domingo, 2 de noviembre de 2008

Episodio LXX

Bueno, aquí cumpliendo los tiempos, así que en una semana no ha pasado nada interesante que contar. es posible que cancele el proyecto guía en sentido estricto y haga sólo la guía de personajes, ya que a estas alturas los homenajes son tantos que algunos incluso escapan a mi memoria... con respecto a los borradores no he avanzado en mi adorado último capítulo :( y la verdad debería avanzar en los borradores de los pasados, ya que en este volumen tocan dos y no quiero dejarlos para el último momento como pasó con Reik, que a la hora de la verdad sólo tenía una página escrita y fueron... 16 Bueno al menos del capítulo 71 ya tengo una página escrita porque esta tarde me he bloqueado y he seguido con escenas posteriores para no perder el tiempo, así que el domingo que viene nos vemos :)

Título: Petoria Senshis vs Mecha Yolien

Tamaño: 9

Dedicado a: N/A

Episodio LXX

D

avid se quedó anonadado ante aquella respuesta. Esperaba cualquier cosa menos algo así. Durante unos segundos se quedó en estado de shock tratando de imaginar la razón de aquella búsqueda, pero su capacidad no daba para tanto. Lo primero que recordó al oír eso fue la muerte de las dos, no pudiendo contener las lágrimas.

“¿Para qué quieres saber algo así?”

“Eso no es de tu incumbencia. Limítate a responder”.

“¿Y si me niego?”

“Morirás...” dijo apretando aún más las pinzas.

“Si me matas nunca sabrás donde están”.

“Pero nada me impide cortarte una pierna”.

Ante aquella amenaza, David tuvo que callarse.

“Mucho mejor, calladito estás más guapo. Ahora dime donde están enterradas esas dos o tu pierna rodará por el suelo”.

Se sacó pequeña sierra de uno de sus innumerables bolsillos y la colocó un poco por debajo de la rodilla de David. Sus pulsaciones se aceleraron, sin embargo, supo mantener la sangre fría. Cerró los ojos, se mordió la lengua con tal fuerza que se hizo sangre, y después tensó todo su cuerpo tratando de disminuir el dolor lo máximo posible.

“Ey... – interrumpió una vocecita suave – ¿por qué no te metes con alguien de tu tamaño?”

Yolien se giró, pero, dado que la habitación estaba insuficientemente iluminada, no vio a nadie, su scouter tampoco detectó nada. Por un momento creyó habérselo imaginado, sin embargo, estaba convencida de haber escuchado esa voz.

“No pases de mí. Estoy aquí abajo”.

No tardó en notar que alguien le agarraba de la pierna. Miró hacia abajo y descubrió a Eddy literalmente tirado por el suelo, con heridas en la cabeza y en las extremidades, cortes y rozaduras por todo el cuerpo, el pelo revuelto y sucio y un ojo cerrado probablemente también por el ataque que había recibido de lleno.

“E... di...” balbuceó David casi sin poder respirar.

“Ah, eres tú, pedazo de basura. Estás tan malherido que ya no te queda energía y no te detecta ni el scouter”.

“Suéltale... Tu adversario soy yo”.

“¡Jajaja! Me gustaría saber cómo has sido capaz de llegar hasta aquí arriba en tu estado y tardando tanto tiempo, ¿has estado descansando estas horas?”

“Eso que más da”.

“Dímelo y le soltaré, sino, no me hago responsable de que pueda seguir llegándole aire a los pulmones”.

“Está bien... Después de recibir el Cañón de Energía de lleno, me arrastró hasta explotar contra las rocas, causándome la mayoría de las heridas. Tras eso, la onda expansiva me arrojó hacia el mar, veía los arrecifes acercarse, pero aún me quedaban fuerzas para agarrarme a las rocas de la pared del acantilado. Habría podido subir fácilmente si no hubiera sido por los escombros del castillo que cayeron sobre mí, golpeándome en la cabeza y en los brazos, sin olvidar que algunos trozos estaban afilados y me cortaron en la espalda. Mis fuerzas menguaron bastante con eso, y tardé casi media hora en subir, motivado por los gritos de David y el sonido de tus destrozos. Al llegar al jardín no tenía fuerzas ni para ponerme en pie, y he tenido que subir hasta aquí arrastrándome, sólo para acabar contigo. ¡Ahora suéltale!”

