domingo, 19 de abril de 2009

Episodio XCI

No sé ni como cojones he conseguido sacar este capítulo a tiempo, porque lo llevaba fatal, pero aquí esta!!! :D Espero que disfrutéis tanto leyendolo como yo haciéndolo, porque es de esos que molan ^^

Mañana me examino del práctico de conducir, así que me ha venido bien escribir para olvidarme un poco de eso, rezad por mí esta noche xD

Título: Desencadenado

Tamaño: 8'3

Dedicado a: Jon (Jonyo, caballero del rayo) Sí, otra vez xD

Agradecimientos a Reik, por prestarnos sus argumentos textuales, por supuesto, sin saberlo, que han servido para realizar este capítulo.



Episodio XCI



Cuando me has hablado sobre tus compañeros no has nombrado al caballero de la tierra. Dime, ¿a Fidel también le daña su elemento?”

¿Cómo? – Aquella pregunta descolocó al caballero del rayo. Había visto con sus propios ojos el momento en el que le sangraron las manos a Gabriel por utilizar demasiadas rosas, había sufrido un rayo en sus propias carnes hacía escasos minutos, pero no recordaba ningún caso similar sobre Fidel – Pues... Cuando le han estampado contra la pared de una montaña, que yo recuerde le ha dolido”.

“Pero Fidel no estaba controlando las rocas contra las que estrellaron. Del mismo modo, si coges a Arturo mientras duerme y le prendes fuego también se quemará, pero si controla su elemento reaccionará rápido e inutilizará las llamas para no morir carbonizado. Ese es la termino medio entre un logia y el nivel que tenéis ahora”.

“Ya veo, un logia puede controlar el elemento como un entero, sin importar la situación en la que esté. Lo que me pides es que al menos domine la cantidad de rayo que esté utilizando en cada momento para que no me dañe”.

“Exacto”.

“Y... ¿cómo puedo hacer eso?”

“Tienes que convertir tu piel en un conductor de electricidad, de manera que cuando un rayo te azote, pase por la piel hasta la tierra sin hacerte daño alguno”.

“Quieres que me convierta en un pararrayos que absorba y acepta todos los daños y perjuicios y los destruya... ¿Es que nací para eso?”

“No dejes que tu pasado te influya. Creía que ya lo habías superado... Quizá nunca lo superes del todo, pero ahora no es momento de pensar en eso. ¡Vamos! ¡Revuelve los cielos! ¡Invoca u rayo y recíbelo!”

Jonyo levantó su espada al cielo, un rayo apareció y fue directo hacia él. En el último momento soltó la espada para que la empuñadura recubierta de goma no le protegiera, recibiendo el impacto por completo. La intensidad fue mucho mayor que la vez anterior, puesto que la fuerza de un rayo entero no era comparable a la de un Lighthing Plasma retornado. El rayo sacudió con fuerza al caballero por completo y cuando se desvaneció éste cayó al suelo en redondo.

“Rara vez las cosas salen a la primera. Levántate”.

El caballero, aparentemente inmóvil, movió un brazo y apoyó la mano para levantarse. Todo su cuerpo temblaba, pero consiguió ponerse en pie.

“No he podido hacer nada, pero sí que he visto lo que ha pasado. He sentido todo el poder del rayo invadiendo mi cuerpo, destruyendo mis músculos, desgarrando mi piel, quemando mis órganos, pero no he sido capaz de echarle fuera... No tengo más remedio, lo intentaré de nuevo”.

Alzó la espada una vez más invocando un rayo y la soltó en el último momento. No hubo novedades, el rayo volvió a sacudir todo su cuerpo como a cualquiera, y volvió a caer en redondo al desvanecerse.

“Creo que esto no va a ser tan fácil como pensaba...” dijo desde el suelo.

Pamela se despertó en el interior del templo. Veía borroso, así que palpó a ciegas a su alrededor buscando sus gafas. Tenía una manta echaba por encima que ella no recordaba haber puesto, y tanto la televisión como la consola estaban apagadas.

“Ya es de día... – murmuró al ver luz al otro lado de la ventana – ¿Cuánto tiempo he dormido?” pensó aún algo amodorrada.

El reflejo de un rayo en la ventana despertó su atención, y se asomó para ver lo que ocurría. Al hacerlo su modorra desapareció de repente. Desde allí vio que Jonyo acababa de recibir su propio rayo, sus ropas estaban desgarradas de sufrir repetidas descargas y caía al suelo ante sus ahora llorosos ojos.

