domingo, 30 de septiembre de 2007

Episodio LV

Hola de nuevo ^^ En primer lugar pedir disculpas por este "pequeño" retraso, uno de los combates se me estaba atravesando, pero ya he conseguido salir adelante. No podía despedir las vacaciones sin publicar. "Mañana, a clase" No pensaba esa frase desde el 9 de Mayo xD y parecía que nunca volvería a decirla, pero ya llegó, mañana empiezo 1º de ADE (y vuelvo a tener abono transportes después de 7 años). En cuanto a cómo afectará mi ingreso a la Universidad a la novela, decir que no se notará. Mi horario es bastante ligerito, y no hay exámenes hasta Febrero, así q con calma xD, además, mi cuadernillo de apuntes me acompaña siempre, nunca se sabe cuando te va a venir una idea a la cabeza. Lo que iba a decir la vez anterior que se me olvidó... se me ha vuelto a olvidar... (joder si esta mañana me acordaba) pero vamos, que no era nada importante, cuando me acuerde lo pongo. Y otra cosa que tengo que empezar a hacer es la Guía de la novela, para entender por qué he puesto cada cosa, que a ver quien se acuerda dentro de unos años...

Título: N/A

Tamaño: 8'4

Dedicado a : N/A


Episodio LV

A

l mismo tiempo que clavaba sus colmillos profundamente en el hombro de su rival, Shin le clavó también sus garras en la espalda, sin ninguna piedad. Tras mantener la posición durante unos segundos, notó que el herido empezaba a flaquear, se soltó y Bill cayó de rodillas con una mano en el hombro.

“Por muy rápido y fuerte que sea, ¿llega hasta tal punto que pueda atravesar mi Muro de Hierro?”.

Shin volvió a atacar con un placaje. Bill aprovechó y trató de cerrarle la mandíbula ejerciendo presión con ambos brazos, después le lanzó por los aires y calló de pie.

“Mírate, te acabas de transformar y ya estás jadeando. Mantener ese aspecto debe gastar mucha energía, energía que no tienes. Sólo tengo que aguantar hasta que vuelvas a tu estado normal para poder rematarte”.

Shin gruñó.

“Ni siquiera puedes hablar. Aunque así es mejor. No podrás perder el tiempo hablando”.

El lobo se lanzó de nuevo al ataque con aquel comentario. Bill esperó al momento oportuno y cuando se acercó lo suficiente le asestó una patada en la mandíbula desde abajo, cerrándole la boca con el golpe y fracturándole algunos colmillos al mismo tiempo. A pesar de todo, al caer, Shin se impulsó con sus patas traseras y dio un saltó hacia el rostro de Bill con las garras al frente. Su oponente intentó evitarlo sujetándoselas pero no pudo evitar que le hiciera unos cuantos cortes en las mejillas.

“Está bien – dijo cuando pudo quitarse a la bestia de encima – te mostraré la técnica que Miss Jewel me impidió usar contra el caballero del hielo”.

Miss Jewel paseaba alegre por su choza. Alguien la observaba desde el exterior sin que se diera cuenta. Iba de un lado a otro encendiendo velas, colocando incienso, decorando lo mejor que podía. Después fue a la habitación, se tumbó en la cama y comenzó a ensayar diferentes posturas sexys.

“Esta noche cae, ¡seguro!”

Sacó su pintalabios especial y comprobó que la barra andaba algo baja.

“Oh, me estoy quedando sin pintalabios. He de fabricar más cuanto antes, no me puedo arriesgar a que mi caza definitiva se vaya a pique por esto”.

Abandonó el dormitorio y fue a la cocina. Allí preparó un pequeño cazo con agua y esperó a que hirviese. Después dejó ver su anillo con la prominente piedra preciosa de color rojo. La colocó sobre el cazo de agua hirviendo. La persona que observaba desde fuera prestaba en ese momento la mayor atención. El vapor del agua hirviendo actuó sobre la piedra debilitando su estructura hasta que un minúsculo trozo cayó sobre al agua, volviendo la solución de un rojo intenso. Entonces Miss Jewel sacó una cuchara y comenzó a remover con suavidad. La mezcla cogió mayor densidad y fue volviéndose más espesa. Continuó removiendo hasta que notó que le costaba un gran es fuerzo físico seguir haciéndolo. En ese momento, quitó la mezcla del fuego y la dejó reposar.

