domingo, 23 de agosto de 2009

Episodio CIV

Esto marcha!!! Ahora es seguro, Más Allá de los Caballeros terminará en el episodio 108, aunque es posible que haya algún problema con el próximo capítulo, que a pesar de llevar 6 páginas escritas y estar bastante adelantado de hace tiempo, hay dos versiones de su final, y las dos tienen sus pros y sus contras. En caso de no decidirme yo solo, le enviaría las dos versiones al lector interesado en cuestión, que averiguaréis quien es tras leer el capítulo, y lo decidiría con él.

Título: Denial by Pride, Contradiction by Power

Tamaño: 14'2

Dedicado a: Suso, has dejado un vacío que no podremos llenar...


Episodio CIV

P

eter abrió los ojos y notó una sensación extraña, como si estuviera flotando. Sus pies no tocaban el suelo, pero estaba en movimiento, tenía los brazos extendidos, pero no fuerzas para moverlos. Por un momento llegó a pensar que estaba muerto. Sin embargo, según fue despertándose del todo la sensación fue cambiando. Sintió su espalda en contacto con una tabla, sus pies no estaban en contacto con el suelo porque algo le sujetaba por las piernas y lo mismo pasaba con los brazos, que se mantenían extendidos porque algo le sujetaba en los hombros. Ya prácticamente sereno, movió la cabeza y descubrió que estaba siendo transportado por dos musulmanes en una cruz hecha con dos tablones, y estaba atado a ella con cuerdas, pero lo que más le sorprendió fue ver a JesuCristo, inconsciente, siendo transportado en las mismas condiciones a su lado.

“¿A dónde nos lleváis? ¿Qué vais a hacer con nosotros?”

“¿Ya estás despierto? Como me alegro… ¡No quería poner los clavos mientras estabas inconsciente!”

“¡¡¡¿Qué?!!!” gritó aterrorizado.

Bajaron la cruz al suelo y, aprovechando que estaba atado, solo tuvieron que sujetarle un poco la muñeca para poder clavarle a través de la palma de la mano a la cruz. Insertaron el clavo a presión y luego le golpearon a puñetazos hasta que ya no pudieron clavarlo más. Peter gritó a más no poder, pero nadie le escuchó. Sin prisa pero sin pausa, clavaron también la otra mano y los dos pies del presidente, para después ponerse con el profeta, que recuperó el sentido con el dolor de la primera clavada, pero no gritó. Una vez terminaron de clavarles a sus respectivas cruces, volvieron a elevarlos y continuaron la marcha.

“No puedo usar mi poder de curación… – pensó Peter – Al tener un cuerpo atravesándome, no puedo cerrar la herida… Creo que voy a morir…”

“Dime, Peter Griffin, ¿no notas nada inusual?” le susurró JesuCristo.

“¿Sabes quién soy?”

“Sí, me lo dijeron esos antes de noquearme, pero eso ahora ya da un poco igual… Te repito, ¿no notas nada inusual?”

Peter observó a su alrededor buscando algo que le llamara la atención, hasta que se dio cuenta de que lo que buscaba no era algo, sino la ausencia de algo.

“No puede ser…”

“Esos caballeros han hecho auténticos esfuerzos por destruir todas las torres y con ellas la barrera por ti… Y al fin han obtenido su recompensa”.

“No puedo contener la emoción… – dijo Peter – Ahora puedo morir en paz… Además pagando por mi pecado… JesuCristo…”

“Dime…”

“Acuérdate de mí cuando estés en tu reino…”

“No te preocupes, porque ahora vendrás conmigo”.

Alá observaba escondido el combate, buscando una oportunidad de coger el cofre custodiado por Seagram.

“Vamos… Alejaros un poco…”

Arturo estaba dando lo máximo en el combate sin obtener resultados. Primero trató de enfrentar directamente a su adversario cargando contra él desde el aire, pero se transportó a un lado con el vórtice y le golpeó una fuerte patada. Después trató de lanzarle ondas, pero él puso el vórtice en medio y las ondas aparecieron detrás de Arturo y explotaron contra su espalda.

“¡Vamos, caballero! – ¿No tienes nada mejor?”

Los continuos impactos estaban mermando las fuerzas del caballero del fuego, que ya no solo no era capaz de generar fuego azul, sino que además sus llamas se habían vuelto amarillas, las más débiles de todas, y su tamaño era minúsculo.

“Mierda… – Se lamentaba el caballero mientras trataba de generar una bola de fuego estándar, pero no lograba más que una leve esfera ígnea amarilla – Si no se me ocurre algo, perderé, ¡tiene que haber una forma de alcanzarle!”

“Jonyo… – le dijo la pequeña viendo recibir al caballero del fuego una y otra vez – ¿Arturo va a perder?”