Yolien cumplió su palabra y soltó a de golpe a David, que cayó al suelo de rodillas tosiendo y respirando con fuerza.

“¿Qué piensas hacer en tu estado?”

“Ya te lo he dicho, voy a acabar contigo”.

El ojo robótico de Yolien se cubrió con un fino cristal rosa transparente que descendió como si fuera una pestaña. Comenzó a emitir unos extraños sonidos mientras aparecían lucecitas amarillas en el cristal seguidos de un biiiip con el que cesó todo y su ojo volvió a la normalidad.

“El scouter indica que tu fuerza de combate es de 5 unidades. Ahora mismo tienes menos fuerza que un cachorro de chou chou”.

“¡Eso me gustaría verlo! ¡Está bien, como desees! ¡Primero acabaré contigo y después le obligaré a que me digan donde están las tumbas de esas dos!”

Aprovechando que estaba en el suelo, le dio una patada que lo elevó proyectándole contra una vidriera que hacía de ventana en el castillo, rompiéndola y precipitándose hacia el jardín de cabeza. No contenta, Yolien saltó también y miró hacia abajo mientras descendía.

“¡Voy a asegurarme de que esta vez no vuelvas a levantarte!”

Sirviéndose de la velocidad de la caída, avanzó hasta Eddy y le dio un fuerte codazo en la espalda con su brazo robótico. La fuerza fue suficiente para hundir la columna y que su cuerpo se estrellase contra el suelo con la tripa de frente, quedando inmovilizado.

“Ahora sí... Ya no podrá levantarse nunca más”.

Estaba dándose la vuelta para volver al castillo a buscar a David de nuevo, cuando escuchó el sonido que se crea cuando pisas la hierba.

“No... No puede ser...”

Eddy estaba con un pie y una rodilla apoyados en el suelo, a la vez que se ayudaba de las manos para conseguir terminar de levantarse, aunque tambaleándose y sujetando un hombro con la mano del brazo contrario.

“¿Cómo puedes levantarte? Deberías tener la columna vertebral rota”.

“Lo siento, pero algo así no puede vencerme, mis principios me lo impiden”.

“¿Qué dices?”

“La capoeira, mi estilo de lucha, es un arte marcial que inventaron los antiguos esclavos negros que eran vendidos como mercancía para trabajos forzados. La camuflaron como si fuera un baile para no llamar la atención, pero en realidad era una resistencia a la opresión que se preparaba para un levantamiento inminente. A algunos les cortaron los tendones cuando los descubrieron, negándoles no sólo poder practicar capoeira de nuevo, sino además la capacidad de caminar, terminando tirados en el suelo cual pedazos de basura cuyo destino no era otro que la muerte, una muerte dolorosa e indigna. Puede que yo no sea descendiente de esos esclavos, pero al aprender su estilo de combate, también me han transmitido parte de su espíritu, su cultura, y sobre todo, su sufrimiento. Las heridas de mi cuerpo... tus golpes... no son nada comparados con lo que ellos tuvieron que soportar. Es por eso que no puedo dejar que me derrotes aquí, no puedo caer ante ti, tengo que seguir levantándome cueste lo que cueste y seguir luchando, al igual que los esclavos lucharon por su libertad hasta morir”.

“Un bello discurso, pero no deberías decir cosas que no puedas mantener – dijo mientras analizaba a Eddy de nuevo con el scouter – Mi scouter señala que te queda una unidad de fuerza, la misma fuerza con la que nace un bebé humano. Sólo con que soplase algo de viento sería suficiente para matarte”.

Eddy no se movía. Había bajado la cabeza y el flequillo le cubría los ojos.

“Ha perdido el conocimiento, pero sigue en pie. Que determinación” pensó.

“¡¡Eddy!!” gritó David desde la ventana rota.