“Bien, ya está. En cuánto coja consistencia lo pondré en la barra de pintalabios. Esta noche, ¡El Capitán Lardo será uno más bajo mis órdenes, y yo la mujer más poderosa sobre la faz de la tierra! ¡Wajajajajaja!”

La persona que observaba desde fuera sonrió.

“Nadie sabrá nunca que la única forma de liberarse de mi sello del beso es…”

En ese momento Gabriel y Arturo irrumpieron en la choza por el techo como lo habían hecho poco antes de la del Capitán Lardo, rodearon a la mujer, desenvainaron su espada y apuntaron a su cuerpo.

“¡¿Qué clase de injuria es ésta?! ¡¿Cómo demonios habéis llegado hasta aquí?!”

“Regla número uno, aquí las preguntas las hacemos nosotros” dijo Arturo.

“Regla número dos, no quieras saber cómo hemos llegado hasta aquí” dijo Gabriel.

“¡Esto os costará la vida! ¡A mí los guardias!”

“No te esfuerces, ya nos hemos encargado de ellos – dijo Gabriel – Todos duermen plácidamente”.

“¡No puede ser!”

“Bien, ahora vas a contestar a unas preguntas, y si te niegas a contestar… ¡te cortaremos en pedacitos!”

Alguien rompió la ventana de una patada desde el exterior y entró a través de ella.

“¡¿Se puede saber qué hacéis aquí?! ¡Estaba a punto de hablar! ¡Y lo habéis fastidiado!”

“Mi-Mireia – dijo Arturo – ¿qué haces tú aquí? ¿No estabas desmayada?”

“Es ella… – suspiró Gabriel – Es tan bella… Ha venido por mí”.

“¡No es el momento, Gabriel!” exclamó Arturo bastante molesto.

“Gracias por preocuparte, caballero, pero hace ya bastante tiempo que me desperté, ¡y hubiera conseguido una valiosa información de no ser por vuestra presencia!”.

“¿De qué hablas?”

“Oh… es tan bella…” se oía murmurar a Gabriel.

“¡Vosotros! ¡Dejad de discutir! – Exclamó Miss Jewel – ¡La única que tiene derecho a gritar aquí soy yo! ¡Yo soy el centro de atención! ¡A mí los guardias!”

“No te esfuerces – dijo Arturo – Ya nos encargamos de ellos antes de venir aquí. Todos duermen plácidamente”.

“¡No! ¡Es imposible!”

Miss Jewel se asomó a las ventanas de su choza y miró por los alrededores buscando a sus subordinados. Hasta donde le alcanzaba la vista, lo único que veían sus ojos eran cuerpos tirados en el suelo.

“¿Cómo os habéis atrevido? ¡Lo pagaréis con la vida! ¡Ridley, ven a mí!”

“Si preguntas por el dragón, aunque parezca imposible, ese tipo que parece un pastel andante le dejó fuera de combate. Tampoco vendrá”.

“Vosotros… vosotros… ¡¡¡¡Os mataré!!!!” gritó con todas sus fuerzas.

“¿Algún problema, Mi Señora?” dijo una voz.

Escuchar aquella voz hizo que el caballero de la rosa volviera a poner los pies en la tierra. Observó su figura, alto, erguido, con el cigarro que le caracterizaba, y la marca de labios brillando en su frente.

“Has tardado mucho en llegar, Reik” dijo Gabriel.

“Mira lo que ha pasado por tu culpa, caballero” dijo Mireia.

“No, por la tuya – replicó Arturo – ¿a quién se le ocurre ponerse a gritar como una histérica?”

“¡¿Histérica?! Mira, porque tengo que irme, que si no te daba una buena” dijo y se marchó por donde había venido.

“Y ahora se va…”

“Bueno, nosotros hemos venido a otra cosa” dijo Gabriel mirando a Reik.

“¡Reik! Estos caballeros han intentado atentar contra mi vida, y lo que es peor, contra mi intimidad, seguro que querían hacerme cosas raras”.

Reik no la escuchaba, se limitaba a sonreír mientras la marca de labios brillaba más y más.

“Reik, ¿me escuchas? Te estoy hablando”.