“¡¡Ni de coña!! ¡¡¡Arturo!!!” le gritó el caballero del rayo mientras se hacía un corte en la mano con su propia espada.

Él se giró al escuchar su nombre y Jonyo rápidamente extendió su brazo, proyectando la sangre de su herida contra el rostro de su compañero, manchándole los ojos por completo y cegándole por completo. El caballero, creyendo que había sido un accidente, se dispuso inmediatamente a limpiar la sangre que obstruía su mirada.

“¡¡No te limpies!! – Volvió a gritar el caballero del rayo, a escasos centímetros de separación entre el brazo y el rostro del caballero del fuego – ¡¡Escúchame!! ¡¡Si sigues siguiendo sus movimientos con los ojos perderás!! ¡¡Tienes que seguir el movimiento de su energía!! ¡¡Mantén tus ojos cerrados y concéntrate!!”

“No creas que no se me había ocurrido – reflexionaba el caballero en sus pensamientos – Pero los demás no podemos percibir los movimientos musculares del oponente por sus impulsos eléctricos, tan solo podemos captar la energía que desprende como un entero y descubrir su posición, nada más, y si su posición no varía y aún así me ataca, no me sirve de nada…”

Aprovechando la conversación, Seagram propinó un puñetazo a distancia al caballero, que como tenía los ojos manchados de sangre y no veía, no pudo siquiera cubrirse. Cayó al suelo y dio un bote, pero se levantó tan rápido como pudo, sonriendo.

“Vale, ya lo he entendido, Jonyo”.

“¿Qué ha entendido?” preguntó Pamela.

“Ahora lo verás…”

Arturo mantuvo los ojos cerrados y una posición corriente, sin cubrirse ni prepararse para nada. Seagram creyó que daba por perdido el combate y se dispuso a dar otro puñetazo a distancia. Abrió el vórtice delante de él y metió el puño, que salió al otro lado, cerca de la mejilla del caballero.

“Muestranos qué ha cambiado, Arturo…” pensó Gabriel.

De pronto, el caballero detuvo el impacto sujetándolo con su propia mano y sin abrir en ningún momento los ojos.

“¡¿Cómo lo ha conseguido?!” exclamó Seagram a la vez que trataba de retirar su puño, pero la fuerte sujeción que ejercía su adversario se lo impedía.

“Cuando Seagram introduce una parte de su cuerpo en el vórtice y la transporta a otro sitio para atacar – explicó Jonyo – Su energía se percibe desde dos focos distintos, y además de manera proporcional, dependiendo de cuanto porcentaje de su cuerpo transporte, permitiendo una fácil localización. Así es como ha sido capaz de detener el ataque”.

“¡Y todo gracias a ti!” exclamó Pamela.

“Bueno, solo un poco…” se pavoneó ya que tenía la ocasión.

Arturo tenía cogido a Seagram, que era incapaz de liberarse. Tiró de su brazo y sacó todo su cuerpo a la fuerza fuera del vórtice, y sin soltarlo empezó a golpearle con el brazo que le quedaba libre. Después le agitó violentamente y todas las bombas que llevaba dentro de la chaqueta gris cayeron al suelo.

“¿No decías que el arte era una explosión? ¡Pues ahí va la explosión!”

Hizo estallar una bola de energía en su pecho y la onda expansiva le catapultó hacia los cielos. Acto seguido, trató de generar una nueva llama en uno de sus dedos.

“Por favor, aunque sea pequeña, pero que salga…” pensó para sus adentros.

Concentró toda la energía que le quedaba en la llama de su dedo índice y logró encender una minúscula llama azul. Con la otra mano, lanzó una onda contra las bombas que había sacado de Seagram, que estallaron en cadena, envolviendo al caballero en una nube de llamas.

“¿Habrá podido absorberla con una llama azul tan pequeña?” pensó Gabriel.

La nube de fuego no tardó en vovlerse azul. Empezó a girar en espiral dejando ver lo que había al otro lado. Arturo absorbía todo el fuego a través de la diminuta llama azul que se hacía cada vez más grande hasta que el caballero recobró todas sus fuerzas. Sintió que Seagram aún estaba en el cielo, sufriendo los efectos de su ataque, por lo que saltó con su nueva llama azul alrededor de su puño dispuesto a rematar la faena.

“¡Y ahora! ¡El remate!”

Proyectó el puño a toda velocidad contra su adversario, totalmente convencido de su acierto, cuando de pronto todo cambió a su alrededor y de pronto estaba delante del caballero del hielo, sin haber abierto todavía los ojos.

“¡¡¡¿Pero qué haces!!!?” exclamó Reik al verlo tan de repente.

Al escuchar el grito, se dio cuenta de que la energía que tenía delante había cambiado y trató de evitar golpear a su antiguo compañero, pero ya había lanzado el ataque y lo más que pudo fue desviar un poco la trayectoria. Sumado al acto reflejo del caballero del hielo, todo quedó en un leve roce en la mejilla.