“¡¡¡Jonyo!!!” gritó y salió corriendo a fuera.

“Así no vas a conseguir nada – le decía su difunto maestro – Sólo estás recibiendo los rayos una y otra vez, pero no haces nada por controlarlos, lo único que esperas es que tu cuerpo se acostumbre a ellos, y eso no va a suceder”.

“Entonces dime, ¿qué debo hacer?”

“Yo no puedo ayudarte más. Tienes que descubrirlo por ti mismo”.

“Que respuesta más típica de maestro. Cuando más se os necesita salís con esas... – dijo sin mirarle a la cara y alzando de nuevo la espada – No importa como, pero lo lograré, con o sin tu ayuda”.

El caballero trató de levantarse, pero le dio un temblor en las manos al apoyarlas y estrelló su cara de nuevo contra el suelo. Lo intentó una vez más y consiguió ponerse sobre sus pies, pero le volvió a dar un calambre y se cayó con las piernas cruzadas.

“Los sucesivos rayos que te has ido impactando han terminado por aturdir a tu sistema nervioso y ahora son los restos de esos rayos los que dan órdenes falsas. No podrás aguantar mucho más tiempo”.

“Calla – dijo arrancándose la parte superior de la ropa, que estaba ya destrozada, y mostrando todos sus pectorales – Ya te he dicho que lo conseguiré”.

“¡¡Jonyo!!” gritó una voz infantil.

Pamela salió del interior del templo y al fin vio la situación.

“¡¡¡Jonyo!!! – Exclamó de nuevo – ¿Qué está pasando? ¿Por qué estás así? ¿Y Hilda?”

Giró la cabeza y vio a su madrina con aquella aura negra a su alrededor.

“¡¿Hilda?!”

“Tal vez no...” respondió la voz doble.

“Esa voz doble... ese aura negra... ¿Estás usando el Oversoul contra Jonyo? ¿Por qué?”.

“Sólo trata de ayudarme. Por favor, no interfieras” le dijo el caballero.

El caballero volvió a invocar un rayo. Tensó los músculos con todas sus fuerzas para ver si así conseguía algo, pero el resultado fue el mismo. Tras la sacudida eléctrica cayó al suelo en redondo.

“No sé que espíritu eres, pero sé que aún hay parte de Hilda en ti. ¿Puedes decirme lo que ocurre?”

“El caballero del rayo está tratando de fortalecerse, pero sus esfuerzos están siendo en vano. Si continúa así, morirá, pero es mejor que muera aquí a que le mate un enemigo mañana”.

“¡No! ¡Yo no quiero que muera! ¡Le ayudaré!” exclamó y fue corriendo hacia su amigo.

“¡¡Espera, insensata!!”

Jonyo tenía la espada alzada y había invocado un nuevo rayo, cuando vio de repente que Pamela saltaba por encima de su cabeza para recibir el rayo en su lugar. No podía anular el rayo ni podía protegerla con la espada porque estaba encima, así que, en un acto reflejo, soltó la espada y alzó la mano, la echó hacia abajo y la abrazó para compartir el impacto. El rayo les sacudió a ambos por igual, pero esta vez, al desvanecerse, Jonyo no cayó al suelo.

“Que extraño – dijo – El rayo nos ha sacudido por igual, pero siento la mitad de daño. Debería haber recibido el mismo daño que cuando estaba yo solo, ¿por qué?”

“Eso es... – le susurró la pequeña, algo chamuscada – porque... la electricidad... también ocupa espacio... lo aprendí en el colegio”.

“¿También ocupa espacio? Eso significa que...” dijo al surgirle una idea.

“Me alegro... de haber podido ayudarte...”.

La pequeña no pudo soportar el rayo y se desmayó. Jonyo la llevó en brazos hasta la sombra de un árbol y la colocó para que descansara cómoda.

“Gracias Pamela. Tu sacrificio no habrá sido en vano”.

“¿Ya lo has averiguado?”

“Creo que sí. Voy a intentarlo”.

Cerró los ojos y empezó a concentrarse. Su cuerpo comenzó a iluminarse levemente con un tono dorado. Volvió a alzar la espada y un último rayo más grande que cualquiera de los anteriores descendió amenazante.

“Si no lo consigue, ese rayo lo matará” pensó su antiguo maestro.