“Te has ganado mi aprobación. Tendrás la muerte que deseas. Acabaré contigo con el arma que el propio caballero del fuego me impidió usar antes de matarme”.

Sacó de una enorme funda en su espalda un gigantesco serrucho que superaba el metro de longitud y cuyos dientes estaban tan afilados que hasta cortaban el viento a su paso.

“¡¡¡Eddy!!! ¡¡¡Cuidado!!! ¡¡¡Reacciona!!!” gritó David de nuevo.

Yolien se lanzó con su sierra al alza directa a la cabeza del joven, con el fin no de cortarle el cuello sino de cortarle la cabeza en dos de arriba a abajo. Eddy levantó los ojos y miró de frente a la muerte.

“¡¡Vamos!! ¡¡Ven!! ¡¡No me moveré!!”

Eddy fijó su mirada en los dientes de la sierra y los veía acercarse cada vez más hasta que un segundo antes de morir no pudo soportar la presión y cerró los ojos.

“Ey, no vale, has cerrado los ojos”.

“¿Ehhhhh?” pensó Eddy y los abrió de nuevo.

Uno de los dientes de la sierra estaba a escasos milímetros de su ojo, acariciándole las pestañas. Miró a su alrededor girando únicamente su globo ocular y vio que la punta de una lanza cruzando con una palanca estaban bloqueando el ataque de Yolien y que además una figura corpulenta bloqueaba el avance de la propia Yolien.

“Sois... ¡vosotros!”

Kevin sujetaba la lanza que bloqueaba la sierra, ayudada por la palanca de Norris en el lado contrario. Además, Jose empujaba con todas sus fuerzas a Yolien para impedirle avanzar. A pesar de ser tres contra uno, les estaba constando retenerla. Sin alguna razón que lo explicase, las manos de Jose estaban llenas de sangre mientras la sujetaba y Kevin y Norris empezaban a ceder ante el forcejeo.

“Más mocosos insolentes...”

“¿Qué haces? ¡Sal de aquí o no podremos salir nosotros!” le gritó Norris.

“S... Sí...” susurró Eddy y fue dando pasos hacia atrás a la velocidad que su cuerpo le permitía.

Con un alarde de fuerza, Jose consiguió dar un fuerte puñetazo a Yolien en la cara, temiendo volver a herirse con la ropa si seguía atacando al cuerpo, y lanzarla hacia atrás hasta caer al suelo rodando. La sierra voló por los aires y también terminó cayendo en el césped del jardín.

“Te repito – dijo Kevin, ahora más calmado – Has cerrado los ojos en el último momento. Si no hubiéramos estado aquí no habrías tenido esa muerte que tanto deseabas”.

“Espera... – se paró a pensar Eddy – ¿Desde cuándo estáis por aquí?”

“Más o menos desde tu discursito” reía Jose.

“¿¡Y por qué no habéis intervenido antes!? ¡He estado a punto de morir por vuestra culpa!”

“Si entras en el momento crítico, es más dramático” alegó Norris.

“¡¡¡¿Qué?!!! ¡¡Menuda gilipollez!! ¿¡¡Habéis arriesgado mi vida sólo para tener una entrada triunfal!!?”

“¿Qué importa? – dijo Jose – Lo que importa es que sigues vivo”.

“Hmpf... No si al final tendré que agradeceros que hayáis jugado con mi vida... Tonterías a parte, ¿cómo habéis sabido que estaba en peligro?”

“Como si fuera difícil con la explosión de hace unas horas. Se ha notado hasta desde mi bar. Estábamos allí los tres cuando sentimos la vibración. Miramos por la ventana y un hilo de humo venía de esta dirección. Llamamos por teléfono pero no lo cogíais así que vinimos. La diferencia es el tiempo que hemos tardado en llegar. No me ha dado tiempo ni a cambiarme, vengo con el uniforme del bar...”.

“Vaya... Ey Kevin, ¿y esa lanza? ¿No tenías un tridente? ¿Y no se rompió en el último combate?”

