domingo, 14 de octubre de 2007

Episodio LVII

Esta semana no os quejaréis, he pasado el corrector ortográfico a los dos volúmenes, por lo que teóricamente no tienen fallos, he escrito introducción y prólogo de la guía (me queda la ficha de Peter pero la hago antes de ir a dormir) y el capítulo de acuerdo con el calendario ^^ Ojalá fuese así de eficiente todas las semanas xD.

Título: Arturo vs Reik

Tamaño: 8'75

Dedicado a: N/A


Episodio LVII

É

l estaba agachado a la orilla del mar, la marea le mojaba las manos y las piernas. Mientras sujetaba con uno de sus brazos su reciente herida, intentado sin éxito, que continuara saliendo sangre, consiguió levantarse con gran esfuerzo. Estaba desorientado, más bien ido, desconocía la razón por la que se encontraba en aquella playa, sucio, mojado y con una herida que atravesaba todo su torso en diagonal. Cada paso que daba le suponía un terrible dolor, pero estaba decidido a descubrir qué estaba ocurriendo. Tras caminar hacia el interior de la costa unos segundos, vio a alguien tirado en el suelo, con todo el cuerpo enrojecido, el torso al descubierto y un pequeño charco de sangre bajo él que crecía lentamente. En un principió creyó que estaba muerto, pero le oyó respirar de forma agonizante y se acercó a ver quien era.

“¿Shin? ¿Eres tú?”

“Haaa, haaaaaaaa – jadeaba agonizante – Así que has sobrevivido a mi ataque. Entonces todo terminó, has ganado, Bill. Remátame. Sólo te pido una cosa, que sea rápido”.

“¿Perdón?”

“No te hagas el tonto. Ah, y por favor cuida de la princesa. Sé que la tenéis presa. Su desaparición no se puede explicar de otro modo. Ahora por favor, acaba de una vez, apenas puedo mover la cabeza para hablarte, el resto del cuerpo ya no me responde y la herida de la espalda me está matando de dolor, sin mencionar el tema de respirar, cada vez me cuesta más, ¡mátame de una vez!”

“No sé lo que está pasando, pero no voy a matarte, ni ahora ni nunca. ¿Puedes decirme quién te ha hecho eso? ¿Y de paso por qué estoy herido yo también?”

Al escuchar esa respuesta, Shin no pudo evitar dudar. Examinó detenidamente a Bill, pero no era capaz de notar ningún cambio. La luz de la luna se reflejaba en sus gafas impidiéndole ver sus ojos y su pequeño tupé se había convertido en un flequillo que le tapaba la mayor parte de la frente al caer al mar.

“¿Puedes levantarte el flequillo y enseñarme la frente, Bill?”

Bill hizo caso y se levantó el flequillo.

“No… no… no… no está… no está… ¡no está!”

“¿Pasa algo? Apenas recuerdo nada”.

Shin se puso a reír descontroladamente, reía tanto que hasta le saltaron las lágrimas de felicidad. De pronto un grito de dolor interrumpió su disfrute, y volvió a jadear.

“Bill”.

“¿Sí?”

“Me alegro de verte”.

“Gracias, yo también”.

“Escucha, ahora hay muchas cosas que me gustaría contarte, me gustaría sentarme contigo a tomar unas copas con los demás colegas, pero no va a poder ser. Ya ves en el lamentable estado que estoy”.

“Pero, ¿quién te ha hecho esto?”

“Eso no importa ahora. Escucha, necesito que me lleves a un sitio. Es muy importante, ¿puedes hacerlo o estás demasiado herido?”

“Claro que puedo llevarte. De hecho, voy a llevarte a casa de la doctora ahora mismo”.

“No, no es ahí donde debes llevarme. El sitio que te digo es mucho más importante”.

“Si no te llevo morirás. Anda, ¡vamos!”

“No nos engañemos, voy a morir igualmente. Por eso te pido que me lleves a un sitio. Tengo algo importante que decir a unas personas”.

Bill dudó unos instantes. Examinó a su amigo con detenimiento y vio el tipo de golpes que tenía.

“Por casualidad esas heridas, ¿no te las habré…?”

“He dicho que no te preocupes por eso ahora. No tenemos tiempo que perder”.