“¡Ten más cuidado! ¡Casi me achicharras la cara!”

“No he sido yo, me ha transportado a traición como antes…”

“Es culpa vuestra – dijo Seagram mientras se limpiaba la sangre de la boca con la manga – Me habeís dado más tiempo del absolutamente necesario y he reaccionado a tiempo, pero ahora no cometeré el mismo error que antes, no atacaré en primer lugar”.

“Genial, ahora sí tenemos un problema” comentó tras limpiarse la sangre de los ojos.

El sacerdote había estado tratando de detener la batalla a gritos, pero no solo no consiguió que nadie le hiciera ningún caso, sino que además varias personas trataron de atacarle y estuvo a punto de salir herido. Viendo que no podía hacer nada, salió de la zona de batalla y se detuvo un instante a descansar, cuando vio dos grandes cruces a lo lejos transportadas disimuladamente.

“Pero esos son… ¡JesuCristo y Peter! – exclamó al distinguirles en las cruces – ¡Tengo que alcanzarlos!”

Fidel volaba en dirección oeste, siguiendo el rastro de haces de luz, llegando a la espesa zona pantanosa de los alrededores de Tolbi, donde los árboles eran tan numerosos que no entraba la luz del sol. El caballero observó que los haces de luz se adentraban en el interior del profundo bosque, donde se escondía el foco receptor.

“Ahí está…” pensó y descendió a través de las hojas y las ramas.

Tal y como había deducido, Fidel descubrió a Mireia entre los árboles, con la espada en alto, absorbiendo todos aquellos haces de luz.

“Oh, eres tú, el caballero débil” le dijo ella al verle.

Fidel no contestó. Según se acercaba a ella, los recuerdos de sus compañeros le volvían a la cabeza como una película.

>>“No merece la pena tratar de adelantar un momento que sabes que va a terminar llegando inevitablemente, sino que es mejor prepararse para que cuando llegue, dar la talla. Tú no pareces comprender que aún no estás preparado, y que yendo detrás de él, lo único que conseguirás será que te maten a ti también” recordaba las palabras del caballero del hielo.

>>“Si recibes daño, puedes dormir, pero si haces daño, no podrás dormir” recordó las palabras de Arturo.

“¿Qué estás haciendo aquí?” finalmente preguntó a la chica.

“Lo de siempre… Extraigo la energía de las almas y la uso en mi propio beneficio, ya sabes, para que no se pierda…”

“Dices que extraes la energía de las almas, pero las almas están hechas de energía, a mí no me engañas, tú estás robando el alma de toda esa pobre gente”.

“Me has pillado… Dime, ¿qué más cosas has descubierto?”

“¡¡Encima lo admites como si no pasara nada!! ¡¡¡Serás zorra!!! ¡¡¡Libera todas esas almas enseguida!!!”

“¡¡No se puede!!”

“¿Cómo que no? Todo lo que entra, tiene que salir”.

“En este caso no, esta es una espada maldita, la Unión de las Ánimas, que presta su poder a su poseedor a cambio de un alto precio, pero además tiene una condición, todas las almas que absorba no podrán ser liberadas hasta que se cumpla el objetivo del poseedor, una vez todo termine, se liberarán automáticamente”.

“Vale, esa era la condición, ¿y cuál es el alto precio del que hablabas?”

“Eso no es de tu incumbencia, sólo me concierne a mí”.

“¡¡Que me lo digas!!”

Fidel se abalanzó contra Mireia con un puñetazo directo. Ella desvió la dirección con el filo de la mano y después simplemente empujó a Fidel para que cayera al suelo de boca, todo ello sin apenas moverse y sin necesidad de bajar la espada ni de dejar de absorber almas.

“¿Y tú quieres vencer a Mesa? ¿Cuándo ni siquiera eres capaz de vencerme a mí? Yo no soy tan fuerte como Mesa, pero he sabido utilizar mi inteligencia para suplir mi falta de poder. Alguien como tú, que ataca directamente y sin pensar, está condenado al fracaso”.

“Eso es... Eijuuken, ¿verdad? Lo mismo que utilizaste contra Reik la otra vez”.

“Sabes el nombre de mi estilo de combate, me sorprendes”.

“Había oído hablar de él en alguna ocasión, pero no me he acordado hasta ahora. El Eijuuken, un estilo de lucha desarrollado especialmente para mujeres. Consiste en desviar los movimientos de tu oponente sin bloquearlos del todo. Entonces utilizas su propia fuerza contra ellos”.

“Exactamente, por eso mismo no puedes nada contra mí”.

