jueves, 27 de octubre de 2011

Episodio CXXVIII

Es muy tarde y no tengo fuerzas para poner las curiosidades, si eso me paso mañana porque no creo que lo lea nadie a estas horas.

Tamaño: 6'5


Episodio 

CXXVIII

S
hawn Stevenson y los caballeros continuaban conversando en el aire, sobrevolando el cráter del volcán, que todavía desprendía mucho calor. Calor que alimentaba en Arturo la idea de que habían tratado de asesinarle. Sin embargo, el caballero sabía que no tenía pruebas concluyentes, y ante la nueva declaración de Shawn, decidió continuar investigando.

“¿A qué te refieres con eso del verdadero entrenamiento?” le preguntó el caballero del fuego.

“Ya te lo dije antes de empezar, si no superabas este primer entrenamiento, era mejor que murieses. El entrenamiento consistía en recuperar tus poderes completamente, pero yo no podía decirte nada más”.

“¿Y eso por qué? Si se puede saber…”

“De haber empezado a conversar contigo, habrías pensado que yo iba a ayudarte a recuperarlos, pero no iba a hacerlo. No podía hacerlo porque eso es algo que tienes que conseguir tú solo, es decir, yo no sabía nada más que tú”.

“¿Lo está diciendo en serio? – Pensaba Arturo – Ya no sé qué creer… Al fin y al cabo, fue él quien me arrojó a la lava. Me cuesta pensar que no tenía una idea de lo que iba a pasarme…”

“Pero ahora todo eso da igual, lo importante es que estás plenamente recuperado y que puedes empezar tu verdadero entrenamiento”.

“¿Está tratando de cambiar de tema? ¿Sabrá que sospecho de él?  No sé exactamente qué pretende, así que lo mejor será que le siga la corriente para ver si consigo averiguar algo”.

“¿Te pasa algo, Arturo? No dices nada” le dijo Shawn al ver que no contestaba.

“No, nada. Estoy bien. Ardo en deseos de comenzar mi nuevo entrenamiento”.

En ese momento, Shawn avanzó hacia él rápidamente y le dio un puñetazo en el estómago.

“¡¿A qué ha venido eso?!” exclamó Jonyo.

“Lamentablemente, como ves todavía no puedes empezar la siguiente fase de tu entrenamiento. A pesar de que has recuperado tus poderes, en el proceso has perdido todas tus energías. Tardarás unos días en recuperarte. Vete a descansar. Mientras tanto seguiré con el entrenamiento de Jonyo”.

“¿No podías decírselo simplemente? – Opinó Gabriel – ¿Era necesario golpearle?”.

“Prefiero demostrar las cosas con hechos directamente antes de permitir la posibilidad de que duden de mí. Es mucho más práctico”.

“Déjalo, Gabriel. Estoy bien – dijo Arturo recuperando la compostura – Él tiene razón, aunque yo no comparta tampoco sus métodos”.

“Avísame cuando estés recuperado”.

“Lo haré”.

“Muy bien. En ese caso, ¡vámonos Jonyo! Ya has holgazaneado bastante. Hay que continuar con tu entrenamiento”.

“¿Qué he holgazaneado? – pensaba el caballero del rayo mientras se alejaba siguiéndole – ¿Pero no se basa el entrenamiento precisamente en eso?”

“Los demás podéis iros también – dijo Arturo muy serio – Yo tengo algo que hacer antes de irme a descansar”.

Reik, Peter, Gabriel y Fidel se alejaron lentamente y sin decir nada, pero de pronto el caballero de la tierra sintió que un brazo firme le retenía.

“Espera – le dijo Arturo, con la mano apoyada en su hombro – Tú quédate. Quiero hablar contigo”.

“¿Conmigo? – se preguntó extrañado – ¿De qué?”

Antes de que el caballero de la tierra obtuviera una respuesta, Arturo le hizo alejarse del volcán y buscaron una zona más apartada y solitaria donde  poder hablar con tranquilidad. Al final terminaron cerca de la casa de Shawn, alrededor de la ahora extinta hoguera sobre la que habían relatado sus recuerdos.

“Bueno, ¿de qué querías hablarme?”

“Quería darte las gracias. Antes mencioné que en parte había recuperado mis poderes gracias a ti, pero no te lo pude explicar debidamente. Discúlpame”.

“¡Eh! ¿Qué son todos esos formalismos? Somos amigos, ¿no? No hay nada de que disculparse”.

