¡¿Qué ya sabes quién es el asesino?! – exclamó Antonio – ¿Y a qué esperas para decírnoslo?!”

“El asesino... ¡¡¡Eres tú!!!” exclamó señalando con su dedo acusador y los ojos brillantes.

Los demás siguieron la dirección de su dedo y vieron que señalaba a su mejor amigo, Blackron.

“¿Qué dices? Yo no he sido, ¡tengo una coartada! – Se defendió – Estuve hablando con ella hasta unos minutos antes de que la mataran, ¿o es que ya no te acuerdas? ¡Y no se puede ir de su casa a la mía en menos de una hora! Si hace un momento tú mismo has dicho que no pudo haber sido ninguno de nosotros”.

“Es cierto. Tienes una coartada confirmada entre las 07:00 y las 09:00. ¿Pero y si para el ordenador no fuera esa hora en realidad?”

“No entiendo nada” dijo Antonio.

“Os lo explicaré. Como sabéis, la hora estimada de la muerte de Sandra es en torno a las 09:00, justo después de que terminara de hablar contigo. El cadáver fue encontrado sobre las 09:30, cuando sus padres regresaron del fin de semana en el extranjero. Hemos demostrado que no se puede llegar desde su casa a la tuya en treinta minutos, ni siquiera en coche o en autobús, pero si que se puede en una hora”.

“¿Y qué? Eso no demuestra nada”.

“Cualquier persona en una situación así diría algo como, las personas pueden engañarnos, pero las máquinas no, ¿verdad? Pero, ¿y si fuera al revés? ¿Y si fuera la máquina la que nos ha engañado y no la persona?”

“Sigo sin entender nada” repitió Antonio.

“Si se cambia el reloj de ambos ordenadores, se puede manipular la hora que registra el servicio de mensajería instantánea, creando una prueba falsa. Cambiaste una hora el reloj de tu ordenador que tenías previamente preparado, y luego cambiaste el suyo. Por tanto, la verdadera hora de vuestra conversación fue entre las 06:00 y las 08:00”.

“Pero Jonyo – intervino Antonio – Él mismo le recordó a Sandra cambiar la hora del ordenador delante de todos nosotros porque sabía que se le iba a olvidar hacerlo hoy”.

“Es cierto, por eso mismo ella no se volvió a preocupar de si la hora que ella veía era correcta o no. Seguramente Blackron volvió a poner la hora errónea en algún momento de descuido, sólo tenía que decir que iba al baño cuando todos estábamos en la piscina para hacerlo y nadie se habría dado cuenta”.

“Todos fuimos al baño, si mal no recuerdo. Nosotros dos también pudimos haberlo hecho”.

“Sí, pero él fue el único que fue al baño antes de bañarse, nosotros fuimos recién salidos del agua, y de haber tocado el ordenador en ese estado, habríamos mojado el parquet e incluso podríamos haber roto el ordenador si se filtraba una gota”.

“Siguen sin ser pruebas suficientes…” dijo Kevin.

“Después de hablar con ella por el servicio de mensajería instantánea, la llamaste por teléfono desde una cabina, para evitar así que tu teléfono quedara registrado como autor de la llamada, y la policía pensase que había sido una llamada de telemarketing, en la que siempre llaman desde número oculto. La dijiste que querías verla y fuiste hacia allí a toda prisa. Llegaste sobre las 09:00, la mataste, volviste a poner la hora correcta en el ordenador y después te fuiste, creando la coartada perfecta”.

“Todo eso que dices suena muy interesante, pero ahora en serio, ¿tienes alguna prueba?”

“Sí, la tengo. He revisado el registro de eventos del ordenador de Sandra y he encontrado algo muy interesante. Al parecer tenía configuradas las actualizaciones automáticas para que se descargasen e instalasen sin avisar, y hay algo muy curioso. Según la web del sistema operativo, esa actualización fue a las 07:30, hora en la que se supone que estabas hablando con ella”.

“¿Y qué hay de malo en que se haya actualizado el software mientras hablábamos?”

“Que esa actualización requería el reinicio del sistema, que también estaba automatizado, y esa operación tarda por lo menos dos minutos durante los cuales según el registro de la conversación, ¡vosotros estabais hablando! Dime, ¿cómo es posible que siguierais hablando con el ordenador reiniciándose”.