“Sin embargo, Reik fue capaz de romper tu técnica empleando en cada golpe más fuerza de la que pudieras desviar. Yo también puedo hacer eso”.

“La complexión física del caballero del hielo por lo menos dobla la tuya, además, yo también soy más fuerte. Puedes intentarlo si quieres, pero ni siquiera podrás tocar mi frente” dijo señalándosela con el dedo pulgar.

El caballero hizo un segundo intento de atacar a la muchacha, pero fue reducido con la misma facilidad. Según avanzaba el brazo del caballero, sin pararlo siquiera, ella lo agarró un instante y aprovechando la fuerza y la velocidad del ataque, lo giró de tal forma que el caballero dio una vuelta en el aire y cayó de espaldas.

“¡Y ahora déjame en paz!” exclamó y quitó su cuerpo de en medio de una patada.

Fidel recibió el golpe en el costado y dio varias vueltas en el suelo hasta chocar contra un árbol. Después, empezó a levantarse poco a poco.

“Llévame con Shawn Stevenson…”

“¿Y por qué debiera de hacerlo? ¿Vienes aquí a insultarme y a agredirme y encima tienes la desfachatez de pedirme ayuda?”

“¡Por favor! ¡Es la única manera que tengo de hacerme más fuerte! ¡Todos los demás lo hacen por sí mismos! Arturo es capaz de convertirse en SuperGuerrero y además ha dessarrollado el fuego azul, Gabriel tiene una técnica secreta devastadora que a saber donde ha aprendido, Jonyo, a pesar de no tener ataques especialmente destructivos, es capaz de sacar el máximo partido a su elemento inventando aplicaciones cada vez más interesantes a la vez que útiles y Reik… Bueno, Reik no sé porque no ha estado con nosotros últimamente, pero ya era más fuerte que yo antes, seguro que lo sigue siendo ahora… ¡Soy el único que se queda atrás!”

“Ése es tu problema, ¿a mí qué me cuentas?”

“¡Al menos dime donde está! ¡Con eso me conformo!”

“Demuéstrame que debo hacerlo” dijo poniéndose en guardia con el brazo que le quedaba libre.

Shinkan consiguió alcanzar a los secuestradores de Peter y JesuCristo, que al transportar las dos cruces iban considerablemente más despacio.

“¡Vosotros! – Les gritó – ¡Soltad a esos dos ahora mismo!”

“Me parece que no – dijo uno – Tenemos que ofrecerlos en sacrificio a Alá”.

“¡¡He dicho que los soltéis!! ¡¡No quiero ponerme violento, soy una persona pacifista, pero si tengo que recurrir a la violencia, recurriré!!”

“Oooooooohhhhh, el ancianito se pone chulo – dijo otro de ellos mientras clavaba la cruz de Peter en el suelo – Pues a ver que sabes hacer…”

Los cinco secuestradores le atacaron a la vez. El sacerdote agarró el crucifijo recuerdo de su mujer que llevaba colganod del cuello y cerró los ojos un instante.

“Amor mío, perdona lo que voy a hacer…”

Primero se quitó de en medio a todos de un barrigazo al más puro estilo callejero y después se arrancó el colgante y lo usó como puñal para herir a sus adversarios, lo suficiente como para dejarlos fuera de combate, pero sin pasarse ni ensañarse, para que no murieran. Cuatro de ellos salieron corriendo, y el más chulito de todos cogió un palo punzante que había por el suelo y lo arrojó contra el costado de JesuCristo, causándole una herida mortal.

“¡Malnacidos!” le gritó el sacerdote después de que salieran corriendo presionando sus heridas.

Viendo que no tenía tiempo que perder, fue rápidamente a atender a los heridos. Tumbó las dos cruces en la arena y arrancó todos los clavos con sus propias manos, hiriéndose él también. Después de liberar a JesuCristo y de extraerle también la madera punzante del costado, socorrió a Peter.

“Tú te autocurabas durante el combate contra él, ¿verdad? ¡Por favor, cúrale o si no morirá!”

“Para curar a los demás necesito utilizar las manos, y las tengo agujereadas, antes he de curarme yo, dame cuarenta segundos”.

“¡Rápido por favor!”

Mientras Peter se regeneraba, el sacerdote cogió a JesuCristo por la cabeza y trató de darle agua de una cantimplora.

“Bebe un poco, hijo, que ya verás como te pones bien”.

“Oh, Dios mío… – deliraba en su agonía mientras bebía unas pocas gotas – ¿Por qué me has abandonado?”

Peter observaba como se cerraba el agujero de sus manos a una velocidad que a él le parecía más lenta que la creación del universo.

“Son los cuarenta segundos más largos de toda mi vida…” susurraba mientras sudaba de la tensión.

A la vez que se curaba, también observaba el estado de su paciente. A parte de los clavos en las extremidades, también tenía una herida en la cabeza y se desangraba por el costado.