“Cuando estaba en el interior del volcán, tomé una decisión y a cambio de cumplirla se me devolvieron los poderes. Esa decisión tenía que ver contigo”.

“¿Me quieres tanto que pediste volver a verme llorando como una nena? Jajaja, ¿de qué va todo esto, Arturo?”

“Pues más o menos – Arturo sonreía, pero se estaba tomando muy en serio su deber. Sabía lo que se avecinaba, y quería llegar a ello lo más rápido posible, para pasarlo también lo más rápido posible – El caso es que, encima que recupero los poderes gracias a ti, tengo que pedirte otra cosa”.

“Esta conversación tiene una pinta muy homosexual – seguía bromeando – pero bueno, dime”.

“Quiero que abandones la idea de enfrentare a Mesa”.

La sonrisa de Fidel desapareció en menos de un instante.

“¡¿A qué coño viene eso ahora?!” cambió el tono radicalmente.

“Ya te lo he dicho. Recuperé mis poderes a cambio de tomar una decisión. Esa decisión fue impedir que te enfrentes a Mesa para que te mate”.

“Bueno pues dile a tus poderes que se larguen otra vez porque no lo vas a conseguir”.

“Pero, ¿por qué? ¿Por qué algo así es tan importante para ti?”

“Eso mismo te pregunto yo, ¿por qué? ¿Por qué me vienes con esas a estas alturas? ¿Es que no me has visto discutir con Gabriel? ¿Acaso no di motivos suficientes entonces? Mesa mató a Isabel y debe morir por ello”.

“¡No te creo! ¡Hay algo más! ¡Existe una contradicción en tu argumento!”

“¡Ja! ¿Ah, sí? Pues demuéstralo”.

“Puedes tener la oportunidad de matar a Mesa siguiendo el curso natural de las cosas. Es un enemigo y tarde o temprano tendremos que enfrentarnos a él, por lo tanto, montar todo este numerito por algo que va a ocurrir de todas formas sólo puede significar que hay algo más detrás de todo esto”.

“¿Todavía no lo entiendes verdad? No quiero que acabemos con Mesa. Quiero acabar con Mesa. En primera persona. Quiero hacerlo yo, y no otro. Por eso tengo que ir yo a por él antes de que él venga a por nosotros”.

“Pero, ¿por qué?”

“Quiero hacer algo. Algo que merezca la pena. Y por mí mismo. Algo que demuestre que merecía estar en el equipo, que merecía ser un caballero. No puedo estar a la sombra de vosotros y llevar el mismo título”.

“A lo largo de toda nuestra aventura todos hemos colaborado en mayor o menor medida no sólo luchando, también ayudándonos y apoyándonos. Tú igual que el resto. Has combatido, ganado, perdido, y acabado con tus enemigos en Petoria, en Arcadia y en Azeroth”.

“Vamos a ver cuánta razón tienes, hagamos memoria... Bien, empecemos, por Duckman, como no. Sí, a Duckman le maté yo, ¿no? Hice que cayera al vacío. Le maté tan bien que volvió para que Verónica tuviera que sacrificarse en vano para acabar con él, y encima el cabrón volvió a sobrevivir y Jonyo tuvo que rematarle. ¡Esa muerte también fue culpa mía!”

“El dominio de Duckman sobre sus propias habilidades era demasiado elevado, por eso dio tantos problemas aun siendo tan débil. No fue culpa de nadie, pero si quieres buscar a un culpable, acusa al propio Duckman”.

“¡No he terminado! – Le cortó, como si le dieran igual sus argumentos – Continuemos... ¡Yolien! A esa la mataste tú, y luego Kevin a su bioandroide. A Dikna... ¡hala, también te la cargaste tú! ¡Dos tantos para el caballero!”

“No tiene gracia, estás frivolizando la situación”.

“¡Continúo! – Volvió a ignorarle – El Silenciador de Halitosis y Luigi, aunque no los llegaste a conocer... Mesa se los cargó a los dos, el mismo día que se cargó a Isabel, mira tú por donde...”

“Ya es suficiente... Capto el mensaje”.

“Pero antes de que Mesa se los cargara, nosotros les habíamos derrotado, es cierto – ya ni se molestaba en hacerle callar. Le habían pedido respuestas y ahora iba a hablar cuanto quisiera – Isabel derrotó a Luigi, y yo al Silenciador de Halitosis. Sí, ¡pero porque estaba quieto y no podía defenderse!”

Fidel hizo una pausa. Esperaba que en ese momento Arturo volviese a cortarle, pero el caballero del fuego ya había abandonado esa actitud, e iba a escucharle todo lo que tuviera que decir.