La marca de labios llegó a su punto culminante y Reik empezó a reír a la vez que desprendía toda su energía creando un viento destructor. Los caballeros tuvieron que cubrirse ante el aluvión de objetos que volaban contra las paredes, pero Miss Jewel no tuvo tanta suerte y el viento la empujó a ella contra la pared. Tras esto, Reik lanzó una onda de choque cuya fuerza derrumbó la choza, sobre todos los que estaban en ella. Sobre los escombros asomaba Miss Jewel, algo sucia por el accidente.

“¡Reik! ¡¿Pero qué has hecho?! Mi pintala…” comenzó pero se detuvo cuando se dio cuenta de lo que iba a decir.

Arturo y Gabriel no tardaron en aparecer, quitándose de encima unos enormes trozos de pared.

“Parece que no sólo ha aumentado su fuerza, también su agresividad” dijo Arturo

“Esa marca de labios debe ser un catalizador de odio” Gabriel.

“Sí, y ahora nos toca enfrentarnos a él”.

El derrumbamiento provocó que los pocos subordinados que quedaban conscientes y el Capitán Lardo hicieran acto de presencia.

“¿Qué ha pasado?” preguntó el Capitán Lardo haciéndose el loco.

“¡Mi amor! ¡Mira lo que han hecho estos impresentables!”

“Si es que… menuda vergüenza”.

“Será…” pensó Gabriel mirándole de reojo.

“Déjalo, aunque contarás la verdad nadie te creería – dijo Arturo – Centrémonos… en Reik”.

Tras el ataque, Wancho retiró los escarabajos de su brazo y les otorgó la libertad.

“Buah, quedan tan pocos que ya no merecen la pena. Tu amigo ha echado a perder una de mis armas más valiosas, agradéceselo, debido a ello durarás un poco más, pero no te ilusiones, no mucho más, tengo muchos más bichos para acabar contigo, ¡wajajajaja!”

“Deja de hablar y ven ya con lo que sea”.

Wancho recubrió su cuerpo con unos pequeños bichitos de color blanco.

“¿Hormigas blancas? Nunca las había visto, pero es mejor así. Esos bichos son inofensivos”.

Wancho se lanzó al ataque, con su típica sonrisa de psicópata. Optó por un simple puñetazo sin importancia, por lo que Fidel se cubrió con el antebrazo sin problemas. En el momento del impacto, el caballero escuchó un sonido de desgarro y un fuerte dolor en el antebrazo con el que había bloqueado el golpe. Retiró el brazo con un acto seguido y examinó la parte dañada. Diminutos trozos de carne habían sido arrancados y uno de aquellos bichitos aún rondaba por su brazo.

“¡¿Qué mierdas son estas hormigas blancas?! – exclamó quitando el que faltaba de un manotazo – Se querían zampar mi brazo”.

“¿Hormigas blancas? Jajaja, son termitas, imbécil, deberías dar gracias de tener brazo todavía. Estos adorables insectos devoran todo a su paso, incluso la celulosa. Dime, ¿cómo vas a atacarme ahora? ¡Wajajajaja!”

“Jijiji – sonrió como un niño – Pues a distancia”.

Lanzó unas pequeñas bolas de energía contra Wancho, quien se quedó quieto esperando que las termitas le protegieran. Para su sorpresa, al llegar las bolas, huyeron despavoridas y las bolas impactaron en el objetivo, causándole golpes y leves quemaduras, para finalmente hacerle caer al suelo.

“¿Qué ha pasado? ¿Po-por qué se han i-ido?” tartamudeó desde el suelo.

“Las termitas son fotosensibles negativistas – dijo Jonyo desde el árbol – Vamos, que huyen de la luz. Deberías informarte de los bichos que usas para evitar cosas como éstas”.

“No importa, tengo muchos más bichos esperando por tener la oportunidad de acabar contigo”.

Un grupo de luciérnagas se reunieron alrededor del rostro del caballero y se iluminaron cegándole por completo.

“Ah, ¡no veo!”

Wancho aprovechó y se lanzó al ataque con las manos desnudas, pero para su sorpresa, su ataque fue bloqueado y devuelto con un puñetazo del caballero.

“¿Qué ha pasado? Te he cegado para algo, ¿cómo has sabido que iba hacia ti?”

“Aparte de porque era obvio – dijo Fidel mientras abría los ojos poco a poco – porque me quedan otros cuatro sentidos para captarte, ¡y mi oído sigue siendo excelente!”

“Ah, si es por eso, tengo la solución”.

Una jauría de cigarras cubrió la zona y empezaron a emitir un canto ensordecedor. Fidel, incapaz de soportarlo, se llevó las manos a los oídos.