“Está bien. Te llevaré a donde quieras”.

Cuidadosamente, cogió a Shin a caballito y se aseguró de tenerlo bien sujeto.

“¿Vas bien así?”

“Sí, pero no te preocupes por mí, sólo llega lo más rápido posible a donde te indique, ¿vale?”

Dicho esto, se adentraron en la isla.

Con el cigarro encendido, Reik observaba a sus dos oponentes, decidiéndose a cual de ellos atacar. Tras echar una calada al cigarro las cenizas cayeron un poco a su derecha, señalando a uno de los dos.

“Las cenizas han hablado, ¡serás el primero en morir!”

Reik se lanzó contra Gabriel, quien se puso en guardia no muy seguro de sus posibilidades.

“Tengo que hacerlo – murmuraba agarrando la empuñadura de su espada, aún envainada – Ya lo hemos hablado y decidido, es como si él no fuera Reik, ¡atacaré!”

Desenvainó su espada y al momento Reik ya estaba casi delante de sus narices. Gabriel estaba algo agobiado por la presión, y aquella cercanía le bloqueó, evitando su ataque. Reik estaba a punto de golpearlo cuando apareció Arturo, desviándole de una patada en la cara que le estrelló contra otra de las chozas, derribando una de sus paredes.

“¡Eh! ¡Era mío!” exclamó el caballero de la rosa.

“Tú tienes algo que hacer. Debes clavarle la rosa amarilla a Miss Jewel y sacarle la información mientras yo entretengo a Reik. No creo que haya que preocuparse por el Capitán Lardo, está disfrutando viéndonos luchar, no intervendrá”.

“Pero yo quiero luchar también. Habíamos quedado en que…”

“¡Mírate! Estas temblando, no serías capaz de atacar ni a una mosca. En realidad te estoy haciendo un favor. Entiendo que no quieras luchar, pero si antes vas a conseguir esa información de Miss Jewel antes podremos dejar de hacerlo”.

“Mmmmmm – Gabriel se quedó dudando durante unos segundos – Vale, ¡pero la próxima vez me quedaré yo luchando!”

“Eso espero”.

“¡Hasta la vista!” exclamó y se marchó siguiendo a Miss Jewel.

Reik se levantó de los escombros de la pared, y de casualidad había un espejo dentro de la choza, donde pudo ver que la marca del zapato de Arturo había quedado en su mejilla. Enfurecido, dio un puñetazo al espejo con tal fuerza que derribó también la pared que había detrás, y por consiguiente, la choza entera.

“¡Te voy a matar! ¡¡Yo soy más fuerte!!”

“Puede que ese sello de tu frente te haya vuelto más fuerte, – pensó Arturo – pero también te ha vuelto más imbécil. Aguanta un poco y volverás a ser tú”.

Miss Jewel estaba siendo llevada por la fuerza fuera de la aldea por los cuatro esbirros que quedaban en pie.

“¡Qué hacéis! ¡Soltadme de una vez! ¡Cuando volvamos os ofreceré en sacrificio!”

“Ruego nos comprenda y perdone, Mi Señora, sólo buscamos su bienestar”.

“¡Dejaos de tonterías! ¡Habéis dejado la celda de la princesa sin protección! ¡Volved allí enseguida!”

“Ya volveremos después, no creo que salga”.

“Vosotros, ¿de qué estáis hablando? ¡Deteneos ahora mismo!”

“Lo que faltaba, el caballero de la rosa, ¡soltadme de una vez e id a por él! ¡Inútiles!”

“¡Sí, Mi Señora!” contestaron a coro.

“¡Esperad! – Dijo uno de ellos – Es uno de los caballeros, sin un plan no tenemos ninguna oportunidad, a pesar de ser cuatro contra uno. Se me ha ocurrido una cosa…”

“Creía que ibais a enfrentaros a mí” dijo el caballero de la rosa viéndoles murmurar.

“Con este plan lo conseguiremos, ¡al ataque!”

Los cuatro esbirros corrieron decididos contra el caballero. Sin embargo, a medio camino se detuvieron al ver algo raro en el suelo, colocándose en círculo alrededor de ello.

“¿Qué es esto?”

“Sí, ¿qué es?”

“Que raro”.

“¿Qué hace aquí?”

“¿No será…?”