El caballero sonrió confiado y el rayo impactó de nuevo contra él, creando una cúpula de luz cegadora a su alrededor.

“¿Lo habrá conseguido?”

La luz se disipó y apareció la figura del caballero del rayo, intacto y sonriente

“Tal y como lo esperaba de ti...”

“No fue fácil, maestro, pero lo comprendí gracias a Pamela. Si el rayo al invadir mi cuerpo de verdad ocupaba espacio, lo que hice fue llenar completamente los espacios vacíos de mi cuerpo con energía, para que lo único que pudiera hacer el rayo fuera pasar por la superficie de mi piel. Me da pena que haya tenido que sufrir una niña para que me diera cuenta, pero me servirá para protegerla cuando viva aquí”.

“No está mal... Ahora, venga ¡Desarróllalo! ¡Tu nuevo ataque!”

El caballero invocó un nuevo rayo, pero esta vez no dejó que le diera. En su lugar lo esquivó unos centímetros, permitiendo que impactara contra el suelo y en el mismo instante en que lo hizo, lo agarró con una mano, impidiendo que se desvaneciera. Flaqueó durante unos segundos al no controlar del todo su nuevo poder, su mano se ennegrecía y temblaba, pero, acompañado de un fiero grito, tiró con fuerza y arrancó un trozo de rayo de la longitud de una lanza, quedando en su poder.

“Interesante, y muy vistoso, por cierto, ese pedazo de rayo en tu mano queda bastante bien. ¡Pero eso no sirve de nada si el ataque no es efectivo! Utilízalo contra mí. Si me derrotas, mi labor aquí habrá terminado”.

“No quiero hacer daño a mi maestro”.

“No seas imbécil, no soy tan débil como me pintas. No en vano soy yo el que te ha iniciado en todo lo que sabes. Vamos, ¡hazlo! Si no lo haces rápido, el rayo se desvanecerá”.

“¡Lanza del Relámpago!”

El caballero lanzó el rayo contra su maestro, yendo a la misma velocidad que si cayera del cielo, por lo que no pudo hacer nada por evitarlo. El ataque le atravesó por el pecho, perdiendo toda su velocidad al hacerlo, y chocó después contra el suelo, causando una gran explosión.

“Gracias maestro. Ahora podrás descansar en paz” dijo mientras recogía y envainaba la espada.

Arturo y Peter observaban al caballero del hielo en la terraza de la torre mientras JesuCristo y Shinkan se preguntaban quien era aquél individuo.

“Re... Reik” susurró Arturo.

“¿Qué te trae por aquí, Reik? Pensaba que no volvería a verte” le preguntó Peter.

“Sentí la energía de Arturo en SuperGuerrero y decidí pasarme por aquí pensando que había ocurrido algo interesante, pero para mi sorpresa, os encuentro ayudando a una panda de malditos cristianos”.

“¿Cómo osas meterte con nuestra religión? ¡Nuestra fe es la única verdadera!”

Ninguna religión es verdadera. ¿Es que alguien con algo de cerebro puede seguir algo que no sea verdad? Todas las religiones son una mentira, creadas por gente que intenta controlarte y darte respuestas fáciles de entender, creadas por el miedo a lo inexplicable, cuando no hay explicación científica la iglesia dice que es una obra de Dios... Todas se crearon por el miedo a la muerte”.

“Reconozco que en el pasado nuestra Iglesia no hizo siempre las cosas bien, ¡pero ha aportado mucho a la historia!”

“Basar una historia en mentiras, no es historia sino pura falacia”.

“¿Qué hay de todas las obras de arte que inundaron la cultura del mundo durante tanto tiempo?”

“Y ahora todas esas obras están desperdigadas por las ruinas de aquí detrás. Dime tú, ¿qué hay de todas las mujeres que fueron quemadas en la hoguera acusadas de brujería? ¿Qué hay de todos los científicos acusados de herejía por decir que la tierra gira alrededor de sol? ¿Qué hay de todos los enfermos asesinados por estar malditos? ¿Y de todos los niños de los que han abusado sexualmente? ¿Y las personas que pagaban para que su alma no fuera al infierno?”

“¡Cállate! ¡No toleraré que sigas blasfemando de esa manera! ¡Nuestro pueblo actual no tiene la culpa de todo eso!”

“¡Eso! ¡Tú invéntate excusas! ¡Evade tu responsabilidad!”