“¡Esa no es una prueba válida! ¿Cómo sabemos qué zona horaria sigue la web? ¡Puede seguir la de su país, que es diferente a la de aquí!”

“Eso es cierto, Jonyo – le dijo el agente Swanson – Sólo son pruebas circunstanciales”.

“Está bien… Esperaba que con esto confesaras pero no lo has hecho, usaré mi última baza… Dime una cosa, ¿a qué hora cambiaste tú los relojes esta mañana?” preguntó finalmente.

“Pues una hora menos de la que estaba, como es lógico”.

En aquél momento, todos le miraron con miedo de repente.

“Es cierto – dijo Antonio – Eso prueba que fuiste tú”.

“¿El qué? ¿Por qué? No entiendo nada”.

“¿Aún no te has dado cuenta? – Dijo Jonyo – Piensa, ¿qué hora es ahora?”

“Las… - comenzó mientras miraba el reloj de muñeca de su amigo – ¡Las…!”

La expresión de su rostro cambió de repente. Toda aquella confianza que le rodeaba desapareció en un instante, tornándose en una mezcla de miedo y angustia.

“Parece que al fin te has dado cuenta. La hora de la actualización del ordenador de Sandra era la hora correcta de hoy, una hora más, y si le sumas la hora que quitaste tú al equivocarte, hacen dos horas de diferencia. Por primera vez en muchos años, ella cambió la hora y la cambió bien, seguramente porque tú se lo recordaste. Todos los relojes de la casa tenían una hora más, menos el de ordenador, que tenía una hora menos. Resumiendo, cambiaste el reloj a una hora más de la que estaba en un momento de descuido durante la tarde de ayer. Después hablaste con ella de 07:00 a 09:00 según el que sería el horario de hoy, pero si seguimos el horario de ayer, que sobre el que se está haciendo la investigación, en realidad fue de 06:00 a 08:00. Así, conseguiste ganar la hora que necesitabas para volver a casa y conseguir tu coartada. En esa hora, fuiste a su casa, la mataste, y volviste a cambiar la hora, a la que tu creías que sería la de hoy, pero te equivocaste, la hora correcta ya estaba puesta y le quitaste dos horas las ordenador, la que habías puesto tú de más y la que correspondía por el cambio de hora. Treinta minutos después el ordenador se actualizó, marcando las 07:30, pero en realidad eran las 09:30. Pensaste que como ha habido un cambio de hora, la investigación se haría con respecto a la hora de hoy, pero llegaste justo después de que el agente Swanson nos dijera que la harían con la hora de ayer por comodidad. Bien, ¿confiesas ya o quieres que comprobemos los relojes de tu casa para ver si tienen una hora más o una hora menos?”.

“No será necesario… Fui yo”.

“Sólo estaba buscando pruebas que te exculparan, a pesar de que sospechaba de ti, porque para algo eres mi mejor amigo. Sin embargo, cada prueba que encontraba, te incriminaba todavía más. Deseaba que fuera mentira, pero todas mis esperanzas han sido aplastadas por la verdad…”

“¿Desde cuándo sospechabas de mí?”

“Desde que estabas en el vientre de tu madre”.

“¿Por qué lo hiciste, Blackron? Ella te quería mucho”.

“No... Ella no me quería nada en absoluto. No sé si lo recordaréis, pero ella estuvo saliendo conmigo antes que contigo”.

“Creo que yo me acuerdo pero fue hace mucho tiempo, ¿no? – dijo Antonio – Y además fue poco tiempo...”

“¿No me digas que la has matado porque cortó contigo?” preguntó Jonyo.

“No... No fue porque cortó conmigo, sino por qué cortó conmigo”.

“¿Cómo?” se preguntaron todos, al no haber sido capaces de captar la diferencia de tono.

“Sí... Jamás le hubiera hecho ningún daño sólo por haberme dejado. Y tampoco me importaba que estuviera saliendo con mi mejor amigo. Es más, prefería que estuviera con él, que sabía que la iba a tratar bien, antes que con un desconocido”.

“¿Entonces qué pasó?”

“Cuando cortamos, ella no me quiso dar ninguna explicación de porque quería que nos separásemos. A pesar de todo, respeté su decisión y lo dejé estar, pero la semana pasada, cuando salimos de la fiesta, estaba borracha y me lo confesó todo”.

“¿Qué fue lo que te dijo?”