El caballero, extrañado por aquel cambio tan repentino de actitud, se acercó a ver qué ocurría.

“Parece caca”.

“No digas eso”

“Es muy bonito”.

“¿Está bueno?”

“No lo sé”.

Ya prácticamente detrás del pequeño grupo, el caballero alzó la cabeza para descubrir aquel hallazgo tan importante.

“¡Ahora!”

Los cuatros subordinados se lanzaron contra el caballero todos a la vez aprovechado que había bajado la guardia. Dos se le pegaron a las piernas y los otros dos a los brazos y torso. Los que se abrazaron a las piernas empezaron a darle cabezazos en el estómago y los que se abrazaron al torso collejas en la nuca.

“¡¿Qué hacéis?! – exclamó sacudiéndose los brazos – ¡Soltadme!”

“¡De prisa Mi Señora! ¡Huya! ¡No aguantaremos mucho tiempo!”

“¡Qué dices! Yo me voy a ver a Reik. Está luchando por mí, lo menos que puedo hacer es apoyarle. Ahora que por fin me he librado de vosotros…”

“Pero Mi Señora, el caballero…”

“Ah, eso no es ningún problema, mirad”.

Miss Jewel se acercó al caballero de la rosa lentamente, sonriendo, aprovechando de sus esbirros le mantenían inmóvil. Alzó su mano dejando ver su anillo con la prominente piedra preciosa roja y lo acercó al rostro del caballero.

“Nos vemos, encanto” dijo sonriendo.

Una onda de choque emergió del anillo tirando al suelo al caballero y a todos los que le agarraban. Al caer al suelo quedaron parcialmente atontados y Miss Jewel se fue caminando dejando a los suyos allí tirados.

Reik se frotaba la cara inútilmente, tratando de quitar la marca del golpe del caballero del fuego, lo que le enfadaba cada vez más. Arturo le observaba manteniendo la guardia.

“Dentro de lo que cabe, hemos tenido suerte. Todos los soldados que dejamos sin conocimiento Gabriel y yo antes de entrar están fuera de los límites de la aldea. Incluso sacamos a los que protegían las chozas del Capitán Lardo cuando entramos por equivocación y los de la de Miss Jewel. No queda nadie por aquí cerca, así que podré emplearme a fondo sin preocuparme de nada”.

“No hay manera, esto no sale – dijo Reik, cansado de frotar – Al menos aplastaré al que me lo hizo para satisfacer mis ansias”.

Reik se lanzó volando de frente a toda velocidad contra el caballero sin intención de frenar.

“¿Qué hace ahora?”

Como si de un misil se tratase, Reik golpeo al caballero en el estómago con un fuerte cabezazo, que lo echó contra otra choza. Arturo consiguió recuperar el control y antes de estrellarse dio una voltereta en el aire y se impulsó en la pared de la choza, regresando al combate. Sin embargo, no veía a Reik.

“¿Y ahora dónde está?”

Reik apareció dando volteretas en el aire y cayó aplastando a Arturo contra el suelo de un culetazo en la espalda. Tras eso estiró los brazos y empezó a generar una onda de energía.

“¡Ahora muere!”

El haz de luz que dejó la onda tras de sí inundó a Arturo, impidiendo que Reik pudiera ver como había quedado tras el ataque. Cuando pudo ver de nuevo, lo único que se encontró fue un agujero en el suelo, pero ni rastro del caballero.

“No está mal” dijo Reik y se giró mirando hacia arriba.

Arturo estaba levitando en el aire, con algunos rasguños y las ropas rasgadas.

“Uf… por poco” suspiró el caballero.

“A ver cómo te apañas con éstas”.

Reik lanzó una pequeña bola de energía bastante extraña, de un color blanquecino con destellos turquesas. Arturo, harto de huir, optó por despejarla de un manotazo. Al hacerlo, su brazo quedó congelado.

“Genial…”

“¿Te gustan? Las inventé cuando estuve entrenando sólo en esta isla. Son ondas de energía combinadas con mi poder helado. Tienen todo el poder destructivo de mi energía y además congelan con la misma efectividad que el Polvo de Diamantes”.