“¡¿Qué ruido es éste?!”

“Wajajaja, anulados tus oídos… ¡atacad de nuevo, luciérnagas!”

Un pequeño grupo de luciérnagas volvió a reunirse en torno a la cabeza del caballero y se iluminaron cegándole. Wancho aprovechó y le dio unos cuantos golpes con los brazos desnudos.

“La verdad es que el tío se lo está currando” comentó Jonyo.

“Haaaa, haaaaaa, si no hago algo rápido me terminará venciendo – pensó Fidel – A ver, si yo fuera Arturo o Jonyo usaría el fuego o el rayo para barrer a todos esos bichos de un soplo, pero como no lo soy tendré que pensar en otra cosa”.

“¡Wajajajaja! ¡¿Por qué no nos haces un favor a todos y te rindes?!”

Fidel no contestó, se apoyó en un árbol y vio a un escarabajo posado en el tronco.

“¡Ya lo tengo!” pensó.

“Venga, ¿a qué esperas?”

“Una pregunta – dijo señalando al escarabajo – ¿puedes decirme cómo se llama el bicho éste?”

“¿Quieres morir sabio? Es un escarabajo alce”

“¡Cuernos, ya sé de donde le viene el nombre!”

Jonyo y Wancho se quedaron de piedra ante aquel chiste tan malo, sin saber qué decir en un momento tan humillante.

“¿Y éste?” preguntó al ver a otro escarabajo similar en otro árbol.

“Eso, eso… – Wancho aún no se había recuperado del primer chiste – es un escarabajo atlas”.

“Pues muy cartográfico no lo veo yo”.

Viendo el extraordinario efecto que tenían sus chistes, empezó a preguntar sobre todos los tipos de bichos que había a su alrededor.

“¿Éste qué es?”

“Una cigarrilla”.

“¿Y su marido? ¿Se ha ido a por tabaco?”.

Aquél chiste sí hundió a los dos oyentes en lo más profundo de sí mismos.

“¿Y éste de de aquí?”

“Un grillo doméstico”.

“Pues déjamelo, a ver si nos barre el castillo o nos friega los platos”.

“Para por favor…” dijo Wancho.

“¿Y ése de allí?”

“Un escarabajo rino”.

“Pues parece un abrelatas, ¡hoy cenamos fabada!”

“Para por favor…” dijo Jonyo.

“¿Y aquél?”

“Una mariposa tigre, ya que sus alas son amarillas y negras”.

“Siempre es mejor que un tigre mariposa”.

“¡¡¡¡¡¡¡¡Para de una vez!!!!!!!!”

Wancho llamó a todos sus bichos, sin importar la especie, la clase o el tipo, y empezaron a cubrir su cuerpo. Cuando lo cubrieron del todo, siguieron viniendo más y más bichos, haciendo la silueta más grande. La criatura crecía y crecía, y los bichos continuaron llegando. Jonyo tuvo que abandonar el árbol sobre el que se encontraba e irse a uno más alto para contemplar el gran tamaño del ser que estaba creándose. Finalmente, se formó un auténtico gigante hecho de bichos con la forma del pueblerino. En el centro de aquel abominable ser, Wancho asomaba la cabeza sonriendo.

“¡¡¡Wajajajaja!!! ¡Vas a pagar todas las ofensas a mis adorables insectos! ¡Esto se acabó para ti!”.

El monstruo hecho de bichos avanzó hacia Fidel. El caballero, algo cohibido ante aquella bestia por su grima hacia los insectos, se retrasó unos metros y lanzó varias bolas de energía contra el monstruo, que ni se esforzó en evitarlas. Al impactar, mataron a los insectos contra los que habían chocado, que se fueron cayendo de la estructura.

“Jejeje, por muy grande que seas, sigues siendo un montón de bichos débiles e insignificantes”.

A los pocos segundos, otro pequeño grupo de insectos emergieron de la tierra y suplieron los puestos que había tras el ataque del caballero.

“¿Tú crees? – Dijo Wancho con arrogancia – Por muchos insectos que mates, seguirán viniendo más y más, su población es inmensa, casi infinita. En un kilómetro cuadrado puede haber más insectos viviendo que humanos en cualquier ciudad, no tienes ninguna oportunidad”.

“Genial… ¿Y ahora qué?”