“¡Cierra la boca! – dijo lanzándose hacia él – ¡He hablado con simios más educados que tú!”

“Me alegra que asistieras a tu reunión familiar diaria”.

Reik se dispuso a atacarle, pero antes de que pudiera hacerlo, una columna de fuego se interpuso entre ambos, obligándoles a retroceder.

“Es bueno... Ha sido capaz de devolverme el insulto, y no porque me estuviera enfrentando en combate, sino por pura naturalidad. Si tuviera que combatir contra él de verdad, tendría que emplearme a fondo”.

“¡Eh! – Gritó el caballero del fuego – ¡Ninguno de los dos va a convencer al otro! Asi que, ¿por qué no paráis de una vez? Y tú Reik, ya que se te da tan bien esto, ¿por qué no ayudas a Peter?”

“Je... No has cambiado nada, Arturo. ¿Qué te hace pensar que Peter quiere mi ayuda? Estoy seguro de que prefiere morir antes de ganar así. Mírale”.

Arturo se giró hacia Peter. Estaba de pie, con la espada en la mano, y completamente recuperado.

“Hace un momento no podía ni ponerse en pie”.

“Ha usado el tiempo que hemos discutido para recuperar fuerzas y calmarse. Es la mejor ayuda que podíamos darle – se dirigió a él – ¡Peter! ¡Si vuelvo a verte arrodillado ante tu enemigo! ¡Yo mismo acabaré contigo! ¡Tienes el suficiente potencial para ganar este combate! ¡Así que deja de hablar y hazlo!”

“Gracias, Reik – pensó – Sé que, a tu manera, tratas de animarme”.

“Nada de lo que digas cambiará el resultado. Y aunque te hayas recuperado, volverás a caer en unas cuantas rondas. Entonces te remataré”.

“Habla cuanto quieras, pero ahora te demostraré la oratoria de alguien de mi cargo”.

“¿Cargo? ¿Es que eres militar o algo así? ¡No pienso aguantar tu insolencia aquí sentado!”

“Ya te están fastidiando otra vez las almorranas, ¿Eh?”

JesuCristo se quedó paralizado unos segundos, pero Peter estaba tan convencido de que no iba a ganar que se dio cuenta tarde y no atacó, perdiendo una valiosa oportunidad.

“¡Idiota! ¡Ataca!” le gritó el caballero del hielo.

“Lo he hecho, he ganado el duelo... Puedo hacerlo...”

“¡Pues claro que puedas, pero procura no perder el tiempo la próxima vez!” volvió a gritarle.

“Ha debido ser una coincidencia... De todas formas has perdido tu oportunidad de atacarme, y no se volverá a repetir. ¡Nunca me verán luchar tan mal como tú lo haces!”

“¿Tan rápido corres?”

Esta vez Peter no perdió el tiempo y fue a atacar a su oponente. Sin embargo, los efectos de los ataques anteriores no se habían pasado tanto como él esperaba y eso repercutió en su velocidad. Cuando efectuó el corte JesuCristo ya fue capaz de reaccionar y consiguió esquivarlo.

“Mierda... He sido demasiado lento... ¡Probaré yo! ¡He oído que eres un soplón despreciable!”

“Que pena me da que nadie haya oído hablar de ti...”

Estando tan cerca, JesuCristo no tuvo problema en cortar a su oponente en los muslos, impidiéndole correr. Peter dio un pequeño grito y acto seguido presionó con fuerza sus heridas y al retirar las manos las heridas habían desaparecido.

“Sigues sin poder ganar... ¿Has dejado ya de usar pañales?”

“¿Por qué? ¿Acaso querías pedir uno prestado?”

Peter no quiso que le pasara lo mismo que antes, así que, a pesar de no estar en una postura adecuada, alzó la espada y dio un corte horizontal a la altura de la cabeza de su oponente, pero falló y sólo fue capaz de cortarle unos cuantos cabellos.

“Casi...” pensaba el caballero del fuego mientras observaba con atención.

“Que cagada...” pensó el caballero del hielo.

“Vamos Peter... – pensaba Shinkan – Devuélvele a la verdadera luz”.

“¡Esto se acabo! – Exclamó JesuCristo al ver que lo tenía delante y mal colocado tras su fallido ataque – ¡Mi pañuelo limpiará tu sangre!”.

JesuCristo se lanzó al ataque con un corte vertical sin esperar a que Peter respondiera, queriendo acabar lo más rápido posible con aquella batalla.