“Me había dejado por ser negro, decía que no tenía prestigio social salir con alguien de color, y que estando conmigo daba una imagen de estar saliendo con un vagabundo o con un esclavo, y que ella valía mucho más”.

“No me puedo creer que Sandra dijera algo así...” comentó Antonio.

“¡Pues lo hizo! ¡Era una arpía que no merecía otra cosa que la muerte! ¡La maté para que no jugara contigo igual que conmigo! ¡Deberías darme las gracias!”

“No, Blackron. Eres un asesino” dijo Jonyo con total frialdad.

“¡¡¡Tú no puedes entenderlo!!!” gritó cargando un puñetazo contra él.

“No podría entenderlo... No importa cuál sea el motivo... – decía Jonyo mientras evitaba el puñetazo, le agarraba del brazo, y le tiraba al suelo con una llave – Matar a una persona... No quiero entenderlo...”

Blackron cayó al suelo boca arriba, observando el cielo y durante un instante se dibujó la figura de Sandra en las nubes.

“Sigues tan fuerte como siempre...”

“No. Tan sólo es que tú te has vuelto muy débil... últimamente”.

Blackron se levantó y se dispuso a entregarse. Jonyo empezó a marcharse sin decir una sola palabra más a nadie. El agente Swanson se acercó a Blackron con las esposas. Le agarró del hombro con una mano, con la otra le cogió una de las dos manos y cuando fue a esposarle, Blackron empezó a ponerse nervioso.

“Voy a ir a la cárcel... Voy a pasarme el resto de mi vida entre rejas... ¿Por qué? – Pensaba mientras veía a Jonyo alejarse – Yo no soy un asesino... Yo soy... ¡La justicia!”

De repente y sin que nadie lo esperara, el joven de un color dio un codazo al agente Swanson, rompiéndole varias costillas con el impacto, y echando a correr un instante después.

“No... – dijo Jonyo al girarse después de escuchar el golpe – Esto no funciona así, Blackron... ¡¡¡No debes huir!!!” le gritó.

“Todo el mundo huye... – pensaba mientras escapaba – Huir no es algo malo...”

Jonyo estaba a punto de correr a perseguirle, cuando de pronto le vio frenar en seco. Antonio estaba delante, bloqueándole el paso.

“Blackron. No seas cobarde. Asume lo que has hecho”.

“Quítate de mi camino o te quitaré yo”.

“¿Me harás lo mismo que le hiciste a Sandra? ¿Aún con toda la policía acercándose? – Dijo mientras ambos escuchaban los pasos de los subordinados del agente Swanson – No tienes a donde escapar. No aumentes aún más tu condena. Nosotros, Jonyo y yo, te estaremos esperando”.

“¡¡¡Fuera de mi camino!!!”

El joven trató de abrirse paso placando a su amigo, que vio sus intenciones. Separó las piernas, abrió los brazos y encajó el placaje de su compañero, impidiendo por completo su huída.

“¿No lo ves? No puedes escapar. Aún puedes salvarte. Nosotros te apoyaremos”.

“No me hagas reír, ¿acaso vais a venir a la cárcel conmigo o algo por el estilo? – Decía mientras trataba inútilmente de avanzar – Todo eso no son más que palabras. ¡¡¡Y ahora déjame pasar!!!”

Trató de derribarle con un puñetazo, sabiendo que no podría esquivarlo porque estaba usando las dos manos para retenerle. Para su sorpresa, no lo esquivó. Soportó el golpe en su mejilla sin retroceder ni un milímetro.

“No voy a dejar... – decía mientras aguantaba – Que destroces aún más tu vida... Madurarás, superarás esto y serás un hombre honorable”.

“¡¡¡¡Tu puta madre!!!!” exclamó y de pronto salió de su mano una onda de energía negra que se llevó por delante a su compañero.

“¡¡¡Antonio!!!” gritó Jonyo mientras veía como caía al suelo medio carbonizado.

El joven de color, sin saber exactamente qué había ocurrido y sabiendo que probablemente no sería capaz de volver a lanzar aquella extraña onda otra vez, salió corriendo sin pensar.

“¡Kevin!” exclamó el agente Swanson.

“¡Sí, señor!” contestó y lanzó su tridente contra Blackron.

En medio de la trayectoria, Jonyo desvió el tridente de una patada y acto seguido fue a ver como estaba Antonio.

“¡Pero qué haces, Jonyo! – Le gritó el agente Swanson – ¡Esto es obstrucción a la justicia!”