Entonces empezó a lanzar una lluvia de ellas contra el caballero. Arturo, sabiendo que si las despejaba era lo mismo que si le daban, prefirió quedarse quieto, dejando que todos los golpes le dieran de lleno. A los pocos segundos era una estatua de hielo volante.

“¡Ja! – exclamó apretando el puño en señal de victoria – ¡Te lo dije!”

El hielo comenzó a resquebrajarse de nuevo y Arturo se liberó en medio de una llamarada.

“Cuantas veces tengo que decirte que eso no tiene ningún efecto contra mí”.

“¡Ja! ¡Eso no te lo crees ni tú! Puede que te liberes con facilidad, pero durante el tiempo que estás congelado tu temperatura corporal desciende algunas décimas. Aunque uses el fuego para contrarrestarlo la temperatura corporal no se recupera tan rápido. Y aún en el hipotético caso en que lo hiciera, los cambios bruscos continuos acabarían por afectar a tu salud”.

“Seguramente tenga razón. Probaré a anularlas con ondas normales”.

Arturo lanzó una onda de prueba contra una que había lanzado Reik. Las dos chocaron pero la que proyectó Arturo fue consumida por la de Reik, que continuó su camino.

“¡Ja! ¡No te esfuerces! ¡Eso no tiene ningún efecto”.

“Entonces sólo hay una opción, tendré que hacer lo mismo que él. No puede ser muy difícil…”

Arturo se concentró, creó una bola de energía sobre su mano e intentó mezclarla con su poder ígneo, consiguiendo únicamente rebozarla de fuego.

“Espero que esto sirva”.

“¡No tienes ninguna oportunidad!” exclamó Reik.

De nuevo lanzó una lluvia de bolas de energía combinadas con hielo contra el caballero. En esta ocasión, Arturo lanzó su primera bola a modo de experimento. Las dos bolas chocaron, salió un poco de vapor, la bola de Arturo fue desviada en una dirección opuesta y la de Reik lo suficiente como para impedir dar al caballero.

“¡Suficiente para ser la primea vez!”

Arturo comenzó a enviar ondas recubiertas de fuego contra todas las ondas combinadas con hielo que lanzaba Reik. El resultado fue el mismo, los dos tipos de ondas eran desviados, pero las de Reik mucho menos. Además, las ondas de Reik cada vez se acercaban más a su objetivo antes de fallar. El antiguo caballero del hielo estaba ganando terreno rápidamente.

“Esta claro q no puedo competir con él sin experiencia. Si sigo así acabaré cediendo. A ver que se me ocurre… ¡ya sé!”

Desenvainó su espada y la recubrió con fuego. Entonces avanzó volando hacia su adversario, procurando esquivar las mayores ondas posibles y desviando con la espada las necesarias. Con el primer choque, la espada perdió parte del fuego que la envolvía, con el segundo el fuego se apagó y al tercero la hoja se congeló, por lo que como no podía congelarse más, desde entonces desvío todas las ondas que pudieran tener alguna posibilidad de alcanzarle, por pequeña que fuera.

“¡Prueba un poco de tu propio hielo, a ver si te refresca la mente!”

El caballero alzó la espada al frente mientras continuaba volando, con el fin de clavarla en su objetivo.

“¡Un ataque tan directo y obvio no te servirá de nada!”

Reik saltó para evitar la espada, la cual iba directa a clavarse en el suelo. En el último momento, Arturo soltó la espada, dio una voltereta en el aire y se apoyó en la empuñadura, saltando hacia arriba, donde se encontraba Reik.

“¿Y eso?”

Para compensar que al saltar hacia arriba iba perdiendo velocidad poco a poco, Arturo alzó los dos brazos y dio un puñetazo con ambos puños a Reik en su estómago. No contentó, mientras mantenía el golpe abrió los puños y cargó dos ondas de energía en las palmas de la mano. Al lanzarlas arrastraron al antiguo caballero hacia el cielo y cuando empezó a faltar oxígeno explotaron pegadas al cuerpo de su objetivo, creando un par de fuegos artificiales.

Miss Jewel llegó en ese momento y lo vio.

“¡Reik! ¡No! ¡No puedes morir!”

Arturo regresó a tierra y recuperó su espada.

“No se preocupe, no sería un caballero si pudiera morir tan fácilmente. Por cierto, ¿cómo que Gabriel no está…?”