“¡Ya está!” exclamó al ver cerrarse los agujeros por completo.

Más rápido que un rayo de Jonyo, posó sus manos sobre el cuerpo de JesuCristo y emitió una luz verde brillante que pasó a rodear su cuerpo.

“Padre, perdónales que no saben lo que hacen” dijo refiriéndose a los que le habían secuestrado y tratado de asesinar.

El poder curativo de Peter empezó a hacer efecto, deteniendo las hemorragias y cerrando las heridas, pero JesuCristo no parecía mejorar. En su lugar, extendió la mano hacia el sol, como si tratara de acariciar el cielo.

“¡¿Qué pasa?! ¡No mejora! ¡¿Por qué?! ¡¿Habrá perdido demasiada sangre?!”

“En tus manos encomiendo mi espíritu…” fue lo último que dijo y su brazo cayó de nuevo al suelo en el mismo momento en que se cerraron sus heridas. La luz verde que Peter había hecho que le rodeara se apagó.

“No puede ser… Ha muerto… – dijo Peter tratando de contener las lágrimas – Si ya se habían cerrado sus heridas… Nunca me había pasado nada igual…”

“¡No! ¡Hijo! – lloraba el sacerdote mientras le abrazaba – ¡¿Qué va a ser de nosotros sin ti para guiarnos?!”

Una diminuta nube tapó el sol y los dos se quedaron llorando la muerte del profeta, solos, en medio de la nada.

Los supervivientes de la batalla de las ruinas iban avanzando hacia donde se encontraban los caballeros en busca del tesoro, a la vez que seguían matándose entre sí. Cada vez estaban más cerca de su objetivo, los gritos se oían más fuerte y todos empezaban a impacientarse.

“¡Vamos! ¡¿No decías que ibas a detener esa guerra?! – le gritaba Seagram al caballero del fuego – ¡Pues quedándote ahí quieto no vas a conseguir nada!”

“¿Qué vas a hacer? – le preguntó Reik – Porque no me apetece que trates de achicharrarme la cara otra vez”.

“Tengo un plan… Espero que funcione…”

“Y yo, y yo…”

Arturo tomó la inicativa y se dispuso a atacar. Seagram sabía que si le tiraba abajo con un ataque vovlerían a agarrarle y esta vez no le soltarían hasta dejarle fuera de combate, así que puso el vórtice delante de él y espero a que el caballero lo traspasara para mandarle lejos. Para su sorpresa el caballero atravesó el vórtice sin ser engullido por él y de la sorpresa que se llevó Seagram no pudo ni cubrirse. Sin embargo, no llegó a ser golpeado, el caballero le atravesó a él también sin tocarle.

“¿Qué ha sido eso?”

“¡Lo que imaginaba! – dijo el verdadero Arturo, que seguía al lado de Reik – ¡No puedes transportar ilusiones por el vórtice, porque en realidad no existen, son sólo falsas construcciones de los sentidos!”

“¡¿Y qué ganas con eso?!”

“Que si no sabes quien soy, no podrás evitarme, Tajuu Bunshin no Jutsu!”

Un centenar de clones ilusorios de Arturo aparecieron por toda la zona, dispuestos a atacar todos a la vez.

“Esa es la técnica de Suso – recordó el caballero de la rosa – Esa que creaba un montón de ilusiones y que utilizaba para escapar de Kevin”.

“Exacto, y con ella venceremos, ¡va por ti, Suso!” exclamaron todas las ilusiones.

Una veintena de los Arturos se lanzaron al ataque desde varias direcciones, haciendo dudar a su adversario sobre cual era el verdadero.

“¡Seguro que eres tú!” exclamó eligiendo uno al azar y puso el vórtice delante de él.

Su elección fue fallida y ese clon le traspaso tanto a él como al vórtice sin tocarle siquiera.

“¡¡Pues tú!!” gritó mirando a otro, pero falló también.

La veintena entera de ilusiones le traspasaron su hacerle ningún daño y se desvanecieron en el aire, segundos después. Tras eso, un nuevo grupo avanzó para atacarle.

“A ver si va a ser que son todos falsos” dijo cuando tres del nuevo grupo ya le habían traspasado también.

De repente notó un codazo en la cabeza, pero cuando quiso reaccionar, el verdadero Arturo ya se había perdido entre la multitud.

“Con que de eso va el juego, ¡pues no me vas a ganar!”

“Yo creo que sí”.

En ese momento, las sesenta copias restantes empezaron a revolotear por toda la zona, haciendo amagos de ataques desde cualquier dirección, para luego terminar quedando en nada, desvaneciéndose en el aire. De vez en cuando, volvía a sentir un golpe, ya fuera en el estómago, en la cabeza o en cualquier otra parte del cuerpo, sin poder hacer nada ni por evitarlo ni por contraatacar.