“Está muerto… – confirmó tras tomar de tratar de tomarle el pulso – Él también está muerto...”

“¡Vamos a por Blackron! ¡De prisa o escapará!” gritó de nuevo el agente.

“¡No! ¡Yo le cogeré! – Exclamó Jonyo y salió corriendo detrás de él – ¡Esto es personal!”

“Estos jóvenes tan impulsivos… A ver si maduran... ¡Kevin! ¡Al coche patrulla!”

Blackron giraba la cabeza de vez en cuando para ver si alguien le perseguía, y de pronto vio aparecer la figura de Jonyo a toda velocidad.

“¡¿A dónde crees que vas?! ¡Esto es una isla! ¡No hay un sitio al que puedas huir!”

“Huir no es algo malo, haaaa, haaaaaaa… Todo el mundo huye… Además, recuerda que yo soy negro. Mi velocidad es genéticamente superior a la tuya, ¡no podrás alcanzarme!”

“He estado entrenando durante mucho tiempo para alcanzarte… Dominas todos los deportes, todas las materias, ciencias, letras e idiomas”.

“Tal vez eso sea cierto, pero tú te quedaste con Sandra, lo más importante no he sido capaz de conseguido”

“Eso es porque eres demasiado vago para sacar provecho a tu talento, ¡ahora mismo estamos al mismo nivel! ¡Sólo hay una cosa que nos diferencia en este instante!” gritaba mientras le iba alcanzando poco a poco.

“¿Tú al mismo nivel que yo? No me hagas reír… ¿Y qué es eso que nos diferencia?”

“Lo único que puede marcar la diferencia entre nosotros ahora mismo es… ¡La determinación! Sólo el que crea en su causa por encima de todo será el que se salga victorioso hoy”.

“Es decir, que ganaré yo, ¡he acabado con el demonio y ahora saldré impune!”

“¿Pero quién es el demonio ahora?”

Como no miraba por donde corría, cuando se quiso dar cuenta, Blackron estaba frente a un acantilado. Se vio obligado a frenar y se dio la vuelta, donde Jonyo le esperaba.

“¡Ríndete de una vez! ¡Ya no puedes escapar!” gritó mientras el cielo empezaba a ennegrecerse al cubrirse de nubes grises de tormenta.

“¡Sí que puedo! ¡Sólo tengo que quitarte de en medio!”

En ese momento aparecieron varios coches patrulla de la Guardia Petoriana y cerraron la salida. El agente Swanson, Kevin y media centena de de agentes más salieron de los coches y apuntaron hacia el joven de color.

“¡Blackron! ¡Estás rodeado! – Le gritó el agente Swanson desde el megáfono – ¡No empeores las cosas! ¡Si ofreces resistencia abriremos fuego!”

El joven de color se vio acorralado. Comenzó a dar pasos hacia atrás hasta que estuvo a punto de resbalar y caer al precipicio. Volvió a darse la vuelta y miró hacia abajo. Veía las olas chocando contra los arrecifes con gran violencia mientras las nubes que oscurecían el cielo atraían a su vez un fuerte viento que aumentaba esa fuerza y violencia.

“Creo que esto se acaba aquí, Jonyo…”

“¡No! ¡Todavía no se ha acabado! ¡No ha hecho más que empezar!” exclamó y un rayo cayó cerca de Blackron, creando un agujero humeante.

“Adiós, Jonyo…”

“¡No! ¡No lo hagas!” gritó y fue corriendo hacia él.

El joven de color se tiró al vacío después de cerrar los ojos, pero la velocidad de su aún amigo fue suficiente para agarrarle del brazo e impedir su caída mortal.

“¡¿Qué haces?! ¡¿Por qué tratas de salvarme la vida después de lo que hecho?!” gritaba mientras un nuevo rayo caía cerca de ambos.

“Porque eres mi amigo, y los amigos, están para ayudarse”.

Blackron vio que no podría hacer cambiar de opinión a Jonyo con palabras, así que palpó la pared hasta encontrar una roca puntiaguda y la sacó por la fuerza.

“¡¡Yo no soy tu amigo!! ¡¡Los amigos no inculpan!! ¡¡Encubren!!” exclamó y clavó la piedra en la mano del futuro caballero.

Jonyo le soltó de un acto reflejo por el dolor y Blackron comenzó a caer de nuevo. Sin embargo, extendió la otra mano y volvió a cogerle.