“Sí, se rompió, pero algún día tendría que tenerlo arreglado de nuevo, ¿no? Recuerda que puede transformarse, he optado por una punta en vez de las tres de un tridente para que tuviera más fuerza y precisión, que era lo que convenía al bloquear el ataque anterior. No obstante, parece que no ha sido suficiente, aún me tiemblan las manos de la tensión del forcejeo”.

“Sí, no sé que tienen sus ropas pero raspan. Al sujetarla antes no he conseguido más que hacerme polvo las manos, ahora hasta estoy sangrando”.

“Ya te hemos explicado nosotros nuestra parte. Ahora te toca a ti ponernos al día, ¿quién es ella? ¿ha venido en ese helicóptero de ahí arriba?” preguntó Norris mirando al cielo.

“No tengo toda la información. Cuando llegué estaba atacando a David, sé lo que me ha dicho él. Al parecer se llama Yolien, y ha luchado en una ocasión contra los caballeros, muriendo en combate, pero ha vuelto con la mitad de su organismo convertido en robot. Hace un rato la oí decir que buscaba los cadáveres de Isabel y Verónica”.

“¡¿Los cadáveres de Isabel y Verónica?!” exclamaron los tres a la vez.

“Sí, no sé para qué querrá algo así, pero es lo que viene buscando. En cuanto al helicóptero, parece que hay alguien dentro, pero no se ha dejado ver aún. Sólo hay una cosa segura, tiene que ser más fuerte que ella, ya que le da órdenes y obedece sin rechistar”.

“Nos centraremos en ella primero, un enemigo siempre es mejor que dos”.

“Eh, ahí está” advirtió Norris.

Yolien se acababa de levantar, aún algo confusa por el golpe, pero preparada y lista para seguir combatiendo.

“Esos mocosos no son normales” pensó.

“Vale, antes de nada toma esto” dijo Kevin y le arrojó una minúscula esfera verde.

“¿Qué quieres que haga con esta canica? – preguntó al cogerla y acercársela al ojo para examinarla con más detenimiento, sin descubrir nada especial – ¿Arrojársela a Yolien?”

“No es una canica idiota... Rómpela con el puño y rápidamente estrella con pedazos contra tu cuerpo. Tienes que hacerlo rápido, sino no funcionará”.

“¿Para qué quieres que haga eso?”

“¡Cállate y hazlo! ¡No tenemos tiempo para explicaciones!”

“Vaaale, no te pongas así”.

Eddy dudó un momento mirando la pequeña esfera. La puso en la palma de su mano, tragó saliva y cerró el puño con fuerza, destruyendo la esfera en centenares de pedazos.

“No se ha roto con mucha dificultad...” pensó.

La esfera había liberado un suave humo verde al romperse y los cristales, igual que un líquido del mismo color que el humo, se estaban pegando por toda su mano, quedándole una textura algo viscosa y punzante. De pronto todos los pedacitos comenzaron a iluminarse hasta que toda la mano cogió un extraño brillo verde.

“¡¡¡¡Ahora!!!!” gritó el Comandante.

Sin pensar en lo que iba a sucederle, Eddy extendió la mano y estrelló con fuerza la palma contra su pecho. El brillo se trasladó entonces a todo su cuerpo y sus heridas comenzaron a curarse sin motivo aparente, hasta que Eddy recobró totalmente las fuerzas.

“¿Qué ha sido... eso?”

“Era una esfera miryoku. Dentro estaba almacenada la energía del poder de curación de Peter en cantidad suficiente para curar a una persona por completo. En comisaría tenemos unas cuantas para situaciones como estas y pensé que nos haría falta”.


“Increíble, que cosas inventan... ¿Las has hecho tú?”

“Como comprenderás, si llevan almacenado el poder de Peter, él es el único que puede llenar los miryokus. Puedes meter cualquier tipo de efecto en un miryoku, pero tienes que tener ese poder para ello”.

“Entiendo... ¿podría entonces almacenar el efecto de una mis patadas?”

“Perfectamente, y la fuerza se liberaría al destruir la esfera”.

“Así que era por eso – interrumpió Yolien – Así es cómo os curáis milagrosamente. Es ese político el que os cura. Que bien. Mesa estaba deseoso de conocer la razón de vuestras aparentes resurrecciones, pero saber que la pieza clave es el integrante más débil del grupo le será de gran ayuda. Es posible que hasta sea recompensada por ello”.