“Se acabó, si no puedo transportarle a él, me iré yo”.

Abrió el vórtice y se metió de cabeza en su interior, saliendo su cabeza bastante alejada del enjambre de Arturos. Continuó saliendo y cuando llevaba medio cuerpo fuera notó que no podía salir más.

“Mala suerte”.

Arturo le sujetaba de las piernas, impidiéndole salir del todo.

“Si vas a tirar de mí, no te preocupes, ¡ya salgo yo solo!”

Trató de salir por donde había entrado, pero otro Arturo le agarró de un brazo con fuerza, impidiéndole moverse.

“¿Cómo? ¿Uno me agarra de la pierna y otro del brazo? Habías dicho que sólo eran ilsuiones”.

“Pero esta es otra técnica, el Kage Bunshin, que crea clones reales repartiendo la energía del individuo a partes iguales”.

“No…”

Seagram trataba de liberarse pero era claramente inferior en el forcejeo, por más que lo intentaba, no conseguía no moverse un milímetro. Mientras lo intentaba, vio como el caballero extendía un brazo y cargaba una onda en la palma de su mano.

“Me pregunto qué ocurrirá si disparo al interior del vórtice desde los dos lados”.

“No, no hagas eso, es una tontería, ¿para qué vas a intentarlo?”

“Es lo que me faltaba para decidirme. ¡¡Haaaaaaaa!!” exclamó y los dos Arturos lanzaron una onda desde cada lado del vórtice.

“¡Nooooooooooooooooooo!” gritó Seagram.

Las ondas se encontraron en el interior del vórtice, chocando, explotando, rompiendo el portal y con él el cuerpo de Seagram, que se encontraba dividido en dos. Una explosión salió del interior del vórtice y la parte inferior del cuerpo de Seagram cayó al suelo en un lado y la otra en el otro, desangrándose.

“¡Hostia…! – Exclamó Jonyo – Se lo ha cargado…”

“Aiba… No esperaba que pasara esto...” confesó Arturo.

El clon, que era el que se encontraba junto a la parte inferior del cuerpo de Seagram, se desvaneció y todos se reunieron alrededor del tullido cuerpo de su enemigo.

“He sido… Derrotado…” agonizaba sangrando por la boca.

“¡Ahora! ¡Que se han alejado!” exclamó Alá y echó a correr a toda velocidad

Alá corrió hacia el cofre, aprovechando que la atención estaba centrada en el resultado del combate del caballero, llegó hasta él y lo levantó triunfante.

“¡Sí! ¡Es mío! ¡Al fin mi pueblo tendrá lo que se merece!”

Volvió a dejar el cofre en el suelo, rompió la cerradura de una patada y se dispuso a abrir la tapa.

“¡No! ¡Tengo que impedirlo! ¡Aún con medio cuerpo, ganaré este combate e impediré que ese cofre sea robado!”

A la desesperada, lanzó una diminuta bomba del tamaño de una canica contra el caballero del fuego, que había bajado la guardia al verle en tan mal estado.

“¡Estás acabado! ¡Aunque sea pequeña y parezca inoensiva, esa bomba es tan mortífera como la más grande de todas! ¡Se pegará a la primera materia orgánica que toque y no se despegará hasta estallar en mil pedazos! ¡Es vuestro fin!”

El caballero se tiró al suelo de espaldas para evitar el contacto con su cuello y mientras estaba en el aire la desvió de una patada, con tan mala suerte que fue directa hacia Pamela, que se quedó paralizada al verla venir.

“¡Mierda! ¡Debí apuntar hacia otro sitio!”

Jonyo agarró un palo que había por el suelo y bateó la bomba sin mirar si quiera a donde, saliendo disparada hacia Alá, que acaba de terminar de levantar la tapa del cofre y descubrir su interior.

“Pero… No Puede ser… Esto es…”

Abrió la boca de la sorpresa y la bomba le entró por la boca, quedando pegada en el fondo de su garganta. No pareció importarle, pues se dedicó a meter la mano en el interior del cofre, sacando sólo un trozo de papel.

“El verdadero tesoro es la aventura de haber llegado hasta aquí” leyó en voz alta.

Todos los presentes salvo Seagram le miraron sobresaltados.

“¿Qué significa esta nota? ¿Qué clase de broma es esta? ¿Dónde esta el verdadero tesoro?”