“¿Por qué sigues insistiendo? Yo ya no tengo futuro… Déjame morir”.

“No te dejaré morir… Haré que comprendas el peso de tu crimen”.

Tras esas palabras, Blackron desistió en su intento de suicidio, y Jonyo le subió hasta la superficie. Después le dejó tirado en el suelo, se levantó y empezó a marcharse.

“Cuando te hayas rehabilitado, ven a verme. Te estaré esperando”.

Kevin y el agente Swanson se acercaron para esposar a Blackron, pero un nuevo rayo mucho más violento cayó entre ambos, rompiendo la parte sobre la que estaba el joven de color, que comenzó a caer junto a los escombros. Al escuchar el estruendo, Jonyo se dio la vuelta y se lanzó de nuevo para agarrar el brazo de su amigo y salvarle, pero los agentes se abalanzaron sobre él tras ver la distancia que los separaba. Durante un instante la mirada de los dos amigos cruzándose se congeló en el tiempo.

“Parece que al final no podré pagar por lo que he hecho… Hasta la vista, Jonyo…”

Blackron cayó al vacío junto con el trozo de acantilado que había roto el rayo, perdiéndose en la lejanía de la distancia.

“Lo siento, nosotros también queríamos atraparlo – dijo el agente Swanson – Pero si te hubieras lanzado a por él, tú también habrías caído al vacío sin remedio”.

Jonyo, derrumbado, cayó de rodillas y apoyó la cabeza en el suelo.

“¡¡¡¡No he podido salvar... Ni a uno solo de mis amigos!!!!” gritaba con todas sus fuerzas mientras aporreaba el suelo y le salían lágrimas de los ojos.


PD3: Y con esto cumplo otro de mis chiki-sueños, crear un capítulo al estilo Detective Conan (Con lo que me ha costado, no puedo imaginarme como el autor de la serie puede inventarse uno cada dos semanas...)

PD4: ¿Hay alguien que haya averiguado quien era el asesino antes de que se supiera?

6 comentarios:

Jon dijo...

Bueno que voy a decir de este pasado a parte de que ha sido para mi el mejor capitulo de todos porque me ha hecho reir con lo de mujeriego lo de que siempre llego tarde jaja costumbre que todavia no me he quitado, me ha hecho recordar algunas cosas y nada decir que coincidencias del destino hace como ni dos semanas me encontré con el caballero negro y no nos quitamos la camiseta para ver quien tenia mas abdominales puesto que iba con una chica que parecia muy maja

“Vamos, aún hemos ganado, volved a vuestras posiciones(aun no hemos ganado)
Mierda...” dijo Jonyo al ver que su golpe había sido un fracaso y que bola volvía hacia su campo.
(y que la bola)
“Es decir, yo – dijo Antonio – Porque vosotros sois unos tardones, es especial tú, Jonyo”.
(en especial tu)
El futuro caballero comenzó a escuchar lo que le comunicaban con un atención casi nula(una atencion)
“¿Algunos detalles?2 preguntó Kevin(sin el 2)
la hora correcta ya estaba puesta y le quitaste dos horas las ordenador(al ordenador)
el joven de un color dio un codazo al agente Swanson,(el joven de color)
El agente Swanson, Kevin y media centena de de agentes más salieron de los coches(y media centena de agentes)

P.D En una carrera de velocidad entre ronald y yo le ganaría, podriamos hacer la prueba algun dia jaja
Gracias Rubén por el capitulo y un saludo a todos.

Jun dijo...

Mm gracias por los agradecimientos, yo sigo con los coments a ver si cuela y sigue el trato en vigor ;)

PD_Quiero leer el capi T_T

^_^

Rubén Shinoda dijo...

He puesto Rubén Rodríguez Fernández y me ha salido esto, me he quedado atontado, más que nada porque mi nombre y mis dos primeros apellidos son los mismos que los tuyos, la diferencia es que yo vivo en Zamora y tengo 17 años =) es un placer escribirte este comentario ^^ coincidimos en algo más n.n a mi me va el Jrock y adoro el anime, además de muchas otras cosas ^^ jaa ne!

Azure dijo...

Pues sólo se me ocurre decirte... ¡WOW!

Rubén Shinoda dijo...

Pues vale...

Anónimo dijo...

Me ha gustado, muy divertido la verdad jejejeje (sorry x la tardanza pero no he tenido internet en unas semanas)