lunes, 17 de septiembre de 2007

Episodio LIV

Hoy no me enrollo, que tengo cine a las 22:40, y no llego, porque a ver quien se fía del circular...

Título: Dual Fight

Tamaño: 8'75

Dedicado a: N/A


PD: Yo tenía algo más que decir, pero se me ha olvidado :p



Episodio LIV

S

hin se observó. Los rasguños de su hombro no eran graves y la herida de la piedra no era profunda, pero estaba completamente mojado. El frío se acumulaba en sus ropas y penetraba en su cuerpo. Estaba claro que no había empezado con buen pie.

“Si me quedo así mucho tiempo me dará la alergia. Tengo que moverme, entrar en calor, secarme, ¡efecto centrifugado!”.

Se lanzó sin pensar contra Bill, que seguía en el arrecife contemplando las estrellas. Sin estar armado más que con sus propios puños, comenzó a golpear a su oponente de arriba abajo, con puñetazos y patadas a diestro y siniestro. No le importaba donde daban sus golpes, tampoco el efecto que causaban. En ese momento su única prioridad era secarse lo más rápido posible.

“¿Qué se supone que haces? Te estoy dejando que me golpees por educación, pero te aviso de que tus esfuerzos están siendo en vano. Ya te he dicho que mi Muro de Hierro es impenetrable. Si no lo has conseguido con esas dagas, ¿qué te hace pensar que tus puños y piernas darán mejor resultado?”

Shin no le escuchaba, se limitaba a seguir golpeando cuantas más veces podía. Sus esfuerzos estaban dando resultado. Empezaba a sudar y le subía la temperatura corporal y el pulso se aceleraba. Estaba ganando tiempo.

“Me estás empezando a hartar”.

En un momento bloqueó todos sus golpes inmovilizándole. Con sus dos manos bloqueó sus dos puños, con una pierna una suya y la otra la dejaron ambos para mantenerse en equilibrio. Como no quedaba nada libre para contraatacar, Bill optó por un cabezazo que abrió una brecha en la frente de su antiguo camarada.

“Te equivocas. Sí que hay algo que puede atravesar tu Tekkai. Es una técnica que empecé a elaborar cuando caíste en manos de Miss Jewel, porque sabía que este día llegaría, el día de enfrentarme a ti y a tu Muro de Hierro. ¡Giri Giri Chop1!”

“¡No!” exclamó y saltó de un acto reflejo.

Movió el brazo a gran velocidad, como si llevará una espada en la mano y asestó un espadazo horizontal al aire. Del movimiento salió una onda expansiva que Bill esquivó por pelos al saltar, pero que cortó el arrecife sin ningún esfuerzo, cayendo el trozo cortado al mar. La onda expansiva continuó avanzando, entró en el agua, separando el agua por donde pasaba, y cortó a un pez que pasaba por allí por la mitad. Finalmente, impactó en el suelo, hizo una grieta y fue perdiendo fuerza según se adentraba en la tierra hasta desvanecerse.

“Fiuuuu, por poco – dijo Bill – Eso me hubiera hecho algo de daño”.

Tras realizar el golpe, Shin dio un fuerte grito mientras apretaba con fuerza el puño y tensaba el brazo con el que había hecho su ataque.

“Vaya, parece que no lo tenías tan perfeccionado como decías. Mover todo el brazo tan rápido y de una forma tan repentina hace que toda la sangre suba hasta la mano, vaciando las venas del brazo e inflando las de la mano hasta el punto casi de estallar, lo que provoca un terrible dolor. Si continuas haciendo ese golpe, tus venas terminarán por estallar, tu brazo se pudrirá entero y tendrán que amputártelo. Sigues en tu línea, adelantando tu derrota. ¡Ríndete de una vez!”

Arturo y Gabriel ya habían derrotado a todos los guardias que vigilaban los alrededores, quedando únicamente en pie aquellos que hacían guardia delante de las chozas.

“Bien, ya hemos hecho lo difícil. Ahora, ¿me vas a contar tu famoso plan para hacer hablar a Miss Jewel?”

“Vaaaale – dijo como si se sintiera obligado – Presta atención. Todo el plan gira en torno a esto”.

Realizó un giro de muñeca y sacó una rosa de color amarillo.

“Ah, una rosa”.

“Exacto”.

“Cómo no…” pensó Arturo para sus adentros.

“Ésta no es una rosa cualquiera. Contiene poderes especiales. La conseguí en nuestro último enfrentamiento con Duckman. Cuando Jonyo liberó el electrizante ataque que nos llevó a la victoria, uno de los rayos que se desviaron del objetivo fue a parar a esta rosa, que en su momento era blanca”.