“Ah, ¿ya has obtenido ese trabajo de barrendero?”

Como el Hijo de Dios ya estaba atacando, Peter sólo pudo permitirse bloquear su ataque con la espada de Arturo, y empujarle hacia atrás tras unos segundos de forcejeo.

“¡Peter tiene la delantera!” comentó Arturo.

“¡No! ¡Aún están igualados!” corrigió Reik.

“No me puedo creer que haya dominado el Duelo de Insultos... No es algo que cualquiera pueda hacer... Pero aún hay algo que puedo hacer...”

JesuCristo se quedó callado y bajó la guardia, en espera de que Peter diera el primer paso.

“¡¿Qué te pasa?! ¿No haces nada? ¡Pues iré yo! ¡Luchas como un granjero!”

El Hijo de Dios sonrió y se colocó en posición.

“Que apropiado, tú peleas como una vaca”.

JesuCristo atacó aprovechando la respuesta y clavó su espada en el zapato de Peter, atravesándole el pie. El presidente cayó al suelo y tuvo que descalzarse delante de todo el mundo para poder curar su herida.

“El próximo irá al corazón”.

El presidente no se dio por vencido, a pesar de que, como había predicho el Hijo de Dios, el cansancio de realizar repetidas curas empezaba a manifestarse, pero ahora que tenía la oportunidad de ganar, no podía retroceder.

“¡Una vez tuve un perro más listo que tú!” dijo mientras se lanzaba al ataque.

“Te habrá enseñado todo lo que sabes”.

JesuCristo bloqueó el ataque de Peter, y trató de asestarse una estocada en el corazón. Sin embargo, al estar avisado, Peter se giró de un acto reflejo y todo quedó en un desgarrón en el pecho.

“Fallé...”

“Ya entiendo lo que está haciendo...” dijo Shinkan.

“¿El qué?” preguntó Arturo, que parecía no enterarse de lo que pasaba.

“Él sabe que si insulta él primero, vuestro amigo podrá responderle bien y perderá, por lo que ha optado por dejarle tomar la iniciativa, para poder responder y ganar”.

“Aún así... Peter ganará”.

El presidente ya se había curado el desgarrón del pecho, pero la camisa que llevaba estaba tan llena de agujeros y cortes que prácticamente parecía que no llevaba. Viendo que el cansancio estaba cada vez más presente, y que no podría aguantar más, hizo de tripas corazón y se la jugó a una última carta.

“¡Este será el ataque de la victoria!”

“¡Tonterías! ¡Ya no hay técnicas que te puedan salvar!”

“¡Sí que las hay! – dijo Peter soltando la espada y corriendo hacia JesuCristo – ¡Sólo que nunca las has aprendido!”

El Hijo de Dios se quedó paralizado durante unos instantes, en los que vio como el puño de Peter se estrellaba en su cara sin poder hacer nada, tirándole al suelo con suma violencia.

“Este es... ¡Mi estilo de lucha!” exclamó orgulloso mostrando su puño.



2 comentarios:

Jon dijo...

Muy bueno el capitulo,aunque corto,pero tambien te digo una cosa, si lo has escrito deprisa y corriendo hay que decir que no se ha notado nada,por cierto hace uno o dos capitulos hablabas de que no sabias si iba haber especial o no,yo voto por que lo haya jeje,a y tambien que significa cuando me has dedicado el capitulo lo de si otra vez??

Ese es la termino medio entre un logia y el nivel que tenéis ahora”.(ese es el término)
¡Invoca u rayo y recíbelo!”
(un rayo)
Tenía una manta echaba por encima que ella no recordaba haber puesto(una manta echada)
“¡Pues claro que puedas, pero procura no perder el tiempo la próxima vez!” volvió a gritarle.
(pues claro que puedes)
JesuCristo bloqueó el ataque de Peter, y trató de asestarse una estocada en el corazón.(asestarle)

P.D Muchas gracias por dedicarme el capitulo y buena suerte mañana en el examen practico,se que es dificil pero el secreto esta en no ponerse nervioso porque preparado seguramente lo estes para aprobar, si ves que no puedes evitarlo tomate una tila o algo asi
Venga un saludo a todos

Dani Lopez dijo...

Buen epi, corto pero muy buen epi ^^. A ver si se acaba la saga esta de una vez xD

Un saludete