“Me temo que nunca le llegará esa información. Porque vas a morir aquí”.

“¿Pretendéis vencerme vosotros a mí? ¿A una guerrera con la que incluso los propios caballeros tuvieron problemas para derrotar?”

“¡Ja! ¡Esa sí que es buena! – saltó Eddy – Según me ha dicho David, le secuestraste y seguramente le usarías, además de como cebo, como escudo humano de forma indirecta. Estoy convencido de que los caballeros no pudieron emplearse a fondo en ese momento debido a tus trucos sucios”.

“¡Tonterías, yo herí a Fidel y a Isabel!”

“Pues nosotros te devolveremos con creces el dolor que les causaste. Nos valemos perfectamente para acabar con basura de hojalata como tú” dijo Norris.

“Eddy, ten cuidado al atacar, no sé de qué están hechas sus ropas, pero te hieren al golpearlas. Nosotros que no llevamos armas, hemos andar con precaución”.

“Okey, Jose” asintió guiñando el ojo.

“Que bien que todos hayan venido – pensaba David sonriendo desde la ventana – Bajaré a animarles”.

Yolien, ya con su enorme sierra en la mano, se lanzó de frente contra los cuatro petorianos, quienes iniciaron la contraofensiva.

“¡Es hora de mostrar las nuevas habilidades de mi tridente!”

El mango del tridente se alargó gracias a una cadena que había en su interior convirtiéndose en un nunchaku con punta de lanza en un extremo. Uso la parte del mango para atar a Yolien dando varias vueltas a su alrededor y detuvo su ataque. La sierra cayó al suelo al resbalarse de las manos de Yolien. Una vez quedó inmovilizada, Norris atacó a su cabeza con una llave inglesa que se rompió con el impacto, Jose le dio un puñetazo en el cuerpo volviéndose a herir de nuevo y Eddy, más precavido, optó por una patada en la espalda, consiguiendo que la suela de sus deportivas quedara destrozada.

“¿Habéis acabado?”

Yolien se liberó extendiendo los brazos y rompiendo la cadena, cuyos pedazos quedaron diseminados por los alrededores. Acto seguido, retiró la pinza de su brazo robótico y sacó una broca de un bolsillo, colocándosela en lugar de la pinza. Los petorianos se retiraron con rapidez, cuando vieron que la broca empezaba a girar a gran velocidad convirtiendo el brazo de su enemiga en una auténtica taladradora.

“¿Está bien tu tridente, Kevin? – preguntó Eddy – Ha destrozado toda la empuñadura”.

“Tranquilo, sólo ha roto la cadena que iba por dentro, el mango esta intacto, pero no podré volver a inmovilizarla”.

“Parece que tampoco serviría de mucho aunque pudieras” decía Jose mientras ejercía presión sobre su puño para mantener la hemorragia”.

Yolien atacó sin pensar directa a la cabeza de sus oponentes, que esquivaban el golpe como podían. El blanco escogido fue Jose, cuya corpulencia le impedía esquivar con facilidad, y fue retrocediendo mientras movía la cabeza para evitar que fuera atravesada por aquella broca. Continuó retrocediendo hasta llegar a la pared del castillo, donde no tuvo más remedio que agacharse para evitar lo que hubiera sido un golpe mortal. La broca chocó contra la pared haciendo un agujero que agrietó el muro terminando por derrumbar una parte.

“Ha derrumbado parte de la dura pared del castillo con una simple broca...” pensó Jose.

Por suerte, Jose pudo apreciar que la broca había quedado tan desgastada con el ataque que ahora era prácticamente inservible.

“¡Esta claro que las armas convencionales no funcionan! – exclamó el Comandante – ¡Yo me encargo!”

El tridente volvió a cambiar de forma y se convirtió en guadaña. Kevin atacó directamente al cuello, aunque desde el ángulo del ataque tenía que atacar a la parte robótica de su adversaria. La hoja de la guadaña chocó contra el cuello y rebotó, tirando al suelo al joven militar con la fuerza del retroceso.