“¿Y qué hace? ¿Dispara rayos ella también?”

“No, mucho mejor. Esta rosa esta cargada con la electricidad estática de aquel pequeño rayo perdido. Si se la clavo a alguien, quedará paralizado. El problema es que, a parte de que sólo tengo ésta, no he podido experimentar con ella ni sé cuanto duran sus efectos”.

“Creía que los efectos de tus rosas eran perpetuos”.

“No, no lo son, al igual que cuando me saqué sangre yo mismo en casa de la doctora una rosa blanca se tiñó de rojo. En las que ya están teñidas pasa el efecto contrario. El caso más práctico es mi rosa turquesa, la que sirve como somnífero. Una vez clavada en el objetivo, empieza a volverse blanca de nuevo, según va inyectando el somnífero en el cuerpo. Cuando se vuelve blanca del todo, la persona se despierta. En este caso pasa lo mismo, y como es la única rosa que tengo de estas características, desconozco cual será su duración. Tenía pensado pedir a Jonyo que me ayudara a crear unas cuantas más y probarlas con algún animal, pero no hemos tenido tiempo”.

“Entiendo, paralizando a Miss Jewel evitamos que pueda escapar sin hacerla perder el conocimiento, y puedes extorsionarla para que nos de la información”.

“Ése es casi… el plan”.

“¿Casi?”

“Sí, porque una vez que le clavé la rosa amarilla a Miss Jewel, tú la torturarás y la extorsionarás para que nos diga cómo hacer regresar a Reik a la normalidad”.

“¿Yo? Pero si nunca he hecho algo así. Hazlo tú”.

“No te preocupes, seguro que lo haces muy bien. Con el fuego y eso impones mucho más que yo. Además, alguien tendrá que cubrirte. Nada nos asegura que el Capitán Lardo y Reik estén fuera de combate en ese momento. Yo la lanzaré cuando tenga la oportunidad. No podemos permitirnos fallar”.

“Que remedio… Sólo una pregunta, ¿qué pasa si en el tiempo que Miss Jewel esté paralizada no conseguimos la información?”

“Pues… tendremos que improvisar”.

“Ah, entiendo…”

“Pero tú no te preocupes, eso no va a pasar. Ahora tenemos que entrar ahí dentro llamando lo menos posible la atención. Mientras rodeábamos el campamento derrotando a los guardias he tomado nota de la posición de las chozas vigiladas. Son cuatro, pero no puedo saber quien habita en cada una. Lo suyo es que una sea la de Miss Jewel, otra la del Capitán Lardo, la tercera puede que sea de Reik o del chico limpio y aseado que se ha quedado luchando con Bill, pero, teniendo en cuenta que no está aquí, será de Reik. La última no sé de quien puede ser. Dudo que ese tal Wancho tenga una choza vigilada para él, así que guardarán algo importante en ella, seguramente lo que roben del pueblo”.

“¿Y cuál es el plan ahora?”

“No hay plan. Lo que cuenta aquí es la suerte. Al no saber en que choza vive cada uno, tendremos que atacar al azar. Las chozas están lo suficientemente alejadas para que si acertamos a la primera en la de Miss Jewel, podamos usar la rosa al instante y evitar llamar la atención. Si damos con la choza vacía, tendremos otra oportunidad; pero si por un casual nos topamos con Reik o con el Capitán Lardo… más vale que tengamos la espada bien a mano…

“Hala, pues elijo yo, ¡ésa misma!” exclamó y fueron hacia ella con los ojos cerrados y los dedos cruzados.

Con su última frase, Wancho había dejado clara su intención de acabar el combate con aquel golpe. Cargó energía durante unos segundos, y después pasó todos los escarabajos a su brazo derecho, doblando aún más su volumen y quedando el izquierdo desnudo.

“¡Ha sido un placer, caballero, pero el amor siempre triunfa!”

Avanzó con el puño detrás, ganando velocidad poco a poco, para no perder el control de algo tan pesado y de tal volumen, y según avanzaba fue llevando el puño hacia delante hasta acabar pareciendo un misil corriendo hacia su objetivo.

“¡¡¡Hasta nunca!!!”

Wancho golpeó en el objetivo con todas sus fuerzas. La onda expansiva del impacto creó un viento que levantó la tierra y las pequeñas piedras que había en el suelo. Sin embargo, algo no iba bien. A pesar de haber dado en el clavo, alguien estaba oponiendo resistencia al ataque. No podía ver quien era porque la inmensidad de los escarabajos rodeando su brazo era tal que le ocultaba la visión. Tuvo que ordenar a los escarabajos que rompieran filas para ver, entre la nube de polvo, una figura masculina. Estaba en posición receptiva, con los brazos extendidos hacia delante, las manos juntas y los dedos temblando por el impacto del golpe. A pesar de haber separado las piernas y flexionar las rodillas para un mejor aguante, sus pies habían quedado semienterrados. De su cabeza caían algunas gotas de sudor que denotaban el esfuerzo realizado en aquel momento.