“¡Ya me he encargado de él! ¡Y ahora me encargaré de ti personalmente!”

“¡Eso habrá que verlo!”

“¡¡¡¡¡Tu adversario soy yo!!!!!” se escuchó desde el cielo.

Ambos miraron hacia arriba. Reik estaba en el cielo, enfurecido, pero sonreía. Tenía arañazos por todo el cuerpo, en especial rasguños en la cara, acompañando a la marca del zapato de antes. Su ropa estaba rasgada, en especial por el torso, que se encontraba en un estado lamentable después del último ataque.

“Ya era hora de encontrar a un rival digno de mí. Mereces que reconozca tu poder, Arturo”.

“Gracias” respondió con tono egocéntrico.

“Así que debes ser capaz de enfrentarte a un reto mayor”.

“¿Cómo?”

Reik extendió los dos brazos en paralelo con las palmas abiertas, y empezó a cargar una onda de energía entre ellas. Comenzó siendo una pequeña concentración de energía, pero crecía y crecía, haciéndose notar su poder.

“¡¿Qué haces?! ¡Si lanzas eso aquí destruirás toda la aldea! ¡Matarás a todos los guardias que están fuera de combate y que no pueden huir! ¡Es una locura! ¡Has dicho que tu adversario soy yo!”

“Tú lo has dicho, eres mi adversario, si recibes el golpe nadie resultará herido. Y no te preocupes por la aldea, está onda también esta impregnada de mi poder de hielo. Sólo será destruida la zona del impacto, la onda expansiva sólo congelará todo a su paso”.

“¡Miss Jewel también está aquí!”

“Y a mí que me importa”.

“¡Reik! ¡Detén ese ataque ahora mismo!” exclamó Miss Jewel.

“No se esfuerce, el sello que le ha puesto en la frente estaba brillando como nunca lo había hecho jamás. Ha creado un monstruo y ahora está fuera de control. Espero que esté satisfecha”.

“Esto se pone interesante” dijo el Capitán Lardo observando desde una roca con sumo interés.

“¡Neo Freezing Attack!” exclamó Reik y proyectó la onda contra Arturo.

En la zona donde tuvo lugar la batalla de Fidel, en medio de árboles quemados y derrumbados, cadáveres de todo tipo de insectos y fuerte hedor a muerte, Wancho estaba tirado en el charco de barro donde le había dejado Jonyo. Estaba quieto, como muerto, y un deprimente estado físico. Sin embargo, abrió los ojos con suavidad, delante de su cara estaba el cadáver de una cucaracha, con el abdomen destripado, cubierta de un extraño líquido verde que debía ser el equivalente a la sangre en los humanos y parcialmente quemada. Conmovido ante aquella escena tan triste, alzó el brazo y cogió el cadáver con pena.

“Lo-lo he perdido, lo he perdido todo. Ese caballero me ha quitado todo lo que tenía…”

Con mucho esfuerzo, consiguió levantarse y, con paso tranquilo y sosegado, dio una vuelta por aquel desolador paraje donde sólo habitaba la muerte.

“Y ahora, ¿qué puedo hacer?” murmuró.

De pronto algo cambió en su mirada. Parecía haber recuperado las ganas de vivir, haber conseguido un nuevo objetivo fuera de aquel lugar.

“Aún puedo hacer algo, hay una persona que me necesita, a quien puedo proteger. Esos caballeros se fueron para matarla, y yo debo impedirlo. ¡Te salvaré, Mi Señora!” exclamó con orgullo y se fue hacia el campamento andando despacito.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Demasiado corto... xD, es la verdad, yo creo que podría ser un poco más largo aunque sea una o dos hojas más, jejeje, pero aún así es un buen episodio ^^. A ver si el siguiente sale pronto!!!

Anónimo dijo...

joder se me han borrado los 4 o 5 errores que habia encontrado porque los habia copiado y pegado en el comentario lo que pasa es que le he vuelto a dar a comentario y se han borrado y ahora no hay ganas de volver a buscarlos,respecto al capitulo ha estado bien y ademas van surgiendo mas misterios a si que nos dejas a todos con mas intriga si cabe
Un saludo a todos

Anónimo dijo...

este se a exo kortito mañana volvere a dar señales de vida
**SuSo**