Shin, aún con los grandes poderes que le otorgaba su forma de bestia, no pudo evitar estremecerse al oír aquella oración.

“¿De qué técnica estará hablando? – Pensó – Da igual, no puedo darle tiempo a utilizarla.

Decidido, y también algo desesperado, se lanzó al ataque. Su oponente le esperaba quieto y con una mano a la espalda.

“Pero antes de utilizarla, debo conseguir que recuperes tu aspecto habitual para lograr unos mejores resultados…” pensó Bill mientras sostenía algo con fuerza a su espalda.

Shin se lanzó directamente a la yugular, pretendiendo acabar con esto de un solo golpe. Con la mano que tenía al descubierto, su oponente logró contener al lobo y evitar daños mayores, quedándose todo en un mordisco en el cuello. Sin embargo, el lobo no se rendía e intentaba dar un mordisco mayor. De repente notó un fuerte pinchazo y cesaron sus hostilidades.

“La reconoces, ¿verdad? Es una de las dagas con las que me atacaste antes. Ahora está clavada en tu lomo, y no podrás quitártela a menos que recuperes tu aspecto normal”.

Mientras decía esas palabras, la marca de labios en su frente adquirió un brillo fuera de lo común.

Shin se retiró unos pasos atrás, intentó sacarse la daga moviendo su cuerpo, pero lo único que conseguía era aumentar su dolor.

“No te esfuerces, te he atravesado un pulmón. Si no haces algo rápido tu problema no será el combate, sino el oxígeno”.

Acorralado, no tuvo más remedio que volver a adoptar su forma humana y quitarse la daga de la espalda, que salió completamente llena de sangre.

“En agradecimiento a tu gesto de volver a tu aspecto normal, no atacaré a tu herida”.

“Muy amable por tu parte, pero no necesito tu piedad”.

“No te la estoy dando, es que si no el combate sería demasiado desigual. Lo comprobarás en cuanto veas mi próximo ataque”.

Bill se lanzó al ataque contra un oponente débil e indefenso que empezaba a darlo todo por perdido. Para su sorpresa, Bill nada más que le dio unos suaves pero certeros golpes por el pecho que apenas causaron un segundo de dolor, y después se retiró.

“¿Qué mierda de golpes son estos?”

“Je, mira bien tu pecho”.

Shin se observó, las zonas golpeadas por su adversario adquirieron un tono más rojo, impropio de la carne humana en estado normal.

“¿Qué has hecho?”

“He roto tus vasos sanguíneos sin llegar a ellos. Ahora la sangre que llevaban se derramará por todo tu cuerpo, tus órganos y músculos nunca recibirán el oxígeno que transportaban esas venas e irás perdiendo movilidad, como si te durmieran, hasta dormirte tú, para siempre. Ya sabes que soy un amante de la higiene y la limpieza. Por eso utilizo esta técnica y el Muro de Hierro, para que mi enemigo no pueda mancharme con su sangre ni verter una sola gota de la mía, ¡jajajaja!”

“¿Cuánto tiempo me queda?”

“Hombre, apenas te he hecho nada. Aún tienes salvación, pero contando los golpes que te voy a dar a partir de ahora, no creo que puedas moverte durante más de dos o tres minutos”.

“¡Pues tendré que acabar contigo en ese tiempo!”



PD: En el próximo, se acaban (al fin xD) estos dos combates

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ha estado muy bien el capitulo aunque mejorable porque el combate interesante es el de gabriel y arturo contra reik que es donde se van a ver las mejoras de los caballeros y de sus debilidades espero que el proximo salga sin retraso .
��Y �ste de de aqu�?�(solo un de)
Un saludo a todos

Anónimo dijo...

Siento el retraso del comentario, es que estra de vacas puede conmigo xD, por cierto espero que la uni este bien,pero que nunca olvides los amigos del instituto, va??? ^^

El episodio muuuuuuu bueno, ya empieza lo que mas me interesaba xDDDDD, a ver cuando se termina mi combate o_0

Anónimo dijo...

ey aber si gano ya eh?
jejeje weno algun xiste me ha exo gracia cn otros merecias ke te matara xd jeje weno un saludo

Wancho

Anónimo dijo...

Despues de tanto tiempo, retorno lo que otra vez, la ultima abandonde temporalmente espero no repetir esta mala acción, continuare con lo que me queda mas adelante, que le tengo gusanillo a la istoria
**suso**