“Luego parece que mientras íbamos a por Peter, que si te digo la verdad nunca me ha parecido muy de fiar, Andrés se enfrentó a otra persona, y también murió, pero yo por lo menos no sé nada más, así que no puedo entrar en detalles. Pero con Snape ya sí puedo. Vi perfectamente cómo se suicidó después de ser derrotado por Reik. Y desde entonces, hemos tenido diversos encuentros con Jezabel, Mesa y Lardo, pero ninguno ha sido decisivo, aunque me acuerdo perfectamente del ataque combinado entre Reik, Jonyo y tú para derrotar a la teniente. Todavía en aquellos tiempos, pensaba que las cosas tenían solución, que simplemente no había llegado mi momento aún, pero que estaba en la misma línea que vosotros. Hasta que pasó eso”.

“¿Eso?”

“Hasta el día que perdí en los Juegos de Petoria. Alguien sin entrenamiento ni habilidades elementales me arrebató la victoria”.

“No perdiste ese combate porque tu adversario fuera más poderoso que tú. Era un espectáculo, y todos éramos más fuertes que los demás, pero intentamos que fuera un combate justo. Tú te confiaste y bajaste demasiado el nivel. Pero aun así, te recuerdo todos los resultados. Peter ganó, Gabriel se rindió, yo gané, Reik ganó, tú perdiste y Jonyo empató. No fuiste el único que no consiguió la victoria”.

“Gabriel se rindió porque... Bueno, esto es una teoría mía... Creo que tiene un poder que no puede controlar, o que desprecia, no estoy seguro. Por eso siempre intenta evadir el combate y cuando no puede evitarlo, nunca lucha al máximo de sus fuerzas”.

“¿De dónde has sacado esas ideas?”

“No puedo contártelo. De todas formas no estamos aquí para hablar de él. Sí, él se rindió, y Jonyo empató, pero empató porque el collar ya estaba alimentando la energía de Eddy antes de activarse. No era un combate justo. Así que el único que no obtuvo la victoria en igualdad de circunstancias fui yo”.

“Bueno vale, perdiste en un juego estúpido, ¿qué demuestra eso?”

“Y luego un simple campesino manipulado mentalmente estuvo a punto de derrotarme”.

“¿Te refieres a Wancho?”

“¿A quién si no? ¿Conoces a más campesinos que hayan sido manipulados mentalmente y se hayan enfrentado a mí?”

“La persona de la que estás hablando está muerta. Muestra un poco de respeto”.

“Tú lo has dicho. Está muerto. Poco daño puede hacerle lo que diga de él. De todas formas, sólo trataba de mostrarle tal como era, no de menospreciarle. Manipulado o no, fue un rival digno, pero manipulado o no, también era un campesino”.

“El encantamiento de Miss Jewel no era un simple control mental. También era capaz de otorgar poderes especiales a sus víctimas. No puedes verle como una persona cualquiera sin poder alguno. Yo tuve que enfrentarme a Reik y te aseguro que era mucho más fuerte bajo el influjo de esa bruja”.

“Que bien que saques ese tema. Tú te enfrentaste a Reik. Tú te enfrentaste a Mesa. Tú te enfrentaste a Seagram. Tú te enfrentaste al Capitán Lardo. Siempre tú...”

“No me ha gustado nada ese tono. Mis combates no han sido más importantes que los de los demás. Si Peter no hubiera derrotado a JesuCristo yo no habría podido derrotar a Seagram, sin Jonyo y Reik no habríamos derrotado a la teniente en Petoria para después ir a por Mesa y si tú no te hubieras encargado de Wancho yo no habría podido llegar hasta Reik”.

“Yo creo que es mucho más simple que todo eso. Únicamente es que el más fuerte es quien se ocupa de los más fuertes. Lógico, ¿no?”

“Aunque eso sea verdad, no quita el hecho de que...”

“No quita el hecho de que yo soy el más débil”.

Los dos se quedaron en silencio, mirándose fijamente. A Fidel le habían pedido sinceridad, y ahora él estaba exigiendo lo mismo.

“Es cierto que eres es el más débil” dijo finalmente el caballero del fuego.

“Oh, muchas gracias por restregármelo en la cara. No estaba suficientemente hundido ya...”

“No he venido aquí a engañarte, sino a convencerte, y no me has dejado terminar de hablar. Eres es el más débil, pero también eres el más sincero, el más abierto, el más amable, el más...”