“Es un mensaje del resto de la humanidad para vosotros. Querían poneros a prueba para ver si os permitían volver al exterior, pero ha sido un fracaso. Se trataba de evaluar si eráis capaces de cooperar entre vosotros olvidando vuestras diferencias aún sabiendo que no podíais salir ganando todos, así que colcocamos un tesoro y yo hice correr aquel rumor de que era la fuerza para que quien lo obtuviera recuperara todo su poder de antaño, pero para mi sorpresa, los únicos que han cooperado para obtenerlo han sido estos caballeros junto al diseñador de la barrera, en fin, la vida esta llena de sorpresas. Ellos se llevan el tesoro de haber estrechado aún más sus lazos y la experiencia de una nueva aventura, ellos han sido el verdadero tesoro. En cambio, vosotros os quedáis con un río de sangre y muerte que ha arrasado de nuevo con todo en vuestras vidas. Ahora, muere, pues la bomba está a punto de explotar”.

Alá se quedó mirando la nota, sabiendo que era lo último que vería en toda su vida, y lanzó un gritó vació que se apagó con la explosión de la bomba, que le reventó la cabeza desde dentro, y cuyo consumió también la nota del interior del cofre.

“Se ha muerto, y nos hemos quedado sin saber por qué no sangraba” dijo Gabriel.

“Pues claro que no sangraba, ni sentía dolor, ni placer, ni tenía recuerdos – explicó Seagram – Es un Homúnculo, un humano creado de forma artificial. Su organismo no tenía sangre. Ni siquiera tenía nombre, sólo un número de serie, el PX-1”.

“Pero… ¿Cómo llegó hasta donde estaba?” preguntó Jonyo.

“Las sectas necesitan un líder para mantenerse estables, y cuando el anterior representante de Alá falleció, empezaron los actos vandálicos y el terrorismo, y tenñiamos que hacer algo para deternerlos”.

“Debe referirse al atentado en que murió la mujer de Shinkan…” pensó Gabriel.

“¿Y quién lo creó? – Preguntó Arturo – ¿No has dicho que era artificial?”

“No puedo contestar a esa pregunta”.

“¿Y si te lo preguntamos de otra forma?” dijo Reik poniéndole la espada en la garganta.

“No es que no quiera, es que no puedo, mirad – enseñó la lengua y todos pudieron ver una especia de tatuaje en la parte superior – Si intento hablar de esa persona, el sello se activará y moriré, no puedo deciros nada”.

“Parece que tendremos que dejarlo estar” dijo Arturo.

“Ahora solo queda explicar todo a los que se están matando un poco más allá – dijo Reik – Seguro que les quitan rápido las ganas de matarse”.

“¡De eso me encargo yo!” exclamó una voz femenina.

Una caballería de sintoístas montados en chocobo y liderados por Hilda apareció desde el norte, avanzando hacia el conflicto.

“¡Hilda! – Exclamó Jonyo – ¿Has venido a luchar?”

“No será necesario, ahora verás – dijo apuntando a la batalla con su báculo morado – ¡Black Magic!”

De pronto, todos los que estaban guerreando se pararon en el sitio, y a los pocos segundos empezaron a caer desmayados uno a uno, sin excepción.

“¿Les has hecho el mismo ataque que me hiciste a mí en nuestro enfrentamiento? Yo no recuerdo haberme desmayado”.

“Claro, estáis a distinto nivel, soportar una realidad inversa donde no puedes controlar tus cinco sentidos no es algo que pueda hacer cualquiera”.

“Y si solo ibas a hacer eso, ¿para qué has traído tanta gente?”

“Pues para recogerlo todo un poco, nos vemos, Jonyo – Se dispuso a irse pero pareció olvdarse de decir algo y se detuvo – Ah, sí, una cosa, ¿al final te quedas?”

“He estado pensando mucho y creo que lo mejor es que sí. Con todo lo que ha pasado últimamente, tanta muerte, tanta destrucción, y sobre todo después de ver lo poderosos que se han vuelto mis compañeros, creo que hago más falta aquí”.

“¡¡Síííí!! ¡¡Vivaaa!!” exclamó Pamela dando botes de alegría.

“Entendido, pues voy a recoger a toda esa gente y después te damos tu fiesta de bienvenida, sé bienvenido” le dio un beso en la mejilla y se fue seguida de todos sus soldados.

“Nosotros, aunque nos duela, aceptaremos tu decisión” le dijo el caballero de la rosa.

“Cuidate, y cuídalos” le dijo el caballero del fuego.

“Gracias, Gabriel, Arturo, no os olvidaré”.

“Cuanto tiempo sin vernos, Jonyo” se escuchó de repente.

El tiempo se detuvo por un instante para el caballero del rayo. Su corazón palpitó con fuerza al reconocer aquella voz que había creído olvidar. Pensando que se trataba de un sueño y que aquello solo era una mala pasada de su imaginación, se dio la vuelta para desengañarse, y en el cielo vio a Mesa y al Caballero Negro tapando la luz del sol.

“¡Mesa!” exclamó Arturo.

“Esconded a Fidel – dijo Reik – Ah, no, que no está…”

“¿Y el otro quien es? No lo habíamos visto nunca… – preguntó Gabriel – Parece que conoce a Jonyo”.