“¡Jonyo!” exclamó Fidel desde el suelo.

“Haaa, haaaaa – jadeaba el caballero – ¿Qué hay, Fidel? Vengo a echarte un cable”.

“Vaya, ¿cómo has podido pararlo?”

“Si hicieras flexiones y abdominales como yo en vez de vaguear tanto tú también podrías”.

“No, si yo lo decía por las palmeras de chocolate”.

“Que gracioso…”

“¿O-otro más? – Dijo Wancho – Mejor, así me llevó más mérito”.

“Ven aquí si quieres, conmigo no te resultará tan fácil”.

Wancho volvió a cargar sus dos brazos de escarabajos y se lanzó contra su nuevo oponente.

“Si le enfrento directamente, esos enormes puños cubiertos de escarabajos romperán mi guardia y me destrozará a golpes como ha hecho con Fidel. He de ser más práctico”.

Cerró los ojos y se concentró. Estuvo quieto durante unos segundos, volviendo a abrirlos poco después.

“Mierda, con tanto bicho rondando alrededor de sus brazos no puedo detectar correctamente sus movimientos. Tengo que hacer otra cosa. Probaré con un Lighting Plasma, a ver que pasa”.

“¿Qué te ocurre, caballero? ¿Te ha poseído el miedo y no puedes moverte?”

Cargó unos rayos alrededor de todo su brazo y mantuvo en posición esperando el momento oportuno.

“Yo sólo tuve miedo una vez. Estaba en el instituto, en el último curso. Acababa de salir de un examen del que no había estudiado demasiado. Había durado más de lo debido y la clase ocupó un trozo del recreo. Bajaba corriendo las escaleras, pues mi clase estaba en el tercer piso. En aquellos momentos tuve miedo…”

“¿Tenías miedo de suspender? Que patético, eso explica que hayas acabado así”.

“¡No! ¡Tenía miedo de que se hubieran acabado las palmeras de chocolate en la cafetería! ¡Lighting Plasma!”

Se lanzó hacia Wancho y llevó el puño hacia delante. Por suerte para el caballero, cuando ambos puños se encontraron, los rayos que cubrían el brazo de Jonyo fueron espantando a los escarabajos hasta que los brazos de su oponente volvieron a estar desnudos y enclenques, sin ninguna posibilidad de éxito. El puño de Jonyo, al contrario, continuó abriéndose paso hasta golpear de lleno a Wancho, acompañando el golpe con una buena descarga.

“Fue horrible… aquel día tuve que comprarme una caña…”

Wancho quedó en suelo retorciéndose con todos los escarabajos medio muertos alrededor, y los que quedaban vivos alejándose en el horizonte. Jonyo aprovechó entonces para ir a recoger la espada de Fidel y entregársela a su dueño.

“Toma – dijo clavándola en el suelo – La echarías de menos”.

“Anda, ayúdame a levantarme”.

Jonyo le extendió el brazo y con cuidado, ayudo al caballero a ponerse en pie.

“Vale, pronto se levantará, así que tenemos que aprovechar para atacar ahora que está débil”.

Fidel cerró los ojos y respiró hondo.

“¿A qué has venido, Jonyo?” preguntó en un tono que rozaba la arrogancia.

“¿Cómo? No te entiendo, he dicho que he venido a ayudarte”.

“Eso es exactamente a lo que me refiero, ¿por qué has venido?”

“Ya te lo he dicho, para…”

“Te he oído perfectamente, y te he preguntado por qué has venido. ¿Qué pasa? ¿No confiáis en mí? Creía que había dicho que me encargaba yo.”

“No, hombre, sólo tenía un mal presentimiento”.

“No me vengas con excusas, ¿es que yo no valgo nada en el grupo? ¿Acaso soy el eslabón débil?

“Pero si estás muy débil. Te ha inflado con esos escarabajos”.

“Estoy bien. Tu intervención me ha servido para descansar. Puedo valerme por mí mismo perfectamente”.

“Ey, ey, cálmate. Si te ha molestado que venga, lo siento. Me voy”.

“No, quédate ahí sentado en un árbol y mira como venzo a ese tío sin ayuda de nadie”.

“Pero si están todos quemados, me voy a llenar de hollín y me acabo de duchar”.