“¡Aún no me he rendido!”

Volvió a convertir la guadaña en tridente y empezó a asestar cortes por doquier tratando de herir alguna parte del cuerpo de su oponente. Sin embargo, por más que golpeaba no conseguía otra cosa que ver rebotar su ataque.

“¿Por qué? Dinos, ¿de qué está hecha tu ropa para que nuestros ataques reboten?”

“¿Tan listos sois y no lo habéis descubierto? Mi ropa no ha cambiado desde la última vez, sigue estando recubierta con papel de lija. En realidad con lo que rebota es con mi cuerpo de hierro, pero el papel de lija también ayuda a amortiguar los impactos de vuestros ataques”.

“¡Claro! ¡Es con el papel con el que me he raspado y me he hecho sangre!” exclamó Jose.

“¡Y también ha destrozado la suela de mis zapatillas!”

“Es imposible, te he golpeado por todo el cuerpo. He tenido que alcanzar aluna parte orgánica de tu mitad humana”.

“Yo nunca dije que tuviera media parte orgánica. Eso lo habéis dicho vosotros”.

“No nos engañes – irrumpió Norris en la conversación – Todos podemos ver tu mano desnuda que tiene aspecto humano, y tu mitad de la cabeza también. Aunque tengas el resto del cuerpo cubierto con las mayas negras y el chaleco y los pantalones con tantos bolsillo, ¡la mano y la cabeza te delatan!”

“Además, necesitas tener corazón para poder vivir – agregó Eddy – ¿Dónde está si no?”

“Es cierto. La mitad de mi cabeza es orgánica, y la mano me fue implantada para que no tuviera la desventaja de no poder utilizar un pulgar oponible que me restara manejabilidad y técnica. Pero poco más, cuando Arturo me partió por la mitad dejó mi cuerpo inservible, pero tuve la suerte de que hizo un corte simétrico y no dañó ni el corazón ni los pulmones. Al quedar intactos, pudieron utilizarlos para resucitarme, pero no colocaron todo de la misma manera. Esos tres órganos se encuentran colocados conjuntamente en el interior de mi cuerpo, justo en el centro de mi pecho, los tres bien juntitos y ocupando poco espacio, y recubiertos totalmente por acero para convertirme en un ser indestructible. Sólo si conseguís penetrar en mi cuerpo y destruir mi corazón y mis pulmones podréis matarme”.

“Se te olvida la mitad de tu cabeza orgánica. Antes no la he atacado por respeto, pero ahora que sé que es la única forma de vencerte, ¡te la cortaré con mi guadaña!”

Kevin reconvirtió el tridente en guadaña y atacó a Yolien, consiguiendo únicamente clavarle la puntita en la mejilla.

“No... puedo... Clavarla más dentro” dijo mientras empujaba con todas sus fuerzas.

Yolien retiró la guadaña de su cara con calma y la parte de su mejilla que había sido herida se volvió metálica.

“Lo siento, pero algo tan evidente no iba a ser tomado a la ligera. Mi cuerpo está programado para sustituir cualquier materia orgánica desechable por metal a una velocidad casi instantánea. Nada más clavar la guadaña ya estabas tocando metal. Os lo diré de nuevo, ¡no hay nada que podáis hacer!”



Miryoku = Literalmente, mágico o encantado

2 comentarios:

Anónimo dijo...

UUUOOO!!! Epi nuevo y encima pegando fuerte!!! jajajajajaja, eso está muy bien, sé que parecerá raro pero me gustaría saber cual es el final de los caballeros, no su muerte, sino el final de esta historia... no se. me pica la curiosidad xD

Dani López

Anónimo dijo...

Yolien cumplió su palabra y soltó a de golpe a David( el a sobra)
weno si te soy sincero a mi este episodio no me ha dicho mucho porque aunque no ha estado mal he echado en falta saber algo de arturo, peter y gabriel que todavia hay much miga alli pero weno supongo que pal proximo ya sabremos algo,solo he encontrado ese fallo venga un saludo a todos
Jon