Hubo un momento de tensión, Jonyo y el Caballero Negro se miraban, y parecía como si todos los demás presentes hubieran desaparecido y estuvieran los dos a solas”.

“Ya estamos aquí, como te prometí” le dijo Mesa a su pupilo.

“¡Tú! ¡Déjate de misterios y dinos quien coño eres de una vez!” le gritó el caballero del hielo.

“Mi nombre es Blackron Cleveland Foreman Freeman Goldberg Halibel Jackson Johnson Jordan Kinte Lawerence McDonell Murphy Obama Pryor Smith Tucker Urkel Wallace White”.

“Joder tiene más apellidos que un rey…” comentó Reik.

“Así que sigues con vida, ¿eh, Blackron?” le dijo el caballero del rayo.

“¿Le conoces, Jonyo?” le preguntó Pamela.

“Sí… Es… Un viejo amigo…”

“¡¡¿Ése es amigo tuyo?!!” exclamaron todos los presentes exaltados.

“No sé cómo te atreves a llamarme amigo después de lo que hiciste… Traidor…” le contestó el Caballero Negro.

Jonyo no contestó. Se quedó callado cabizbajo.

“¡¡No te consiento que hables así de Jonyo!! – Le defendió la niña – ¡¡Él no es ningún traidor!! ¡¡Él es…!!”

“Pamela, para, por favor… – dijo poniéndole el dedo índice sobre los labios – Él tiene razón”.

Aquella confesión dejó a todos boquiabiertos, sin excepción.

“No me digas que no les habías contado nada, que has tenido a todos esos ingenuos engañados todo este tiempo”.

“Sí, eso he hecho, pero ya que sigues con vida y que has venido hasta aquí, contaré toda la historia aquí, delante de ti, para que quede constancia de que no ocultaré nada y que si lo hago ahí estarás tú para corregirme, ¡atentos todos!”



PD: Premio especial al que adivine todos los referentes reales a los que hace homenaje el Caballero Negro xD Hagan sus apuestas xD

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Cleveland: Padre de familia
Foreman: House
Freeman: Morgan
Goldberg: (Bill) Me suena a uno de los luchadores del WWE
Halibel: Personaje de Bleach
Jackson: Michael
Johnson: Magic (no se como se escribe xD)
Jordan: Michael
Kinten: Kunta (esclavo negro)
Lawerence: Me suena a Martin Lawrence, pero como pones "Lawerence"
McDonell: Ni idea
Murphy: Eddie
Obama: Barack
Pryor: Richard (comediante) o Terrelle (jugador de futbol americano)
Smith: Will
Tucker: Chris (Actor)
Urkel: Steve
Wallace: Ben (jugador de la NBA)
White: Barry

Anónimo dijo...

El capitulo muuuuuuuuuuu weno, me ha gustao si señor, a ver si para el siguiente no hay ningun problem ^^

Jon dijo...

Joder vaya final de capitulo no me lo esperaba para nada, cuando todo parecia en calma llega la tempestad, estoy deseando leer esa historia que tengo que contar porque me tiene muy intrigado.

“Exactamente, por eso mismo no puedes nada contra mí”.(no puedes hacer nada)
El sacerdote agarró el crucifijo recuerdo de su mujer que llevaba colganod del cuello (colgando)
“¡Estás acabado! ¡Aunque sea pequeña y parezca inoensiva,(inofensiva)
así que colcocamos un tesoro y yo hice correr aquel rumor (colocamos)
empezaron los actos vandálicos y el terrorismo, y tenñiamos que hacer algo para deternerlos(teniamos)
enseñó la lengua y todos pudieron ver una especia de tatuaje en la parte superior(especie)
Se dispuso a irse pero pareció olvdarse de decir algo y se detuvo – (olvidarse)

P.D Me faltan 4 nombres de los apellidos que has puesto(Halibel,Kinte,McDonell,Pryor)
Un saludo a todos

Azure dijo...

Soluciones:

Cleveland Brown (Padre de Familia)
Eric Foreman (House MD)
Whoopi GoldBerg (Sister Act)
Tia Halibel (Bleach)
Michael Jackson (Rey del Pop)
Carl Johnson (GTA San Andreas)
Michael Jordan (NBA)
Kunta Kinte (Raíces)
Martin Lawrence (De ladrón a Policía)
Chocolove MCDonell (Shaman King)
Eddie Murphy (Super Detective en Hollywood)
Barack Obama (Presidente EEUU)
Richard Pryor (El Gran Despilfarro)
Will Simth (Independance Day)
Chris Tucker (Hora Punta)
Steve Urkel (Cosas de Casa)
Barret Wallace (Final Fantasy VII)
Barry White (Cantante)