“Bueno pues busca una zona limpia, ¿a mí que me cuentas?”

“¿No quieres que te ayude ni cuando caigas desfallecido?”

“Vete ya…”

Amos se sonrieron y Jonyo se fue levitando hasta un árbol cercano con buenas vistas para observar.

“Tócate los huevos… Uno viene a ayudar y se lo agradecen así…”

Fidel movió un poco todos los músculos, hizo crujir sus huesos y agarró su espada. Wancho ya se había recuperado y se puso en pie.

“Eh, ha venido mi compañero y te ha impedido ejecutar tu ataque con libertad. Te pido disculpas. Puede que no te sirva como compensación, pero, veo que aún te quedan algunos escarabajos de esos por ahí volando. Puedes recubrir tu brazo con ellos y darme un golpe. No me resistiré”.

Wancho dudó durante unos segundos en los que mantuvo la mirada con el caballero al que se enfrentaba. Al ver que su rostro permanecía impasible confió en su palabra.

“Como quieras, caballero, por mí encantado”.

Los escarabajos que quedaban se reunieron en su brazo, cubriéndolo con una pequeña película que no alcanzaba si quiera el volumen que tenía cuando repartía todos los escarabajos en los dos brazos. Se lanzó y golpeó a Fidel en la cara. El caballero cayó al suelo sangrando por la nariz.

“Con esto… hemos saldado la cuenta de antes”.

Arturo y Gabriel rodearon la choza elegida. Los guardias estaban hablando de trivialidades y pudieron abordarles desde el techo con mucha facilidad. Con un golpe suave y silencioso, los dos cayeron al suelo. Sigilosamente, regresaron al techo de paja palpando cada milímetro hasta encontrar una zona con menor densidad.

“Aquí…” susurró Arturo señalando con el dedo.

Se llevó el dedo índice a los labios indicando silencio. Con la otra mano extendió tres dedos y fue quitando uno cada varios segundos. Cuando cerró el puño dieron un golpe al techo y entraron en la choza. La luz de la luna entraba por el agujero, iluminando a los dos caballeros, el resto de la choza apenas estaba iluminada por unas cuantas velas.

“Parece que no hay nadie…” dijo Gabriel.

Los caballeros escucharon ruidos procedentes de detrás de una puerta. Se colocaron uno a cada lado y esperaron a que saliera, quien estuviera detrás. A los pocos segundos alguien abrió la puerta, estaba demasiado oscuro tanto como para que le vieran como para ser vistos, así que se mantuvieron en posición, hasta que el individuo descubrió el agujero y la luz de la luna lo descubrió.

“Hay que ver… menos mal que he conseguido que Miss Jewel me de una choza para mí sólo, que pesada se pone... Y ahora un agujero en el techo, parece reciente… ¿quién lo habrá hecho?”

“¡Es el Capitán Lardo!” exclamó Gabriel.

“Eso, tú dilo más alto…”

El Capitán se giró y descubrió a los dos caballeros.

“Vaya, sois vosotros, ¿qué hacéis aquí?”

Arturo y Gabriel desenvainaron su espada y se colocaron en posición.

“Genial, hemos ido a parar a la mejor choza”.

“¡Hombre! – Exclamó con total confianza – Pero si tú eres el de antes, ¡qué rápido te has curado! Me alegro”.

“¡Déjate de tonterías y desenvaina ya!” exclamó Gabriel.

“Jajaja, que gracioso tu amigo, ¿es que no le has contado lo bien que nos lo pasamos la otra vez? ¿Quiere divertirse él también o qué? Venga, decidme, ¿qué os trae por aquí?”

Arturo y Gabriel se miraron. No daban crédito a sus oídos. El Capitán Lardo se negaba a combatir. Estuvieron perplejos durante unos minutos sin saber que hacer hasta que el Capitán les llamó la atención.

“¡Venga! ¡Que es para hoy!”

“Eh, esto… – dijo Arturo – Veníamos buscando la choza de Miss Jewel, pero no sabíamos en cual de las cuatro que están vigiladas se encontraba ella, así que probamos al azar y llegamos aquí”.

“Anda, así que se trata de eso, pues no os preocupéis. Estamos aquí para ayudar. Hacemos un trato, yo os digo cual es la choza de Miss Jewel y vosotros me dejáis descansar, ¿vale?”

“Pero…esto…”

“Ni pero ni nada – dijo empujándoles suavemente hacia la puerta – Si para cuando la liéis ya tendré que estar por ahí, así que creo que me merezco un descanso. Miss Jewel esta en la choza más cercana al altar de sacrificios, en aquella dirección”.