“El más tonto” concluyó él.

“Di lo que quieras, pero yo no creo que, aun siendo un poco más débil que los demás, esa sea una diferencia suficiente como para arriesgar tu vida de esta forma. Lo siento pero no lo entiendo”.

“¿Cómo vas a entender tú, Señor SuperGuerrero, cómo me he estado sintiendo todo este tiempo, y cómo me siento todavía? Ver que todos los demás a tu alrededor avanzan, mejoran, evolucionan, y tú te vas quedando atrás. Cómo va apareciendo gente que se supone que está menos preparada que tú, Mireia, El Caballero Negro... Pero que sin embargo te superan completamente. Y saber que tus compañeros, a base de esfuerzo lograrán alcanzarlos y superarlos a ellos y a todos, pero que tú estás destinado a ser un perdedor, un mindundi, un fracasado, porque ese es tu lugar”.

“¿Por eso te fuiste?”

“No. Me fui porque estaba solo. Íbamos en grupo, sí, pero yo estaba solo. Puede que eso sea, efectivamente, un grupo, pero no es un equipo. Cada uno va a lo suyo, lo cual no tiene nada de malo, pero yo no podía seguir ahí, porque lo que yo quería conseguir no era posible continuando con vosotros”.

“No estoy de acuerdo. Puedo entender que no te hayas llevado tan bien como tú quisieras con Jonyo o con Reik, que no confíes en Peter, e incluso que hayas tenido tus diferencias con Gabriel. Uno no siempre está totalmente a gusto. Pero lo que no puedo aceptar es que no hayas recurrido a mí antes de irte dejando un triste mensaje, cuando somos amigos desde pequeños. Te has comportado como un gilipollas todo este tiempo y te lo he estado consintiendo sólo porque pensaba que a pesar de todo, antes de hacer una tontería como esa al menos contarías conmigo, hablarías conmigo. Eso ha sido lo que más me ha dolido de todo, tu completo desprecio a nuestra amistad”.

Hacía ya un rato que la conversación había superado las fuerzas de ambos caballeros, que deseaban no sólo no estar allí, sino que las cosas no hubieran tenido que llegar a ese punto. Pero eso no era posible, y lo único que podían hacer era seguir adelante hasta que uno de los dos terminara con todo aquello. Se miraron a los ojos, rogándose el uno al otro que acabaran con esto de una vez, y a la vez demostrando que ninguno iba a ceder en sus ideas respecto del otro. Finalmente, Fidel desenvainó su espada y trazó una línea en la tierra con ella.

“Tienes razón Arturo, te he fallado. Creo que hemos tocado fondo y es el momento de que todo acabe”.

“¿Vas a… – se le iluminaron los ojos al caballero del fuego – ¿Vas a abandonar tu obsesión por Mesa?”

Durante un instante, el tiempo se detuvo. Fidel sonrió a su amigo, mientras ambos recordaban todos los momentos que habían pasado juntos, pero acto seguido, esa sonrisa desapareció del rostro del caballero de la tierra para siempre.

“A partir de ahora, ya no somos amigos, tan sólo seré un miembro más de ese grupo en el que cada uno busca su propio objetivo, y al igual que respetas a los demás, voy a exigirte que me respetes a mí. La línea que he trazado en el suelo representa la barrera que hay entre nosotros. Si te atreves a cruzar esta línea, te atacaré sin dudarlo un segundo”.

Y sin decir una sola palabra más, Fidel envainó su espada y se marchó volando lentamente.

2 comentarios:

Dani López dijo...

Perfecto xD, por fin la panda de xaxi amigos se enfadan entre si. Habría que decirle al caballero del fuego que no fuese tan prepotente, muy bien que él es el más fuerte de todos y los demás somos como niños a su lado, pero todos somos CABALLEROS y eso nunca se le tiene que olvidar, además es un poco egocéntrico porque vamos, porque los demás no han entrenado más que sino... vamos te juro que escribiría un capítulo donde se le bajen los humos. Es más, ¿el caballero fuego es el lider y los demás sus siervos? Yo no recuerdo saber que el era mi lider.

Espero que los demás entrenamientos hagan que el "llamas" se apague un poco porque vamos...

Jon dijo...

Uy uy uy que mal rollito jajaja. Tengo que decir que el capitulo ha terminado mucho mejor de lo que había empezado, aun así creo que habría que avanzar más en la historia.

Es cierto que eres es el más débil” dijo finalmente el caballero del fuego.
(que eres el más)

Un saludo a todos.