Abrió la puerta y les indicó el camino.

“¡Hala! ¡A seguir bien!” dijo y les cerró la puerta en las narices.

“¿Tú has pasado por lo mismo que yo?” le dijo Gabriel a su compañero.

“Mejor no digas nada. Anda, vamos a por Miss Jewel” respondió y ambos avanzaron a través del lugar.

En la playa, Shin aún se resentía del dolor de su brazo, aunque ya empezaba a aminorar.

“Desde luego, el día que naciste debió pasar una mala estrella. – dijo Bill – Tienes alergia al frío, tu pueblo ha sido tiranizado durante años, cuando se libera lo conquista Mi Señora y se adueña de todos los habitantes, tu querida princesa desaparece y estas a punto de morir a manos de alguien que antaño fue de tus mejores amigos”.

“Muchas gracias, yo ya sé mis problemas y mi situación, no hace falta que me las recuerdes”.

“Creo que va siendo hora de acabar con esto. Puede que creas que con el Corte al Límite puedas derrotarme, pero primero tendrías que acertar. Además, teniendo en cuenta que no lo has perfeccionado, aunque me aciertes no me causará demasiado daño teniendo activado el Muro de Hierro. Está más que claro que no tienes ninguna posibilidad, y sería muy cruel por mi parte dejarte sufriendo, así que prepárate a morir”.

“Tal vez… – jadeaba Shin – Ésa sea la impresión que te doy… Tal vez… tengas parte de razón… Pero te aseguro… ¡que todo eso va a cambiar!”

Lanzó un fuerte grito al aire y su cuerpo comenzó a cambiar. Primero aumento un poco de tamaño y la camiseta estalló dejando el pecho al aire libre. Los vaqueros, al contrario, resistieron el ensanche. Todo su cuerpo se cubrió de pelo negro, sus brazos y piernas se convirtieron patas con afiladas garras en sus extremos. Sus dientes se alargaron hasta volverse grandes colmillos capaces de arrancar cualquier cosa a su paso. Una cola negra surgió en su parte trasera y una vez transformado se puso a cuatro patas.

“Anda, así que eres un Zoan, una persona capaz de convertirse en un animal. Y te has convertido en un… lobo con vaqueros. Vi uno parecido en una serie de dibujos animados cuando era pequeño, sólo que tenía un par de cicatrices que lo hacían más temible. Ahora en serio, ¿crees que por ser una bestia tienes alguna posibilidad más?”

Shin comenzó a correr a su alrededor a gran velocidad, resultando difícil seguirle a simple vista. Tras unos pocos minutos, frenó de repente.

“Ya estoy seco” pensó.

Volvió a dar vueltas alrededor de su oponente, esta vez en sentido contrario, a una velocidad aún mayor.

“No puedo seguirle…”

De pronto notó que algo penetraba en su interior y una gota de sangre le salpicó en la cara. El lobo estaba clavando sus largos y afilados colmillos en su hombro desde detrás, apoyando las garras en su propia espalda, y abriendo lo más posible la boca para cubrir la mayor área posible.

“¿Qué demonios…?”

“Te voy a enseñar yo lo que puede hacer un lobo con vaqueros” pensaba Shin mientras clavaba hondos sus colmillos en el hombro de Bill.



Giri Giri Chop = Corte al límite




3 comentarios:

Anónimo dijo...

El capitulo ha estado muy bien sobretodo por los momentos graciosos jeje entre las palmeras de chocolate y el lardo es que es la polla, weno a seguir escribiendo = de rapido que lo haces ahora.
sus brazos y piernas se convirtieron patas con afiladas garras en sus extremos(en patas)
habia encontardo dos fallos mas pero le he vuelto a dar a comentario y ya no se donde estan pero eran solo ortograficos
Un saludo a todos

Anónimo dijo...

Este episodio se me a echo bastante corto. y kiero mas :P
esto lo e enkontrado por ay en medio aki te lo dejo:
"Amos se sonrieron y Jonyo se fue levitando hasta un árbol cercano con buenas vistas para observar"
kreo ek la primera palabra es un ambos, o eso o que tengo buena falta de cultura gramatical, lo cual no me extrañaria nada viendo mi istorial de profesores y de compañeros en mi educacion secundaria, (no os sintais identifikados ke no va por vosotros, akellas personas saben kienes son), bueno kontinua eskribiendo y ya me avisas kaudo salga el sigiente
*SUSO*

Anónimo dijo...

Bueno bueno bueno... los cambates ya han empezado =DDDDD Y QUIERO MÁS!!!!!!! jejeje, a ver con que se tienen que enfrentr los caballeros ahora y cual será el próximo combate?